La nueva policía de la federación bosniocroata está lista para vigilar a sus anteriores enemigos, los serbios de Bosnia-Herzegovina, pero éstos aún oponen su resistencia y continúan abandonando áreas multiétnicas.
Unos 10.000 de los 12.000 habitantes de Vogosca, el suburbio industrial de Sarajevo controlado por los serbios durante la guerra, abandonaron el área antes de que la nueva fuerza policial se hiciera cargo de la seguridad, de acuerdo con el acuerdo de paz de Dayton para Bosnia-Herzegovina.
Después de años de utilizar la zona como base de lanzamiento de artillería contra los civiles de Sarajevo, los serbios temen represalias de la policía, integrada por musulmanes y croatas pero también por compatriotas suyos.
La dirigencia serbia reiteró que pretende el traslado de todos los serbios de Vogosca a un área bajo su control, mientras sus medios de comunicación difunden profusas advertencias sobre ataques de venganza y ofensivas genocidas.
Los pocos serbios que transitan las calles de Vogosca han visto panfletos firmados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que les exhortan a quedarse allí. "No crea en los rumores. Puede quedarse en su hogar", sostienen los impresos.
Antes de la guerra, más de 25 por ciento de los 500.000 habitantes de Sarajevo eran serbios, pero ese grupo étnico apenas representa ahora alrededor de 10 por ciento de los 300.000 residentes que se mantienen allí.
La fuerza de paz de la OTAN permitió este lunes que camiones militares serbios ingresaran a Vogosca para ayudar a los residentes de esa nacionalidad a mudarse del suburbi, medida que fue criticada por varios de los bandos en pugna.
Estas acciones van contra el casi imposible retorno de los bosnios a las ciudades y poblados que se vieron obligados a abandonar durante la guerra, uno de los propósito del acuerdo de Dayton.
Los convoyes aprobados por la OTAN dejaron los cuarteles serbios en Lukavica, en la periferia de Sarajevo, y partieron hacia Vogosca, Ilija y Rajlovac poco antes del amanecer.
Estos tres distritos, junto a otros dos, deberán ser transferidos al control de la federacion croatomusulmana el 19 de marzo, según el acuerdo de Dayton.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se opone a la evacuación, por considerar que socava los esfuerzos por recrear Sarajevo como ciudad pacífica y multiétnica.
"Queremos (que los serbios) se queden. Sarajevo y la multietnicidad del país están en juego", dijo Kris Janowsky, vocero del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Los comandantes de la OTAN fueron acusados de contribuir a una "limpieza étnica". El principal jefe militar de la alianza, almirante Leighton Smith, rechazó las acusaciones.
"La república serbiobosnia y otras organizaciones humanitarias nos reclamaron que ayudáramos a aquellos que decidieron mudarse libremente", dijo Smith.
"Es una lástima. La gente cargaba sus bebés a pie porque no había transporte. Aquí ya no tenemos casa ni vida. Me temo que todos se habrán ido dentro de poco", se lamentó el intendente serbio de Vogosca, Rajko Kopbivika.
Se registraron algunas imprudencias por parte de la policía, comandada por 30 oficiales estrechamente vigilados por la Policía Internacional y dos supervisores permanentes.
"Planeamos todo para que se produzca una transición normal y para restaurar las condiciones de vida. Le garantizo a todos los que quieran quedarse, y sé que aún existe gente que lo desea, que no serán dañados", dijo el ministro del Interior de Bosnia, Avdo Hebib.
Casi la mitad de los oficiales son antiguos residentes de Vogosca. Doce de ellos son serbios, lo cual infunde un sentimiento de seguridad entre los pocos citadinos que todavía se preguntan por el destino de Sarajevo.
Todo esto tuvo un efecto beneficioso entre algunos de los que esperaban el ómnibus para abandonar el lugar. Unos pocos distinguieron entre los policías a viejos amigos, con quienes se estrecharon sus manos después de 43 meses de ausencia.
Otros se abrazaron y besaron ante la mirada estupefacta de aquellos que sienten más el rigor del miedo y el odio.
"Creo que estos tipos están portándose bien, porque vivían aquí desde antes. Mi esposa se quedará y buscará una casa. Vivimos aquí durante 22 años. Por eso decidí irme sólo mientras dure la crisis. Después, volveré", dijo Milenko Simika, de 54 años, luego de ver a su amigo Neso entre los invasores.
Jovo Bojic, un serbio de 45 años que pasó la guerra en el barrio musulmán de Sarajevo y ahora es oficial de policía, afirmó que su misión es llevar a Vogosca un mensaje de unidad y paz.
"Muchos están asustados. Pero yo soy serbio y estoy aquí para demostrarle a mis hermanos que su miedo no tiene fundamentos", agregó.
"Espero que continúen en la ciudad o que regresen. Debemos demostrarles que no estamos aquí para conculcar sus voluntades, sino para construir el entendimiento", concluyó. (FIN/IPS/tra- eng/kr/ab/rj/lp-mj/eu ip/96)