La reanudación en Beijing de las obras del gigantesco complejo de Plaza Oriental sugiere a los analistas financieros que el gobierno de China corteja nuevamente al capital extranjero, aunque de modo más selectivo que en los años del "boom" inmobiliario.
El proyecto de Plaza Oriental, que albergará oficinas y un centro comercial y se construye no lejos de la plaza de Tiananmen, pertenece a Li Kashing, un magnate de Hong Kong.
Las obras se detuvieron en 1994, cuando el gobierno impuso medidas de austeridad para contener la inflación, que consideraba estimulada por la especulación inmobiliaria. Un año antes, la inversión extranjera proyectada había sumado 100.000 millones de dólares, frente a solo 12.000 millones en 1991.
La inversión efectiva fue en 1993 de 28.000 millones de dólares, ante 4.700 millones dos años antes, de acuerdo con estadísticas del gobierno. Casi 40 por ciento del total correspondió a empresas inmobiliarias de Hong Kong y Taiwan.
La inversión real se situó en 1994 en 34.000 millones de dólares, y los proyectos de inversión, en 83.000 millones.
Para 1995, un año del que todavía no se dispone de datos oficiales, se aguardaba que la inversión efectiva aumentara 10 por ciento, aunque los proyectos continúan a la baja, segun información oficial.
Las cantidades permanecerían sin cambios este año, y funcionarios de comercio explicaron que la inversión extranjera está congelada debido a que el gobierno resolvió restringir el desarrollo del sector inmobiliario.
Esa área es destino ahora de sólo la cuarta parte de las inversiones extranjeras proyectadas. El gobierno indicó que sus prioridades de inversión son las obras de infraestructura y los proyectos de largo plazo para reformar la industria controlada por el Estado.
Mientras, la insuficiente protección legal y el alto costo de las disputas contractuales indujeron a la cautela a los capitalistas extranjeros, una actitud en la que también influyen la incertidumbre política acerca de las sucesión del líder Deng Xiaoping y el aumento de la tensión con Taiwan.
"De momento, muchos empresarios internacionales abandonan China. Pero no disponen de una gran variedad de destinos y volverán", pronosticó un funcionario del Banco Mundial.
Algunos comentaristas aseguran que el regreso de los inversionistas ya ha comenzado. Grandes compañias de Hong Kong comenzaron a radicar nuevamente capitales en China.
Las firmas Henderson Land, Wai Kee Holdings y Kumagai Gumi se proponen financiar la construcción de puentes, carreteras y centrales de energía, aunque los analistas no creen que el renacimiento de las inversiones alcance la magnitud del boom de 1992 y 1993.
La inversión especulativa causante de la inflación no se repetirá, debido en gran medida a los controles del gobierno, que rechazó 70 proyectos grandes y medianos evaluados en 4.500 millones de dólares e intenta canalizar recursos hacia la agricultura y las obras de infraestructura.
"Sólo se aprobarán los proyectos de necesidad urgente con perspectivas favorables en el mercado y garantía de suficiente financiación", advirtió Bai Hejin, de la Comisión Estatal de Planificación.
Pero nada ha impedido que Li, el magnate de Hong Kong, resucite su proyecto en Beijing. Los críticos observan que el complejo en construcción restará perfil y atractivo a dos lugares históricos: la Puerta de Tiananmen y la Ciudad Prohibida, situadas a un kilómetro de distancia de Plaza Oriental.
Mientras, la empresa Cheung Kong Holdings, de Li, confía en que la reanudación de la obra determine la aprobación oficial de otros proyectos, entre los que se cuentan un hotel y una central de energía en Beijing y Guangdong.
Asi mismo, varias compañías de Hong Kong esperan que el desarrollo de la construcción del complejo fomente en Beijing una atmósfera mas favorable para sus inversiones.
La reanudación del trabajo en Plaza Oriental "puede dar lugar al renacimiento del mercado inmobiliario en Beijing", declaró un representante de Cheung Kong Holdings. (FIN/IPS/tra- en/rc/lnh/ff/if/96).