El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, solicitará a su institución la aprobación de un crédito de 50 millones de dólares para el Caribe con el fin de aliviar la dependencia de la región respecto del banano.
Wolfensohn, invitado especial en la cumbre de Guyana, anunció este viernes que requerirá a los directores de la junta del Banco, en junio, la aprobación de un préstamo destinado al desarrollo de pequeñas y medianas industrias de exportación.
Los detalles del plan aún se desconocen, pero trascendió que el Banco de Nueva Escocia proveería la mitad de los fondos para el proyecto.
Wolfensohn pasó gran parte de la jornada del viernes escuchando los discursos de los jefes de gobierno sobre la difícil situación de la región y la necesidad de ayuda del Banco Mundial.
Los líderes destacaron que estudios recientes arrojan dudas sobre la futura sustentabilidad de la industria regional del banano, cuya existencia depende del acceso preferencial al mercado europeo.
Los territorios de la región son pequeños y montañosos, como en el caso de Santa Lucía y Domínica, o bosques tropicales prácticamente vírgenes, como Guyana y Suriname. Los 14 miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) tienen una población total de 5,9 millones.
El costo de la producción de banano es mayor en estos microestados que en grandes países de América Latina, que amenazan la industria de la región al intentar revertir el acuerdo preferencial que el Caribe mantiene con la Unión Europea.
El banano representa la mitad de los ingresos provenientes de las exportaciones en varios estados caribeños, que no podrían competir en un libre mercado.
Los gobiernos de la región intentan desde hace más de una década diversificar la agricultura, en muchos casos de monocultivo, pero no han tenido demasiado éxito debido, por un lado, a la pasividad de muchos estados, y por otro a la falta de recursos adecuados.
Las ganancias procedentes del banano disminuyeron en varios países, particularmente en Domínica, como consecuencia de una serie de tormentas y huracanes que azotaron la región en los últimos cinco años, y que produjeron un daño considerable a la industria.
Domínica perdió casi 90 por ciento de sus cultivos de banano en la temporada de huracanes del Atlántico, el pasado año, cuando sufrió dos fortísimas tormentas tropicales en dos semanas. La industria recién comenzaba a recuperarse de una fuerte tormenta ocurrida dos años antes.
Wolfensohn acordó revisar las políticas relacionadas con los préstamos de la Asociación Internacional de Desarrollo, la rama de créditos blandos del Banco.
Los líderes de la región indicaron que naciones como Barbados ya no reúnen las condiciones necesarias para obtener esos créditos, porque su ingreso anual por habitante se considera elevado (4.000 dólares).
Los jefes de gobierno están complacidos por la respuesta de Wolfensohn a los problemas planteados, y afirman que su estrategia de invitar presidentes de instituciones financieras internacionales a estas cumbres produce buenos resultados.
El presidente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, fue invitado al encuentro de 1993, en San Vicente, y el del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, fue el convidado de honor de la cumbre de Belice, el pasado año. (FIN/IPS/tra-en/bw/da/ml/if-ip/96)
