AMERICA LATINA: Gobiernos cortejan a compañías de gas y petróleo

Los gobiernos de Estados Unidos, Japón y los países europeos cortejan como nunca antes a las compañías de petróleo y gas natural, y ofrecen montañas de dinero para la búsqueda de yacimientos en América Latina.

"Tenemos mucho dinero en efectivo, mucha flexibilidad y no tenemos límites para dárselo", dijo Steven Howlett, del estatal Export-Import Bank de Estados Unidos (Exim Bank), a un grupo de ejecutivos reunidos en Dallas.

"Tráigannos un buen proyecto para que le hinquemos el diente y esperen 45 días. Entonces les vamos a informar si da la talla o les pediremos que se vayan de aquí", agregó.

Los ejecutivos y los ministros de Energía de América comenzaron a discutir el jueves el futuro del sector, en momentos en que se conmemora un siglo del descubrimiento de petróleo en el estado de Texas, Estados Unidos.

Patillo Higgins, un mecánico y comerciante de madera a quien le faltaba un brazo, necesitó siete años para convencer a perforadores de pozos acuíferos y banqueros para iniciar la exploración en el desierto en la década de 1890.

La fundación de su compañía petrolera cerca del golfo de México le insumió apenas dos años de prospecciones, pero las cosas serían más fáciles para Higgins si deseara explorar hoy en Argentina y Venezuela.

Howlett asistió a la reunión en Dallas para promocionar un proyecto de financiamiento iniciado hace un año que consiste en prestar dinero directamente a compañías petroleras privadas de Estados Unidos.

Antes, el Exim Bank sólo concedía créditos a gobiernos extranjeros para que compraran productos a empresas estadounidenses.

El actual plan refleja un nuevo ambiente para las inversiones extranjeras en América Latina. En el pasado, los gobiernos de la región impedían a las compañías extranjeras buscar petróleo, gas y minerales a menos que contaran con un socio local.

La liberalización y las leyes de inversiones vigentes en la región permiten a empresas de todas partes del mundo efectuar perforaciones, vender lo que obtengan en el mercado internacional y conservar la parte del león de los beneficios.

"El nuevo plan duplicará nuestro dinero. Podríamos aportar hasta 7.000 millones de dólares para proyectos en América Latina", dijo Howlett.

El Exim Bank prestó el año pasado 477 millones de dólares a dos compañías estadounidenses, General Electric y Bechtel, para la construcción de una planta de electricidad en Samalayuca, México.

La entidad también concedió un crédito por 162 millones de dólares a empresas que suministraron turbinas con destino a una central de 750 megawatts en Barranquilla, Colombia.

Mike McLean, vicepresidente de la Corporación de Desarrollo de Exportaciones de Canadá, dijo que esa institución prestó 1.900 millones de dólares para el sector energético en América Latina desde 1970.

Por su parte, el Banco de Exportaciones e Importaciones de Japón aportó 1.400 millones de dólares para proyectos en la región en 1995, dijo el ejecutivo Yasashi Uno.

El Banco Interamericano de Desarrollo ha estado liberando fondos a las empresas públicas energéticas por un promedio de 770 millones de dólares al año, dijo Antonio Vives, jefe de Infraestructura y Mercados Financieros de la entidad.

"Tenemos dinero para el sector privado. Ochenta por ciento del dinero que prestamos en 1995 a empresas privadas fue destinado a proyectos de energía. Concedimos cuatro préstamos por un total de 136 millones de dólares y podríamos aumentar ese monto hasta a 350 millones al año", aseguró Vives.

La Corporación Financiera Internacional, una rama del Banco Mundial, prestó cerca de 1.900 millones de dólares destinados a proyectos del sector energético en América Latina en los últimos tres años, dijo Clive Armstrong, economista de la entidad.

También se ofrece como incentivos seguros contra riesgos de guerra civil, terrorismo y dificultades en las remesas de beneficios fuera del país.

Los banqueros aseguran que los proyectos que financian deben reunir rigurosos requisitos en materia ambiental para evitar perjuicios a la población, pero las organizaciones preocupadas por estos problemas son escépticas al respecto.

Shannon Wright, de la Rainforest Action Network de San Francisco, Estados Unidos, sostuvo que ningún proyecto petrolero o de extracción de gas natural en América Latina dejó de provocar daños ambientales.

"La búsqueda de gas y petróleo es indrínsecamente perjudicial, pues implica perforaciones en bosques u océanos, lo que destruye los ecosistemas locales. Además, la mayoría de los territorios donde se efectúan prospecciones pertenecen a pueblos indígenas", dijo Wright.

"La industria privada siempre proclamo que es 'ambientalmente amistosa', pero sus antecedentes demuestran que carece de decencia. Si las compañías son tan limpias como afirman, ¿por qué los gobiernos reglamentan sus actividades?", se preguntó.

Wrihgt reclamó una "supervisión independiente" para los proyectos que los bancos aspiran a financiar. (FINS/IPS/tra- eng/pc/yjc/mj/la if en/96)

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