Una ley que debatirá el Congreso mexicano para autorizar los casinos está generando una polémica sobre sus ventajas económicas y riesgos en materia de seguridad.
Mientras, los magnates de la apuesta, así como funcionarios y expertos que los apoyan, aguardan una pronta sanción otros analistas y un ex ministro del ramo la ven como perjudicial.
Con ingresos anuales de 6.000 millones de dólares, el turismo es la segunda fuente de divisas tras el monopolio estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que aporta 16.000 millones.
Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Turismo en el sexenio gubernamental concluido en diciembre de 1994, calificó de sofisma el argumento de que los casinos traerán más visitantes a México.
En reciente entrevista al semanario Proceso dijo que México atrae turismo por múltiples razones y lo seguirá haciendo, ya que sin casinos se ubica entre los 13 primeros destinos del mundo.
Además del clima benigno, confortable hotelería, sitios arqueológicos, ciudades modernas y poblaciones con reminiscencias coloniales, mencionó las vastas y hermosas playas sobre los océanos Atlántico y Pacífico.
Para Coldwell es un error ingenuo emular a Las Vegas, gran centro de juego y turismo del estado de Nevada, suroeste de Estados Unidos, "ya que se trata de un caso único en el mundo".
"Las Vegas es una amalgama extraordinariamente exitosa y completamente irrepetible de dos factores: el deseo de viaje y aventura asociado a la pasión de las apuestas", dijo.
La sucesora de Coldwell al frente del Ministerio de Turismo, Silvia Hernández, es en cambio ferviente promotora de la ley.
Según Proceso uno de los empresarios más ricos de América Latina, el mexicano Carlos Hank Rohn, al frente de una decena de magnates ligados a los avatares del mundo del azar, sería uno de los principales concesionarios de los nuevos casinos.
Hank Rohn es hijo del viejo politico y empresario Carlos Hank González -según el cual "un político pobre es un pobre político"- y se halla estrechamente ligado, como su padre, al sistema institucional imperante hace 70 años.
Controla ya el ambiente de centros de juego o "books" próximos a la frontera con Estados Unidos, donde se apuesta a las carreras de varios hipódromos y galgódromos.
Tanto el padre como el hijo del clan Hank son vinculados de modo insistente en los medios de prensa al sexenio del presidente Carlos Salinas (1988-1994), así como a negociados, hechos de sangre y otros ilícitos ocurridos durante su transcurso.
La ministra Hernández aseguró que "desde el punto de vista turístico los casinos vendrían a complementar y a hacer más competitivo a México como destino turístico".
Ahora la iniciativa pasó a estudio de las secretarías de Hacienda (economía) y de Gobernación (interior), cuyo dictamen favorable se considera un hecho.
La consultora económica transnacional Ciemex-WEFA, con sede matriz en Estados Unidos y especializada en estudios sobre México, estimó que cada casino dejaría en promedio ingresos anuales por 200 millones de dólares.
Al mismo tiempo calculó que una sola máquina tragamonedas dejaría una ganancia promedio de más de 73.000 dólares al año.
Considerando el plan gubernamental la consultora previó que en cinco años el monto de las apuestas en los futuros casinos ascendería a una suma próxima a los 2.000 millones de dólares. El estado percibiría, mediante un gravamen de 15 por ciento, cerca de 300 millones de dólares anuales.
La iniciativa oficial prevé que los casinos sólo se permitan en destinos turísticos seleccionados y que parte de los fondos generados se usen en actividades de promoción, beneficencia pública y obras en favor de las comunidades donde se instalen.
El derechista Partido Acción Nacional (PAN), principal fuerza opositora, adelantó su apoyo crítico al proyecto a través de su diputado Rodolfo Elizondo, quien dijo sin embargo que "no urge" y que "requerirá estrictas reglamentaciones".
Alertó acerca de riesgos derivados del impacto social en lo relativo a adicciones, lavado de dinero, crimen y prostitución.
A su vez Luis Lorenzano, experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostuvo que el tema trasciende lo turístico y lo económico para afectar la escala global de los valores comunitarios.
En diálogo con IPS, Lorenzano dijo que "hay una inmoralidad intrínseca en los juegos de azar, que comienza por la pérdida diseñada de quienes participan en ellos, así como por la falaz ilusión de que es un buen camino buscar la prosperidad en golpes de suerte en lugar de labrarla con el esfuerzo y la previsión".
El experto en ciencias sociales subrayó que en torno a los juegas de azar, como ocurre notoriamente en Las Vegas, "proliferan y medran las mafias de todo tipo, con las previsibles consecuencias" delictivas.
"Los ingresos previstos no compensan los males que puede llegar a generar", concluyó. (FIN/IPS/emv/dg/if-pr/96)