El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, anunció hoy que su gobierno estimulará el cultivo de trigo con el fin de duplicar la producción del cereal.
En 1995, la cosecha de trigo alcanzó 1,5 millones de toneladas, el volumen más bajo en los últimos diez años, mientras el consumo ascendió a unos ocho millones de toneladas.
El gobierno intentará que en 1996 la producción llegue a tres millones de toneladas.
En 1987 se habían alcanzado a seis millones de toneladas, lo que había bastado prácticamente para satisfacer las necesidades internas, pero luego la producción cayó, al punto que Brasil se convirtió en el segundo mayor importador mundial del grano, después de China.
Argentina es el principal proveedor mundial del cereal, con cerca de cuatro millones de toneladas anuales, seguido de Canadá y Estados Unidos.
Cardoso prometió una financiación de 300 millones de dólares para el sector, reconociendo que los agricultores enfrentan una situación difícil ante las pérdidas que sufrieron en 1995.
El programa de apoyo fue anunciado durante la inauguración de la Fiesta de la Uva, en Caxias do Sul, ciudad ubicada en la principal región vinícola de Brasil. La producción de trigo brasileña se concentra en el sur del territorio nacional.
La meta de tres millones de toneladas fue recibida con escepticismo entre agricultores e industriales del trigo, pese al estímulo adicional que brindan actualmente los altos precios internacionales del grano.
Lawrence Pih, propietario del Molino Pacífico, duda que el gobierno disponga de 300 millones de dólares para financiar la siembra.
Los molinos tampoco tienen recursos para prestar a los agricultores, frustrando esa alternativa planteada por el Ministerio de Agricultura.
"El discurso es positivo, pero hace falta acción", señaló Dick Carlos de Geus, presidente de las Cooperativas del Estado de Paraná, principal estado productor del cereal.
El escaso respaldo crediticio y su alto costo, la falta de apoyo tecnológico y las importaciones de trigo subsidiado impiden la recuperación del cultivo, aseguró.
La Asociación Paulista de Semillas informó, además, que no esiste actualmente una cantidad suficiente de semillas como para sembrar la superificie planeada.
Al carecer de condiciones reales para duplicar la producción del cereal, Brasil tendrá que importar unos siete millones de toneladas, una operación en la que invertirá casi 2.000 millones de dólares en divisas, estimó Dick de Geus. (FIN/IPS/mo/dg/if/96)