Tras una requisa en el penal argentino de Sierra Chica, centro de la crisis carcelaria que se extendió por ocho días a 17 prisiones del país, la justicia informó hoy que hay siete internos desaparecidos que podrían haber sido ultimados durante el motín.
El juez Eduardo Moreno admitió que además de un recluso que falleció el sábado por heridas de arma blanca, se presume que hay otros siete muertos, por lo que se ordenaron pericias en la carnicería y en los hornos de la panadería del penal, situado en la provincia de Buenos Aires.
La justicia deberá evaluar en los próximos días quiénes fueron los responsables de los eventuales crímenes y destrozos, varios ocurridos en el penal desde que comenzó el motín el 30 de marzo, tras un intento de fuga.
Moreno informó además que se incautaron unas 150 facas -un tipo de arma blanca casera- y una pistola con la que se amenazaba a los 17 rehenes, liberados este domingo en perfecto estado de salud.
Se tomó nota de destrozos de todo tipo en los distintos pabellones y de un túnel de un metro de diámetro que alcanzó 20 metros de profundidad a pesar de que la base de la prisión de Sierra Chica fue construída de granito.
El resto de los penales que se sumaron al movimiento fueron deponiendo su actitud una vez conocida la solución de la crisis en Sierra Chica.
Como parte del acuerdo realizado por las autoridades de la provincia de Buenos Aires, 12 prisioneros de Sierra Chica, entre los que estarían los cabecillas del motín, fueron trasladados a una cárcel de la capital argentina, bajo fuero federal, al mismo tiempo que se liberó a los rehenes.
Los demás puntos del petitorio de los rebeldes, que hacían referencia a la reducción del período de prisión de los procesados sin condena, la rebaja de los montos de las fianzas a mejores condiciones de reclusión están siendo estudiados por una comisión de legisladores y funcionarios. (FIN/IPS/mv/dg/ip/96)
