El antropólogo argentino que dirigió la infructuosa búsqueda de los restos de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia se manifestó hoy pesimista sobre el caso de las monjas francesas desaparecidas en Argentina.
Alejandro Incháurregui, director del Equipo Argentino de Antropología Forense, participó este miércoles de una inspección ordenada por la justicia en un cementerio en el que podrían haber sido enterradas las religiosas en 1977.
Pero se mostró escéptico respecto de encontrar los cuerpos al explicar que las fotos que servirían de base a la pesquisa probablemente corresponden a cuerpos de desaparecidos ya exhumados por su equipo en 1989.
Por su parte, el juez Horacio Cattani dijo que la tarea de búsqueda es "lenta y paciente" y que no deben esperarse hallazgos espectaculares. "Estamos recogiendo testimonios y viendo si hay coincidencias", precisó.
Alice Domon y Leonide Duquet fueron secuestradas durante el régimen militar (1976-83) y tras haber estado detenidas por casi 10 dias en una prisión clandestina en la Escuela de Mecánica de la Armada, habrían sido asesinadas.
El caso se reactivó en las últimas dos semanas cuando, en vísperas de la visita del presidente Carlos Menem a Francia un ex capitan "arrepentido" confesó que las monjas fueron arrojadas vivas al Delta de Tigre, al norte de Buenos Aires.
El ex capitán Adolfo Scilingo, que en marzo del año pasado conmocionó al país al revelar que prisioneros del régimen terminaron sus días en el mar, señaló que las religiosas fueron lanzadas al Delta.
De inmediato, el fotógrafo Roberto Kaguer, que trabajó para la policía en 1977, declaró a la prensa que en aquel año habia sido convocado para fotografiar algunos cadáveres que aparecieron a orillas del Delta.
Kaguer dijo que los cuerpos habian sido arrojados al agua en tambores de 200 litros, cargados con cemento, y que el efecto de la corrosión hizo que algunos se abrieran en el agua liberando los cuerpos que luego debió fotografiar.
Esos cuerpos corresponden a dos mujeres y a un hombre y fueron sepultados como NN (desconocidos) en una fosa común situada detrás del cementerio de San Fernando, en la localidad bonaerense del mismo nombre.
Ante los testimonios de Scilingo y Kaguer, la Cámara Federal reabrió el caso para conocer el destino final de las víctimas, aun cuando los responsables del crimen no puedan ser procesados por las leyes de obediencia debida y punto final y el decreto de indulto.
Kaguer declaró que no recuerda exactamente en qué año tomó las fotos, pero Incháurreguy teme que sean de los ocho cadáveres exhumados en la misma zona en 1989 a pedido de la justicia, por la búsqueda de una mujer embarazada.
Los cuerpos fueron hallados en la fosa común cercana al cementerio de San Fernando. Los cuerpos de los hombres tenían impactos de bala en la cabeza y el de la embarazada a término registraba las mismas huellas en el abdómen, recordó Incháurreguy.
Por el crimen de las monjas había sido procesado en Argentina el marino Alfredo Astiz, pero luego fue liberado de proceso por la ley de obediencia debida. No obstante, en Francia fue juzgado y condenado en ausencia a prisión perpetua por el mismo caso.
Actualmente, Astiz tiene pedido de captura internacional y no puede abandonar el país sin ser detenido, salvo que acepte presentarse ante los tribunales de Paris. (FIN/IPS/mv/dg/ip-hd/96).