La Cordillera de los Andes, que concentra los picos más altos y fríos de América del Sur, ya no es el mayor obstáculo para enlazar a Chile con sus vecinos en una unión de destinos como la que soñara el general José de San Martín hace casi dos siglos.
Hoy, las dificultades surgen del diferente ritmo de desarrollo económico, lo que esta semana podría derivar en el fracaso de las tratativas para un acuerdo de libre comercio entre Chile y los cuatro países miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur): Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Los representantes de las partes inauguraron este martes en Buenos Aires la tercera ronda de negociaciones en menos de cuatro meses, destinada exclusivamente a limar las diferencias que impiden llegar a un acuerdo comercial satisfactorio para todos.
Pero esta vez las negociaciones se realizan contra reloj. El 31 de marzo vencen los acuerdos de preferencias que tiene Chile con cada uno de los miembros del bloque y si ese día no se suma como socio pierde todas las ventajas, por lo que deberá competir en iguales condiciones que el país más alejado del Mercosur.
Hasta ahora, la tradicional diferencia que impidió a Chile ser miembro pleno del bloque fue el nivel arancelario. Mientras el Mercosur tiene una franja de aranceles externos comunes que va de cero a 20 por ciento, Chile tiene un único arancel de 11 por ciento, que aún tiende a bajar.
No obstante, ante la alternativa de perder el trato privilegiado que ya se prorrogó por más de un año y tener que empezar a pagar el arancel externo común del Mercosur, Chile se avino a negociar un acuerdo de libre comercio que contemple excepciones indefinidamente, o al menos por muchos años.
Así lo exigen los productores agropecuarios chilenos, que vaticinan caídas en los precios superiores a 10 por ciento si se someten a la competencia con Argentina.
El problema radica en que se trata justamente de productos agropecuarios de ambos países que compiten por el mercado brasileño: carnes, harina de trigo, aceites, cereales, vino y arroz.
Y además, no sólo Argentina se opone a proteger el campo chileno a expensas del suyo.
Los demás socios del bloque consideran que el acuerdo entre Chile y el Mercosur es un precedente para la negociación de una zona de libre comercio con la Unión Europea y si se muestra flexibilidad con el vecino, será difícil mantenerse firme con el bloque europeo.
Los empresarios argentinos animan al gobierno a dejar caer las ventajas comerciales chilenas si ese país no acepta adaptarse a las condiciones de los socios.
Ante este panorama, fuentes de la cancillería argentina evaluaban este martes la posibilidad de ceder en un plazo largo no muy definido para la adecuación de Chile.
A cambio, Argentina se beneficiaría con la apertura de nuevos pasos fronterizos que le darían una salida al océano Pacifíco, que equivale a una entrada más directa a los lejanos mercados del sudeste asiático y del oeste de Estados Unidos.
Este fenómeno otorga mayor atractivo al Mercosur, que se manifiesta hasta ahora como el bloque comercial mas dinámico de América Latina a los ojos de inversores extranjeros.
Además, si se integran como socios, los chilenos estarían más dispuestos a eliminar barreras sanitarias a las frutas, que hoy imponen a los integrantes del bloque.
Todos estos elementos deben ser evaluados por las partes a la hora de determinar si se firma o no la zona de libre comercio.
Por el momento, el sueño de San Martín, que cruzó la cordillera de los Andes para liberar a Chile del dominio español y sumarla al proyecto de una "Patria Grande", parece un camino lleno de escollos. (FIN/IPS/mv/ag/if/96)