A medida que los trabajadores africanos ven descender su nivel de vida y disminuir sus empleos -y los gobiernos prestan mayor atención a las exigencias de las empresas que a los problemas del trabajo-, algunos sindicatos del continente parecen modificar sus estrategias.
Junto a las prácticas tradicionales de las protestas y las huelgas, las organizaciones han puesto mayor énfasis en la investigación a fin de afinar su lucha y evitar la erosión de las conquistas logradas por el movimiento sindical en las décadas de 1960 y 1970.
El Congreso de Sindicatos de Zimbabwe (ZCTU) forma parte de esa tendencia. Las protestas tradicionales no consiguieron que el gobierno aplicara un primer programa de ajuste económico estructural (ESAP I) en el quinquenio 1991-96, pero ahora está cambiando su táctica.
"La experiencia nos ha enseñado que la crítica al programa, aunque esencial, no es suficiente", dijo a IPS el secretario general del ZCTU, Morgan Tsvangirayi.
"Debemos adoptar una postura activa, por eso creamos un equipo para estudiar la cuestión y proponer soluciones alternativas al ESAP, especialmente en el momento en que se acerca la segunda fase, que comenzará este año", informó Tsvangirayi.
Los resultados del trabajo han sido recogidos en una publicación titulada "Más allá del SAP", que ha servido de base a una tarea de presión realizada por los dirigentes sindicales ante los gobernantes para convencerles de tomar en serio sus recomendaciones.
"Hemos cambiado nuestra táctica, comprometiéndonos en el debate y el diálogo con el gobierno, logrando de éste una respuesta muy positiva", agregó el secretario del ZCTU.
Eso no significa el abandono de las viejas campañas. El sindicato realizó este sábado una demostración previa al Día Internacional del Trabajo en la ciudad de Gweru, y prepara una manifestación para el 1 de Mayo en Harare.
También los sindicatos de Sudáfrica preparan una demostración de fuerza. El Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU), que es la más grande federación de trabajadores del país, con más de un millón de afiliados, ha convocado a un día de huelga nacional el 30 de abril.
El COSATU ha prometido no retroceder hasta que el Partido Nacional y el Partido Democrático, que tienen históricos vínculos con el gran empresariado, retiren sus exigencias de incluir en la nueva constitución -actualmente en fase de negociación- una norma que autoriza el lock-out patronal en caso de huelga.
El gobernante Congreso Nacional Africano, que encabezó la lucha contra el apartheid, dio inicialmente su apoyo a la acción del COSATU, exhortando a "todos los sudafricanos amantes de la libertad" a respaldar la protesta, pero luego matizó ese apoyo diciendo que sólo apoyaba la huelga "en principio".
El portavoz del COSATU, Joe Williams, dijo que los trabajadores marcharán este martes hacia el Parlamento, en Pretoria, para entregar un memorándum a los líderes del Partido Nacional y del Partido Democrático, y que las acciones siguientes serán anunciadas el 1 de Mayo.
La organización sindical podría proclamar en esa oportunidad su oposición a esos aspectos de la nueva constitución, cuya votación parlamentaria está prevista para el 8 de mayo.
Los sindicatos de Kenia están menos avanzados que sus colegas de Africa meridional, pero son conscientes de los efectos que su propio SAP ha causado en los trabajadores, y de los peligros que sus afiliados enfrentan por la debilidad del gobierno ante los empleadores.
La capacidad de los sindicatos kenianos para defender los derechos de los trabajadores se ve entorpecida por su alineamiento político con el Estado y con el partido gobernante, la Unión Nacional Africana de Kenia (KANU), según expresó Patrick Onyango, del Centro por los Derechos Sindicales.
Los sindicatos de Kenia están agrupados en la Organización Central de Sindicatos, cuyos estatutos la vinculan explícitamente con el gobierno y la KANU, estipulando que ambos deben estar representados en su dirección. (FIN/IPS/tra-en/lmn/lm/nrn/jf/kb/arl/lb/96)
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