BRASIL: Masacres por falta de espacio en un vasto país

En Brasil, uno de los territorios nacionales más extensos del mundo, se repiten tragedias, como la masacre de este miércoles, por un motivo parádojico, la falta de espacio.

Los campesinos muertos por la Policía Militar en Eldorado de Carajas, municipio del norteño estado de Pará, son las más reciente víctimas de una vieja lucha por "un pedazo de tierra", en un país que tiene 370 millones de hectáreas cultivables improductivas.

Los conflictos más trágicos por la tierra ocurren, paradójicamente, en los lugares de más baja densidad demográfica, en un país que tiene sólo 18 habitantes por kilómetro cuadrado, uno de los índices más bajos del mundo.

Eldorado de Carajas, en la Amazonia oriental, es parte de una de las más violentas áreas del país, con inmensos latifundios sin producción, mientras los "sin tierra" viven en casuchas miserables.

En agosto del año pasado, la masacre tuvo lugar en Corumbiara, en el estado de Rondonia, otra area amazónica tambien escasamente poblada y donde teóricamente sobra espacio, donde murieron 10 campesinos y dos policías.

Los nombres de lugares que se hicieron sinónimo de masacres en Brasil se multiplicaron en los ultimos años. Además de los municipios rurales, como Corumbiara y Eldorado de Carajas, nombres "urbanos" como Candelaria, Vigario Geral y Carandiru recuerdan matanzas practicadas por la policía.

Candelaria, una iglesia y plaza de Rio de Janeiro, es conocida, desde el 23 de julio de 1993, por la masacre en que murieron ocho niños de la calle.

El juicio de los homicidas empezará el 29 de abril, pero militantes de derechos humanos, como la abogada Cristina Leonardo, temen que no se condene a los culpables, como ocurrió tras otras masacres.

Esta impunidad favorece la violencia: los asesinatos de niños y adolescentes abandonados serían cotidianos en las regiones metropolitanas de Brasil.

Vigario Geral es una favela (barrio marginado) de Rio de Janeiro, donde tambien en 1993, luego de Candelaria, policías mataron a 21 pobladores.

En las favelas falta espacio y la gente vive hacinada, amontonada en pequeñas áreas, en peligrosas cuestas o pantanos, por no tener acceso a tierras que sobran en los campos y ciudades. Además, los conflictos entre narcotraficantes y policía les deja cada vez menos espacio.

Carandiru es simbolo de la masacre de otro tipo de gente: los 130.000 presos de Brasil. Sus rebeliones se suceden en un promedio de tres cada mes, principalmente porque el número de presos equivale al doble de la capacidad o espacio disponible de las cárceles.

En Carandiru, el presidio más grande y famoso de Sao Paulo, la policía puso fin a un intento de motín en 1992, matando a 111 presos indefensos que se habían rendido. No hubo castigo aún para los responsables.

La nueva masacre de campesinos sin tierra agrava la situación de Brasil en materia de violación de derechos humanos. Es dificil explicar al mundo la imposibilidad de asentar a 32.000 familias que viven en campamentos precarios, a la espera de la reforma agraria prometida hace más de 30 años.

El gobernador del estado de Pará, Almir Gabriel, acusó al Movimiento de los Sin Tierra (MST) de tener responsabilidad en los hechos, por su "radicalización e intolerancia".

"Desde abril del año pasado teníamos información de que se estaban armando en aquella área, con armas artesanales e industriales", dijo en una entrevista en la mañana de este jueves en Belem, capital de Pará.

Pero Gabriel atribuyó toda la culpa de las muertes al error del coronel que dirigió la operación, que "se desequilibró" e incumplio la orientación de "desobstruir la carretera, pero sin recurrir a la violencia".

La policía dijo que los sin tierra "tiraron primero", pero eso no explica cómo los muertos -oficialmente 19- son todos campesinos.

Gustavo Filho, dirigente del MST acusó a la policía de haber tirado cuando los campesinos ya habían aceptado despejar la carretera que bloqueaban, reclamando la reforma agraria.

Más allá de los casos concretos, falta voluntad política para hacer la reforma agraria, incluso dentro de las "metas extremadamente tímidas" del gobierno, que es de asentar 280.000 familias en cuatro años, sentenció la Confederacion Nacional de Trabajadores en la Agricultura. (FIN/IPS/mo/dm/dv-hd-ip/96)

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