La campaña para la elección el 19 de mayo de nuevo presidente de Ecuador se caracteriza por la crisis de los partidos políticos, que han perdido credibilidad ante la población, coinciden los comentaristas.
Por primera vez en la historia del país, candidatos independientes disputan con posibilidades ciertas las preferencias de los electores, un hecho que demostraria la presencia de "una crisis ideológica y partidista", a juicio del analista económico Angel Espinoza.
La postulación del ex conductor de televisión Freddy Ehlers, segundo en las encuestas, "es apoyada por organizaciones indígenas e industriales, y por grupos religiosos como el Opus Dei e incluso por el movimiento guerrillero Alfaro Vive Carajo", señaló Espinoza.
"Es decir, la ultraizquierda mezclada con la ultraderecha", apuntó.
Para algunos, la brecha entre izquierdas y derechas es ahora invisible, y los discursos se concentran entonces en cuestiones de interés general y consenso comprobado, como la ecología, el turismo, la salud, la seguridad pública y la lucha contra la corrupción.
"Las políticas económicas presentadas por los candidatos varían en muy pocas cosas", dijo Espinoza. Todos los aspirantes aseguran que controlarán la inflación, mejorarán el reparto de los recursos presupuestales, reducirán el tamaño del Estado, atraerán la inversión foránea y alentarán la producción nacional.
Cuatro de los nueve candidatos a la presidencia pertenecen a movimientos independientes y cinco a partidos organizados.
Jaime Nebot, del derechista Partido Social Cristiano (PSC) encabeza las encuestas con 32 por ciento de las preferencias, seguido por el independiente Ehlers, del movimiento Nuevo País, con 20 por ciento.
De mantenerse esa situación hasta el 19 de mayo, día de la primera vuelta de elecciones, ambos candidatos se enfrentarían nuevamente en la segunda y definitiva ronda, programada para el 6 de julio.
"Ya no se trata de vender ideas sino imagen", destacó María Fernanda Wray, analista de mercado. "Los candidatos son un producto y ofrecen lo que la gente pide".
Según Wray, esa observación explicaría por qué el presidente Sixto Durán Ballén, considerado por analistas como el mandatario más impopular de la historia democrática de Ecuador, sea uno de los centros del discurso electoral.
"Los votantes quieren identificar culpables de la crisis y la corrupción, y los candidatos se los ofrecen", opinó la experta.
"Durán Ballén se ha convertido en el responsable tanto de la crisis económica como de la corrupción del ex vicepresidente" Alberto Dahik. El presidente es atacado permanentemente por quienes "aspiran a ganar las elecciones", según el politólogo Diego Ferriz.
Los muchos errores y escasas virtudes que se endilga a Durán Ballén "nacen de su incapacidad para gobernar, de su falta de autoridad y presencia", problemas que se agravaron "con la salida del vicepresidente Dahik, que dejó un vacío de poder", en opinión de los analistas.
"La candidatura de Nebot, en especial, se apoya en la crítica al actual gobierno y curiosamente sus propuestas son las más parecidas a las políticas que se han venido implementando desde hace cuatro años", comentó Ferriz.
Eso no es extraño, si se considera que, después de varios años de afiliación en el PSC, Durán Ballén renunció a ese partido para postularse en las elecciones de 1992 junto a Dahik, que encabezaba el Partido Conservador (PC).
Durán Ballén superó por amplio margen en la segunda vuelta electoral a Nebot, el candidato del PSC. Posteriormente, los social cristianos iniciaron juicio político a Dahik por corrupción, y el proceso concluyó con la huída del vicepresiente a Costa Rica.
El presiente cree que la "apatía" de los electores y "la incredulidad del pueblo" ante sus dirigentes tienen origen en la batalla política desatada por el PSC.
Durán Ballén ganó el respeto popular al negarse a dar "ni un paso atrás" en la guerra fronteriza que Ecuador libró con Perú en los primeros meses de 1995, pero hechos posteriores perjudicaron su imagen pública como gobernante.
Se trata de la recesión económica, efecto del conflicto bélico, la crisis energética que duró casi medio año y, sobre todo, los escándalos de corrupción protagonizados por Dahik.
El rechazo popular de las iniciativas del gobierno en una consulta popular realizada en noviembre de 1995, fue un pronunciamiento negativo frente a la gestión del presidente, "más que expresión de resistencia a los cambios propuestos", dictaminó Jaime Durán, director de la encuestadora Informe Confidencial.
Durán Ballen se empeñó en realizar la consulta de noviembre contra la opinión de sus asesores, que consideraban inoportuna la convocatoria a sólo un mes de la fuga de Dahik.
"Yo mismo no se explicar" por qué el gobierno perdió el apoyo popular que tuvo en un principio, dijo un entristecido Durán Ballén al diario Hoy, de esta capital. (FIN/IPS/mg/ff/ip/96).