El rumbo tomado por la campaña electoral en Estados Unidos desató un suspiro de alivio colectivo en las juntas directivas de las grandes corporaciones, amenazadas la semana pasada por el mayor brote de populismo anti-corporativo de la historia.
El senador Bob Dole parece haber contenido la amenaza del populista Patrick Buchanan en su carrera por la candidatura de los republicanos para las elecciones presidenciales de noviembre.
Este martes Dole se perfiló como favorito en las elecciones primarias de su partido en ocho estados, situándose con una cómoda ventaja sobre el empresario Steven Forbes y Buchanan, en votaciones que pusieron en juego a 259 delegados en un total de 966.
Mientras, el presidente Bill Clinton tomó distancia de algunos asesores que proponían nuevas leyes para aumentar la responsabilidad de los grandes empresarios respecto de sus empleados y sus comunidades.
En un discurso político pronunciado esta semana en Michigan, Clinton limitó sus referencias al asunto a exhortaciones morales. Además, instó a los congresistas a aumentar el salario mínimo nacional y a las grandes corporaciones a garantizar "la justicia y la decencia en el lugar de trabajo".
"Exhorto a los empleadores estadounidenses a prestar atención a aquellas cosas que fortalecen la familia, y traen a las personas éxito en su trabajo y en su hogar", dijo Clinton, aunque no ofreció ninguna iniciativa legal para alcanzar ese objetivo.
El discurso confirmó que, pese a los recientes ataques de Buchanan y algunos sectores de la prensa a las grandes corporaciones, Clinton no tiene intenciones de buscarse otro Wall Street durante su campaña por la reelección.
También pareció corroborar que, al menos por ahora, la lucha dentro de la Casa Blanca entre los dos "Bobs" -el secretario de Trabajo, Robert Reich, y el secretario del Tesoro, Robert Rubin-, tiene por ganador a Rubin.
El ataque de Buchanan al mundo de los grandes negocios, alimentado por despidos masivos en grandes corporaciones, dominó la atención desde que Buchanan se impuso sobre Dole en las primarias de New Hampshire, el mes pasado.
La semana pasada los medios estadounidenses se centraron en las peripecias de las "clases ansiosas" -un término acuñado tres años atrás por el secretario de Trabajo para referirse a los integrantes de la clase media afectados por el estancamiento de los salarios y la reducción de las corporaciones.
El propio Reich alabó a Buchanan por dar un lugar central al tema de los salarios, y declaró al diario Christian Science Monitor que "es el primer republicano en reconocer que se trata de la cuestión económica central que ahora enfrenta el país".
En los últimos 20 años, el salario promedio en Estados Unidos cayó alrededor de tres por ciento. Los aumentos en los ingresos de los hogares en el período se registraron principalmente en el 20 por ciento de mejor posición, convirtiendo la brecha entre ricos y pobres en la mayor del mundo industrializado.
Mientras, Wall Street ha florecido, y los salarios de los ejecutivos se han disparado.
Incluso Dole, quien ha intentado basar su campaña en su carácter y experiencia legislativa mád que en su visión económica, se vio forzado a reconocer públicamente la aparente paradoja que alimentaba la campaña de Buchanan, diciendo que "las ganancias de las corporaciones están superando sus límites, al igual que los despidos".
Algunos demócratas se apresuraron a tomar lo que consideraron una oportunidad para impulsar medidas planteadas largo tiempo atrás.
Con el respaldo de algunos asesores de Clinton, Reich había propuesto que las corporaciones capacitaran a los trabajadores y compartieran las ganancias, en franca contradicción con la filosofía neoliberal de Clinton y buena parte de los republicanos.
Pero Clinton aclaró el lunes que no está listo para ir tan lejos. Además de mantener la idea de elevar el salario mínimo, ahora en el nivel más bajo en cuatro décadas, recurrió a su plataforma de 1992, centrada en una atención más amplia de la salud y mayor inversión en educación.
Fuentes de la Casa Blanca indicaron que Clinton ha optado por un enfoque moral, y planifica una serie de visitas a corporaciones que destinan parte de sus recursos a la capacitación de los trabajadores y les brindan beneficios, incluyendo participación en las acciones.
Una línea más dura, según las fuentes, arriesga el alejamiento del centro político y del dinero de las corporaciones, el cual, tras el retroceso de Buchanan, inundará los cofres de la campaña de Dole. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/lp/ip/96)