Las elecciones generales y andaluzas comenzaron hoy en España con normalidad y gran afluencia de votantes, habiéndose registrado incidentes de cierta importancia sólo en el País Vasco.
A las 14 hora local, tras cinco horas de votación, ya lo había hecho el 40,1 por ciento de las 32 millones de personas habilitadas para hacerlo. A esa misma hora, en las anteriores elecciones generales (1993) había votado el 41,2 por ciento, el 1,1 por ciento más que hoy.
Las presidencias y vocalías de las mesas electorales fueron designadas por sorteo por la Junta Electoral, que depende del poder judicial. Los ciudadanos designados para esos cargos tienen la obligación de asumirlos y sólo quedan exceptuados quienes presenten con anterioridad certificados médicos que acrediten la imposibilidad de hacerlo, bajo pena de multa.
La policía vigila fuera de los recintos habilitados para la votación, por lo general edificios de enseñanza. Los agentes de seguridad sólo pueden entrar a éstos sin son llamados por la presidencia de una mesa, y siempre a las órdenes de ésta.
Por primera vez en la historia de España, las Fuerzas Armadas no cumplen tareas de seguridad y vigilancia del proceso electoral, que está a cargo sólo de la policía.
En el País Vasco, se produjo un incidente al concurrir a votar en su distrito Xavier Arzalluz, presidente del moderado Partido Nacionalista Vasco, gobernante en aquella región.
Al ver que tras la mesa donde debía depositar su voto había sido colocado un gran cartel con fotografías de presos de la organización separatista Eta y leyendas alusivas a ellos, Arzalluz reclamó al presidente de mesa. ste suspendió la votación, consultó a la Junta Electoral y ordenó a la policía que retirase el cartel y que hiciese salir a las personas que vistieran camisetas o llevaran otros signos de propaganda política.
Una vez cumplida esa orden, Arzalluz depositó su voto y se reanudó la votación con normalidad. También en el País Vasco, apoderados y simpatizantes de HB increparon al dirigente socialista y ex ministro de Justicia, Enrique Múgica, conocido por su activa militancia contra la dictadura franquista (1939-75), cuando éste se disponía a depositar su voto.
El hermano de Múgica, Fernando, un histórico del socialismo aunque ya estaba apartado de la militancia, fue muerto por Eta en el pasado febrero de un balazo en la nuca, mientras caminaba sólo, desarmado y sin custodia por las calles de San Sebastián, su ciudad de residencia y trabajo.
Enrique Múgica, al ser increpado con alusiones a su difunto hermano, se enfrentó a quienes lo hacían y, según recogió la televisión local, les señaló que no respetaba a los delincuentes, en alusión al apoyo que HB explicita hacia Eta, sus presos y sus atentados. (Fin/td).
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