El compromiso latinoamericano de permanecer en el camino de las reformas neoliberales a pesar de la crisis mexicana, fue la nota coincidente en la 37 asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que cerró hoy sus deliberaciones en la capital argentina.
Pero al mismo tiempo que coincidieron en el rumbo, los participantes se llevaron de Buenos Aires una agenda de tareas para la casa: fortalecer la política fiscal, aumentar el ahorro, crecer más vigorosamente y hacer más eficiente el gasto público a fin de combatir la pobreza.
En su discruso de clausura de la reunión, el presidente del BID, Enrique Iglesias, destacó este mi'owrcoles el compromiso ratificado por los representantes de las finanzas públicas de "mantener los programas de reformas que conduzcan a una modernización de las economías".
En este sentido, subrayó que la asamblea de Buenos Aires, en la que participaron más de 4.000 personas, entre delegados oficiales, banqueros, empresarios y periodistas, fue "la más grande de la historia del banco", e interpretó la asistencia masiva como "un mensaje de confianza".
A su turno, el ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, nuevo presidente de la asamblea hasta abril de 1997, afirmó que la crisis mexicana "probó que el camino elegido (por las economías de la región) fue el correcto".
"En las últimas décadas hubo crisis que obligaron a los líderes latinoamericanos a replantear los modelos vigentes, pero esta vez fue diferente, porque en lugar de generar un cambio la crisis convenció a los líderes de la necesidad de seguir en el mismo rumbo", destacó.
No obstante, tanto Iglesias como Cavallo se refirieron a la necesidad de hacer "correcciones" al modelo de apertura comercial, desregulaciones y reforma del Estado, aun sin variar su esencia.
Así, se refirieron a la urgencia por fortalecer y aumentar la supervisión de los sistemas bancarios y la política fiscal de los distintos países de la region, a fin de neutralizar eventuales crisis externas como la mexicana.
También coincidieron en la necesidad planteada por casi todos los gobernadores de aumentar el ahorro nacional, crear nuevos empleos, mejorar la eficiencia del gasto público para combatir la pobreza, y estimular la participación privada tanto de las grandes empresas como de las más pequeñas.
Iglesias sostuvo que América Latina, que por efecto de la crisis mexicana de diciembre creció apenas 2,5 por ciento en 1995 en promedio, debe crecer a un ritmo sostenido de entre cinco y seis por ciento en la próxima década.
Cavallo aseguró que en los próximos años Argentina retomará la senda del crecimiento. Entre 1991 y 1994, este país progresó a un ritmo anual de 7,7 por ciento, pero en 1995, como consecuencia del efecto tequila, el producto retrocedió 4,4 por ciento.
El ministro vaticinó que a fines de 1996 la economía argentina, habrá crecido cinco por ciento y en los años siguientes superará el ritmo anterior a la crisis.
Por su parte Iglesias admitió que la volatilidad de capitales "es un fenómeno inherente a la globalización" mundial y que será necesario convivir con ella mediante el fortalecimiento de las instituciones fiscales y bancarios y el aumento de la capacidad de ahorro.
En cuanto a los fondos concesionales que dispone el BID para préstamos a los países más pobres de la región, anticipó que este año el organismo analizará nuevas fórmulas para evitar que los recursos se agoten en 1998, como advirtió que podría suceder.
El presidente reiteró el compromiso del Banco de trabajar activamente para cumplir con las metas aprobadas en la asamblea de Guadalajara, México (1994), cuando se autorizó al BID a destinar 40 por ciento de sus recursos al área social.
Este mandato fue cumplido sólo parcialmente debido a la necesidad de otorgar un apoyo financiero adicional urgente a los países más afectados por el efecto tequila. Del total de 7.300 millones de dólares para créditos de que dispone la institución, 1.000 millones fueron en 1995 para Argentina.
No obstante, Iglesias explicó que el seminario sobre reforma educativa, celebrado en vísperas de la asamblea de Buenos Aires, confirma esa vocación del organismo por dotar de contenido a sus compromisos.
El funcionario se manifestó satisfecho con los resultados de los seminarios sobre integración economica, en particular el que planteó la necesidad de invertir 16.000 millones de dólares al año en infraestructura en la próxima década, para la región que forman el Mercosur, más Bolivia, Chile y Perú.
Los gobernadores del banco se despidieron hasta la próxima asamblea, a realizarse en Barcelona, España, en 1997, confirmaron la oferta de Colombia para ser sede en 1998 y aprobaron una moción de Estados Unidos de invitar a la región a celebrar la llegada del próximo milenio en ese país. (FIN/IPS/mv/dg/if/96)