Japón reclamó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que deje de depender económicamente de Estados Unidos y que deje de funcionar a la sombra del país norteamericano.
El embajador de Japón ante la ONU, Hisashi Owada, dijo a otros delegados que los recursos financieros del organismo mundial no deberían proceder de un solo país en forma excesiva, ni aún de un número limitado de naciones.
Owada sostuvo ante el grupo de trabajo que procura soluciones a la crisis financiera del cuerpo mundial que esto lo haría "demasiado vulnerable a los riesgos ineludibles que ocasiona la inestabilidad de los países en los pagos".
Estados Unidos es actualmente el principal contribuyente individual de la ONU, pues solventa 25 por ciento de su presupuesto anual. Pero, al mismo tiempo, es el principal deudor del organismo, porque le debe aproximadamente 1.300 millones de dólares.
Las deudas del país norteamericano constituyen la causa primordial de la crisis financiera de la ONU, que hasta el momento provocó despidos, medidas de austeridad y hasta amenazas de cierre temporario.
La crisis "llevó a la ONU al límite de la insolvencia", dijo el secretario general de la organización, Boutros Boutros-Ghali. "El cuerpo es totalmente dependiente de los aportes de efectivo de los países miembros para operar con liquidez", explicó.
Este cálculo se basa en la capacidad real de pago de los países. La Asamblea General de la ONU fijó un máximo de 25 por ciento para los aportes individuales al presupuesto y un mínimo de 0,001 por ciento, cantidad que es pagada por la mayoría de los países en desarrollo.
Japón paga 15,43 por ciento del presupuesto total, seguido por Alemania, con 9,4 por ciento, Gran Bretaña, con 5,31 por ciento, e Italia, con 5,19 por ciento.
Al proponer que se estudie el eventual abatimiento del "techo" de las contribuciones de 25 a entre 15 y 20 por ciento el presupuesto, Owada manifestó ideas similares a las expuestas el mes pasado por Boutros-Ghali.
"La escala de contribuciones debería reflejar la realidad económica y política actual" de cada uno de los 185 países que integran la ONU y contribuir a que sea "un instrumento de todas las naciones", dijo el secretario general.
El Congreso de Estados Unidos ha postergado reiteradamente los pagos a la ONU y sus agencias.
Cuando el Partido Republicano obtuvo la mayoría en el Poder Legislativo en noviembre de 1994, se embarcó en una campaña para retrasar sus contribuciones al cuerpo mundial.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Madeleine Albright, dijo este lunes que el gobierno de Bill Clinton reclamará al Congreso la aprobación de un plan de pago de las deudas a la ONU en cinco años.
Albright también informó que Washington pedirá a la Asamblea General que reduzca su cuota en el presupuesto de 25 a 20 por ciento.
"Como resultado, tendremos un sistema de financiamiento más equitativo y fidedigno. Esto también aseguraría ante la ciudadanía estadounidense nuestro continuo liderazgo en la prosecución de una ONU más efectiva, que funcione a costos más reducidos y con un presupuesto balanceado", agregó.
Albright sostuvo que la mayoría de los legisladores de Estados Unidos quieren pagar la deuda a pesar de que existen algunos que nunca darán su voto al respaldo financiero de la ONU.
La diplomática aprovechó la oportunidad para allanar los temores existentes en el Congreso acerca del establecimiento de un eventual impuesto internacional dirigido a solucionar la crisis financiera del organismo.
"La ONU no constituye una amenaza a nuestra Constitución y no tiene poder impositivo sobre el país. No tiene autoridad para enredarnos en conflictos externos. Y, a pesar de las fantasías de algunos, no bajarán de helicópteros negros en medio de la noche para robarnos los muebles", ironizó. (FIN/IPS/tra-en/td/sw/mj/ip if/96)