Las mujeres de los países islámicos y cristianos han visto cómo su fé ha sido transformada en doctrinas que reprimen al género, pero mientras la resistencia política al fundamentalismo es considerada esencial, el secularismo total podría no ser la respuesta más sencilla.
No obstante, analistas creen que el ascenso de fuerzas políticas cristianas e islámicas ha impuesto nuevas restricciones a las mujeres que van más allá de la presión del cambio legislativo, en especial donde las influencias radicales son profundas en las comunidades locales.
En Polonia, por ejemplo, los valores católicos sobre el aborto se han generalizado tanto que las farmacias, aún cuando no existen prohibiciones legales, se rehúsan a vender anticonceptivos, señaló en Varsovia la socióloga Kalina Randell.
Un nuevo empuje de los conceptos católicos del "pecado original" y la depravación del hombre, y en especial de la mujer, ha resultado en Polonia en la prohibición no declarada de la sexualidad femenina.
Otro elemento a tener en cuenta es que en países islámicos como Turquía, el respeto de los valores tradicionales otorga a la mujer un lugar destacado en su comunidad, lo cual es vivido como una forma de liberación, señalaron expertas en un seminario sobre mujeres y religión fundamentalista realizado recientemente en Estambul.
Es por esto que se hace necesario "compender en mayor profundidad los motivos de la participación de las mujeres en los movimientos islámicos", subrayó la socióloga turca Aynur Ilyasoglu.
El amplia participación de las mujeres aseguró en Turquía el reciente triunfo electoral del fundamentalista Partido de la Prosperidad (RP).
En Argelia, las mujeres y las jóvenes han sido asesinadas por radicales islámicos por su "falta" de obediencia de las reglas de una versión particular de la doctrina islámica "tradicional".
Pero incluso las mujeres activistas admiten que las mujeres se consideran en una mejor posición bajo la "protección" del Islam.
"El uso del velo en Argelia garantiza a la mujer una identidad única que nunca antes había experimentado", observó Caroline Brac, argelina residente en París.
Una joven que un día se cubre con el velo, de pronto se convierte en la dueña de casa y gana un lugar dignificado en su hogar y en el vecindario, dijo Brac a IPS.
Muchas mujeres que viven según pautas sociales seculares tradicionales y represivas, consideran los privilegios de un estatuto mejorado, aunque sólo sea en el ámbito doméstico, como una forma de liberación.
Este es el caso de la experiencia del RP en Turquía, señaló Ilyasoglu. A pesar de la alta participación femenina en su campaña electoral, la liberación que planteó para sus mujeres tuvo sus límites. Ninguna mujer fue incluida en las hojas de votación del partido. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/lp/pr/96)
