Ambientalistas de El Salvador y Canadá trabajarán conjuntamente en un proyecto destinado a procurar técnicas agrícolas ambientalmente sostenibles.
Miembros canadienses y salvadoreños de la organización no gubernamental Amigos de la Tierra proyectan trabajar juntos en un programa de agricultura destinado a resolver problemas ambientales en ambos países.
La idea es lograr una transferencia de tecnología, señaló Ricardo Navarro, un destacado ambientalista salvadoreño y vicepresidente del ala internacional de Amigos de la Tierra, y agregó que mediante este proyecto se podrán relacionar ciudades de ambos estados y solucionar problemas ambientales.
Aparentemente, la situación ambiental en las dos naciones son muy diferentes. Mientras El Salvador apenas tiene tierra para toda su población, Canadá es un enorme país cuyas ciudades están separadas por vastas áreas de bosques, lagos y campos.
Canadá no padece conflictos bélicos desde 1812, pero en El Salvador las heridas de la guerra aún sangran.
Sin embargo, ambas naciones tienen en común un sistema económico desfasado respecto de la naturaleza, que podría ocasionar una crisis ecológica y social.
En El Salvador, la construcción de lujosos balnearios llevó a la destrucción de manglares y el cultivo de camarones para restaurantes de alto nivel dañó suelos y bosques, mientras los pobres pierden acceso a los alimentos, la leña y el agua, y se ven obligados a vender huevos de tortugas amenazadas de extinción para sobrevivir, señaló el ecologista.
"Debemos encontrar el camino para hacer frente a los extremos de la riqueza y la pobreza si deseamos sobrevivir", destacó.
Navarro, quien realiza una serie de conferencias por siete ciudades de Canadá, es también presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), que el año pasado fue galardonado con el premio ambiental Goldman en reconocimiento por sus esfuerzos para restaurar el ambiente de su país, devastado por la guerra.
"Lo que sucede ahora en Canadá, por ejemplo en Clayoquot Sound, es lo que pasó hace 40 o 50 años con nuestros bosques", dijo Navarro a IPS, en referencia al bosque tropical de la Columbia Británica, que está en el centro del debate político.
La crisis ecológica en El Salvador se traduce en escasez de leña y agua, problemas respiratorios y defectos de nacimiento, todo lo cual se refleja en un malestar social y político.
La cercanía o lejanía de la amenaza implica distintos enfoques de los científicos salvadoreños y canadienses. Los ecologistas del Norte generalmente se concentran en problemas a largo plazo como el calentamiento de la Tierra y el agujero de la capa de ozono, mientras los del Sur procuran soluciones para problemas apremiantes.
Sin embargo, por momentos esos diferentes enfoques e intereses convergen, y un ejemplo de ello es el proyecto conjunto sobre agricultura.
Los ambientalistas canadienses se interesaron en la agricultura sostenible a partir de investigaciones sobre la capa de ozono, de acuerdo con Blaine Marchand, portavoz de Amigos de la Tierra – Canadá.
La preocupación acerca del bromuro de metilo, un pesticida que destruye el ozono 50 por ciento más rápido que los clorofluorocarbonos -sustancias utilizadas en aerosoles, aire acondicionado y refrigeración-, llevó al grupo canadiense a procurar otros caminos.
El objetivo consiste en crear un sistema de administración integral del suelo y las pestes mediantes técnicas agrícolas sostenibles que no requieren productos químicos.
Se trata de "procurar métodos tradicionales de cultivo que se utilizaron durante siglos pero fueron abandonados luego de la introducción de los pesticidas", dijo Marchand a IPS.
Mientras, los ambientalistas de El Salvador creen que un programa agrícola sostenible contribuirá a resolver en su país problemas como la intoxicación de los trabajadores que utilizan pesticidas y la contaminación de los suministros de agua.
El proyecto intentará también combatir la degradación y la erosión del suelo mediante la promoción del reciclaje, la compostación y la plantación de árboles. (FIN/IPS/tra- en/sd/yjc/ml/en/96)