Luego del período de bonanza que vivieron los países cafeteros de la América Central, la caída de los precios del grano en el mercado internacional ha colocado a los pequeños y medianos productores ante la disyuntiva de salir del negocio o perecer.
El presidente de la Asociación de Productores Cafetaleros de Renacimiento, Eofilio Gómez, afirmó que de persistir los bajos precios del grano alrededor de 10 por ciento de los 3.000 caficultores de la provincia panameña de Chiriquí se verán forzados a dejar el negocio.
Chiriquí aporta más del 90 por ciento de los alrededor de 150.000 sacos de café de "altura" que Panamá destina cada año a la exportación.
En 1995, gracias a los altos precios que se pagaron en el mercado internacional, el café se constituyó en el segundo rubro de exportación agrícola del país, con más de 26 millones de dólares.
Gómez explicó que a inicios de 1995, cuando los precios en el mercado internacional llegaron hasta 246 dólares el saco de 60 kilogramos, el torrefactor local pagaba ocho dólares por cada lata de café en cereza de 15 kilogramos "que dejaba una ganancia razonable al productor".
Sin embargo, actualmente los torrefactores sólo pagan cuatro dólares la lata, "alegando un bajón en el precio internacional", lo cual "no alcanza ni para cubrir los costos de los créditos bancarios, fertilizantes, pesticidas y la mano de obra", subrayó.
Indicó que los indígenas que recogen el café tienen una cuota fija de 1,25 dólares la lata, independientemente del precio que reciba el productor del torrefactor, y que en caso contrario "se van para la montaña".
El café panameño se cotiza actualmente en alrededor de 122 dólares el saco en los mercados tradicionales de este país, como lo son Alemania, Finlandia, Noruega, España, Canadá, Estados Unidos y los países árabes.
Otro productor consultado por IPS dijo que "es más rentable vender las fincas y poner el dinero a plazo fijo en un banco que vivir en esta zozobra o trabajar para el intermediario".
Veinte compañias torrefactoras son las que manejan el negocio de procesamiento y exportación, así como el abastecimiento del mercado local, que consume unos 75.000 sacos anuales.
El torrefactor José Sittón afirmó que también los torrefactores son víctimas de grandes compañías que controlan el mercado mundial.
En 1995 los exportadores pusieron en el mercado mundial 4,8 millones de sacos menos que en 1994, cuando se comercializaron 86,6 millones de sacos, y a pesar de ello, los precios volvieron a bajar, señaló Sittón.
Tras señalar que los precios actúan al margen de la voluntad de los exportadores locales "porque el café está controlado por las grandes empresas mundiales" comercializadoras, Sittón dijo que el sobreabastecimiento que se prevé para la actual zafra "afectará a todos los productores" a nivel mundial.
A finales de enero la Asociación de Países Productores de Café (APC) decidió en Londres mantener la retención de 20 por ciento de la producción a partir de junio de 1996 con el fin de forzar una estabilidad en los precios.
La medida es similar a otra adoptada por la APC en junio de 1995, cuando los precios comenzaron a caer luego de la bonanza de inicios de ese año.
Sin embargo, Gómez advirtió que a nivel local las cosas no pueden esperar tanto. "Si no conseguimos un precio estable con los terrefactores, tendremos que convertirnos en procesadores y exportadores del grano o perecer".
Desde mediados de 1995, la Federación Nacional de Pequeños Productores de Café tiene un proyecto para fundar una planta procesadora con el fin de "alcanzar la independencia y una mayor influencia en la industria", indicó el presidente de ese organismo, Gilberto Ortega.
No obstante ello, la actual situación del mercado mundial amenaza con romper el eslabón más débil de la cadena cafetalera panameña, lo cual alejaría del negocio a más de 300 familias, con casi medio siglo de experiencia en el cultivo y dejaría sin sustento a unos 2.000 recolectores. (FIN/IPS/sh/dg/dv/96).