La tensión que provocaron en Israel los atentados suicidas atribuidos al movimiento radical islámico Hamas impide que un dirigente del grupo arrestado en Estados Unidos reciba un juicio de extradición justo, según sus defensores.
El palestino Mousa Abu Marzook, a cargo de la oficina política de Hamas, fue detenido por el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos el 25 de julio de 1995. Su respaldo al proceso de paz en Medio Oriente en disidencia con el resto de la organización islámica es notorio.
Aunque no fue acusado de ningún delito en Estados Unidos, Marzook permanece en prisión sin derecho a fianza. Los fiscales del juicio que comenzó este lunes procuran su extradición a Israel, donde se planea acusarlo de varios crímenes.
Una serie de atentados con explosivos perpetrados por terroristas suicidas, atribuidos al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y a otros grupos radicales, provocaron 62 muertes y condenas públicas en todo el mundo.
Hamas es acusado por dos ataques en Jerusalén y uno en Ashkelón. El cuarto atentado, en un centro comercial de Tel Aviv, fue atribuido a otro grupo, la Jihad Islámica.
Marzook vivió legalmente en el estado de Virginia, Estados Unidos, los 14 años previos al arresto. Su abogado, Stanley Cohen, dijo que el arresto refleja la decisión política ilegal de perseguir a Hamas por su oposición al proceso de paz en Medio Oriente.
El rechazo del derecho a fianza es parte de una campaña política para neutralizar a Hamas, según Cohen.
"No creo que Abu Marzook tenga una posibilidad en un millón de tener un juicio justo en una corte estadounidense", afirmó el abogado.
Marzook no permanece detenido en su carácter de líder político de Hamas, aunque el grupo fue incluido por el presidente Bill Clinton incluyó en una lista de 11 organizaciones terroristas en enero de 1995.
El dirigente es uno de las alrededor de 200 personas que fueron detenidas en Estados Unidos como paso previo a la extradición a otro país.
De todos modos, Cohen argumenta que el caso de Marzook es único pues, por primera vez, el país norteamericano procura extraditarlo no sobre la base de algún delito que haya cometido sino por su vínculo con una organización involucrada en crímenes.
El caso provocó preocupación entre grupos musulmanes y árabes residentes en Estados Unidos, que lo asumieron como una cuestión de derechos cívicos.
"Creemos que este episodio tiene un componente político. No somos muy optimistas", dijo Khalil Jahshan, presidente de la Asociación Nacional de Arabes Estadounidenses, con sede en Washington.
Jahshan manifestó que las autoridades de Estados Unidos deberían arrestar a Marzook si tuvieran alguna razón para creer que cometió crímenes concretos, pero no perseguirlo sobre la base de su vínculo con Hamas.
"Si este hombre cometió algún crimen en Estados Unidos, creo que existen suficientes leyes en los libros para acusarlo", sostuvo.
El dilema es que Marzook no tiene conexión con las Brigadas Qassim, una estructura perteneciente a Hamas, o a ningún otro grupo vinculado con actividades terroristas.
En cambio, Marzook es reconocido por su prédica dentro de Hamas para que la organización coopere con el actual proceso de paz en Cisjordania y Gaza, a pesar de la oposición del grupo al acuerdo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1993.
En junio de 1995, el dirigente fue expulsado de Jordania luego de que propuso que Hamas participara en las elecciones celebradas en Palestina en enero de este año. El grupo radical boicoteó las elecciones, que fueron ganadas ampliamente por la OLP y su presidente, Yasser Arafat.
Pero las autoridades de Israel están convencidas de que Marzook es un integrante clave de Hamas y, por lo tanto, pidió su arresto a Washington.
Antes de los recientes atentados, que conmovieron a Israel y casi provocan el colapso del proceso de paz, las posibilidades de Marzook de lograr un juicio justo en la Corte del Distrito de Nueva York se anularon, según Cohen.
"Los ataques envenenaron la atmósfera y no ayudan para nada en el caso", argumentó el abogado.
A pesar de que negó en reiteradas oportunidades tener conexión alguna con los terroristas, Marzook intentó calmar las tensiones desde su celda desde que se quebró un período de paz de seis meses cuando miembros de Hamas pretendieron vengar el asesinato en enero del líder militar Yahya Ayyash.
Marzook pidió hace dos semanas a "todas las partes" involucradas detener el asesinato de civiles y reafirmó su apoyo a un proceso de paz que podría garantizar derechos plenos a todos los palestinos.
Pero Kahshan dijo que el comunicado emitido por el dirigente tuvo poco efecto. "Creo que existe una seria división entre las alas política y militar de Hamas", afirmó.
Otros líderes se resisten a considerar el caso por temor a que se los acuse de defender a Hamas. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/mj/ip/96)