Un grupo de policías croatas decidió hoy tomar control de esta pequeña localidad antes de la fecha prevista y sólo salieron tras ser amenazados, dejando en evidencia la desgastada relación entre croatas y musulmanes.
Trece policías bosniocroatas, con insignias de la "Federación", ingresaron en la madrugada del miércoles en Hadzici y comenzaron a patrullar sus calles sin vida, en lo que pareció ser un tímido intento por ganar control sobre territorios aún no transferidos a la federación musulmano-croata.
Miraron los edificios desocupados por los serbios que huyeron y conversaron con los pocos policías serbios que aún quedan en la pequeña ciudad mientras tomaban una taza de café, informaron este miércoles observadores de la Fuerza Internacional de Policía (IPTF).
"Les advertí que salieran pacíficamente o de lo contrario llamaríamos a las fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)", declaró Peter Fitzgerald, comandante de IPTF en Bosnia.
"Al principio se negaron, pero les dimos 30 minutos para salir y acataron la orden", agregó.
Los policías croatas alegaron que su presencia en Hadzici fue autorizada por el viceministro del Interior, un croata. La incursión pareció ser un primer intento de dominar localidades aún no transferidas a la federación.
Los bosniocroatas están particularmente atentos a Ilidza, aún controlada por los serbios, que constituye un fuerte bloque comercial con la vecina tierra croata y está lista para pasar al control de la federación el 12 de marzo.
El jefe de la policía croata, de la cercana localidad de Kiseljak, observó que el equilibrio étnico de la policía federal se inclina a favor de los musulmanes. El incidente del miércoles en Hadzici podría ser un recordatorio de esos sentimientos.
"No debemos olvidar que musulmanes y croatas pelearon su propia guerra no hace mucho tiempo, y aparentemente la desconfianza y la animosidad persisten", señaló un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los socios de la federación formaron su alianza en 1993 bajo presión de Occidente tras un conflicto de 10 meses de duración, y desde entonces mantienen una precaria relación.
El latente conflicto a menudo se hace evidente en la dividida ciudad de Mostar, cerca de la frontera de Bosnia con Croacia, donde los disturbios y los tiroteos son comunes.
Sólo recientemente la Unión Europea obligó a ambas partes a iniciar actividades policiales conjuntas y a levantar las barricadas que separaban a las poblaciones. (FIN/IPS/tra-en/krr/fn/ml/ip/96)