En El Salvador y en Chile ha aumentado la preocupación por el tema de la calidad del agua potable y de su relación con la defensa de la salud del consumidor.
En El Salvador, no se puede hablar de un sistema de control de calidad del agua, ya que no existen parámetros o normas nacionales al respecto, por lo que diversos sectores urgen al Gobierno para que apruebe el "Reglamento de la Calidad del Agua Potable".
El agua es uno de los más preciados y escasos recursos con que cuenta el hombre y, de hecho, el agua total del organismo humano representa 45 a 60 por ciento del peso corporal.
Por esta razón, las organizaciones de defensa del consumidor de América Latina consideran que es indispensable que la población esté orientada en cuanto a la calidad de los productos que consume, entre ellos el agua.
En el Salvador la población con acceso al agua potable se estima aproximadamente en 2,4 millones de habitantes urbanos y 370.000 del sector rural, es decir, 44 por ciento de la población carece del vital líquido.
Para medir la calidad del agua, es necesario analizar los metales pesados que contiene, los contaminantes orgánicos o bacterias, ya que su presencia en altas cantidades afecta la salud y la economía de los usuarios.
El agua se considera apta para el consumo humano cuando está libre de organismos patógenos intestinales como salmonella, escherichia coli y vibrio cholerae, los cuales pueden causar desde una gastroenteritis hasta disentería, cólera o fiebre tifoidea.
En Chile, el tema del agua preocupa a las autoridades, principalmente luego del proyecto gubernamental de fluoración del agua potable de Santiago, anunciado en enero de 1996, y que se pondrá en práctica a partir de abril para disminuir la presencia de caries dentales en la población.
Diputados de oposición señalaron que la fluoración podría traer efectos secundarios para la salud humana y, además, acusaron al Ministerio de Salud de ocultar un informe que indicaba los peligros de este proceso en la salud de los pacientes sometidos a diálisis.
El titular de Salud, Carlos Massad, señaló que el informe mencionado, firmado por la doctora Faulwaun, indicaba que la aplicación de fluoruro en el agua no representa ningún riesgo para esos pacientes.
Según el ministro de Salud, la fluoración del agua se fundamenta en la experiencia de la primera región del país (2.000 kilómetros al norte de Santiago), donde el agua contiene naturalmente altas concentraciones de fluoruro, y no se han observado efectos perjudiciales para la salud humana.
En Valparaíso (150 kilómetros al norte de Santiago) se ha mantenido desde 1985 un programa de fluoración del agua potable, y se demostró que después de nueve años el porcentaje de niños con caries disminuyó a 52,5 por ciento. (FIN/CI-IPS/96)