Burundi acusó a Zaire de complicidad con los rebeldes hutus, que cuentan con santuarios en ese país vecino para atacar objetivos en territorio burundiano.
"La mayoría de los asaltantes que regularmente atacan Burundi proceden de Zaire y tienen la complicidad de las autoridades de (la oriental provincia de) Kivú del Sur", aseguró el coronel Isaie Niyibizi, director general del Ministerio de Defensa y portavoz militar.
El gobierno de Burundi anunció una ofensiva para aplastar a las milicias hutus luego que los insurgentes realizaran esta semana incursiones sobre aldeas del sudeste del país. También se comprometió a tomar medidas para contener la creciente violencia entre la mayoritaria etnia hutu y la minoría tutsi.
El gabinete resolvió desarmar a todas las milicias civiles e imponer el toque de queda de las 21.00 hasta las 05.00 horas, y dispuso el aumento de los recursos reservados al ejército, al que exige el mejoramiento de su disciplina.
El ejército, en el que predominan los tutsis, ha sido acusado de la matanza de civiles hutus en los desórdenes que siguieron al asesinato en octubre de 1993 del entonces presidente Melchior Ndadaye.
La muerte del hutu Ndadaye, el primer presidente burundiano surgido de elecciones, desencadenó la violencia étnica, y 100.000 personas fueron asesinadas desde aquel momento.
Divisiones internas debilitan al gobierno de coalición conformado en octubre de 1994 por el Frente por la Democracia, que responde a los hutus, y la tutsi Union para el Progreso Nacional.
Los hutus creen que el verdadero poder reside en el ejército, que no puede ser controlado por el gobierno.
La coalición gobernante descartó la posibilidad de negociar con los grupos rebeldes, entre los que se destacan las Fuerzas por la Defensa de la Democracia, encabezadas por el ex ministro del Interior Leonard Nyangoma.
La negociación fue propuesta por la comunidad internacional y solicitada posteriormente por el ex presidente tanzano Julius Nyerere, que llegó el miércoles a Bujumbura para ofrecer sus oficios de paz.
El visitante destacó ante el parlamento burundiano que "la solución de los problemas de Burundi debe ser política, y no militar. No creo que la paz se logre con más muertes".
Nyerere fue uno de los promotores de la reunión internacional celebrada el mes último en Túnez para discutir la inestabilidad de la región de los Grandes Lagos de Africa central.
El encuentro de Túnez, patrocinado también por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, sucedió a la conferencia celebrada hacia noviembre en El Cairo con idéntica agenda.
El gobierno de Burundi se comprometió en Túnez a combatir las ideas extremistas entre hutus y tutsis y organizar un debate nacional acerca del odio étnico y el papel del ejército.
Tras aceptar esas propuestas, el gobierno rechazó el proyecto de despliegue de tropas de la Organización de Naciones Unidas, una iniciativa orientada a proteger al personal de las agencias de asistencia presentes en Burundi.
Varias organizaciones internacionales abandonaron Burundi a causa de la crónica inseguridad, y algunos países occidentales suspendieron su ayuda por el mismo motivo.
La conferencia de Túnez no tuvo impacto en la situación de Burundi. La matanza de civiles, los saqueos, la destrucción de propiedades y el robo de ganado continuaron en varias zonas del país.
El ejército y bandas armadas se enfrentaron el martes y el miércoles en la sudocciental provincia de Rutana, de acuerdo con información oficial.
El gobernador de Rutana, Leonidas Hakizimana, dijo que hutus armados atacaron la localidad de Gitanga desde la última semana, destruyendo oicinas públicas, un banco y el único centro de salud del lugar. (FIN/IPS/tra-en/jbk/jm/kb/ff/ip/96)