/DERECHOS HUMANOS/AMERICA LATINA: Materia siempre pendiente

"Vuestros hijos estan aqui, que orgullo deben sentir", gritaba entusiasmada Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, dirigiendose imaginariamente a los miles de desaparecidos durante la dictadura militar de su pais.

Por primera vez en mucho tiempo, este diciembre la Marcha de la Resistencia, que las "Madres" argentinas organizan cada ano desde 1981 en la centrica Plaza de Mayo de Buenos Aires, conto con una asistencia masiva.

Este ano el tema de los derechos humanos estuvo presente no solo en Argentina: volvio a picar con fuerza en Chile, reaparecio en Brasil, tuvo coletazos en Uruguay, ocupo la escena politica en varios paises de America Central, no dejo de figurar en Colombia.

"Tres generaciones en marcha", titulaba al dia siguiente de la manifestacion de Plaza de Mayo, realizada el dia 7, el diario Pagina 12, evocando la presencia en el acto de las abuelas, las madres y ahora de los hijos de los miles (entre 9.000 y 30.000 segun las fuentes) de desaparecidos.

"Los hijos estamos aca", decia a su vez desde la tribuna un joven adolescente militante de la nueva agrupacion Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS).

"Durante anos quisieron que fueramos hijos de nadie. Hoy somos luchadores, hijos de luchadores. Nuestros viejos (padres) marchan con nosotros", agregaba.

Comentando el fenomeno, un integrante del Centro de Estudios Sociales y Legales de Argentina (CEALS) destacaba la importancia de la entrada en liza como grupo organizado de una nueva camada, la representada por los hijos de los desaparecidos, hasta ahora meros convidados de piedra.

"Dos decadas despues la herida abierta por la dictadura militar y sus atrocidades sigue abierta, la cuestion no ha sido saldada", senalaba un manifestante.

En Argentina, 1995 fue un ano "cargado" en materia de derechos humanos: en estos ultimos meses por primera vez un comandante del Ejercito, Martin Balza, asumio y tomo distancia con las violaciones cometidas por el regimen militar (1976-1983).

El gesto de Balza fue precedido por confesiones de varios participantes en esos hechos y seguido de "mea culpas", aunque mas timidos que el del jefe del Ejercito, de los comandantes de las otras dos fuerzas.

De la mano del "caso Contreras" y de la negociacion de un proyecto de ley que cerraria unos 600 juicios a militares acusados de asesinatos, secuestros y torturas entre 1973 y 1990, en Chile el fantasma de la dictadura y del persistente poderio de las Fuerzas Armadas volvio este ano al tapete.

En mayo, la condena por la justicia del general Manuel Contreras y del brigadier Pedro Espinoza por el asesinato, en 1976 en Washington, del ex canciller Orlando Letelier, animo a los organismos humanitarios chilenos a pensar que por fin podria estar llegando el fin de la impunidad.

Pero el forcejeo politico-juridico establecido luego (Contreras recien fue a la carcel tres meses despues) dejo ver que las Fuerzas Armadas, y en particular el actual jefe del Ejercito y ex dictador Augusto Pinochet, continuaban detentando un gran poder de presion.

Ello se confirmo cuando el gobierno acepto negociar con la oposicion de derecha, y entre bambalinas tambien con los militares, un proyecto de ley que establece una suerte de "punto final" a los juicios contra militares acusados de violaciones de los derechos humanos.

Ademas, el texto, aprobado este mes por una comision del Senado, no garantiza el conocimiento de la verdad sobre los casos de desapariciones y asesinatos durante la dictadura.

En Brasil, el tema de los derechos humanos se planteo este ano en dos puntas: por un lado resurgieron los casos de las desapariciones en los anos 60 y 70 y, por otro, la acuciante situacion actual valio al gigante sudamericano el calificativo de "pais de la impunidad".

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso aprobo a mediados de ano una ley para indemnizar a los familiares de las decenas de desaparecidos en epocas del regimen militar (1964-1985), cuyos casos -en su gran mayoria- jamas fueron investigados ni sus responsables sancionados.

Paralelamente, el grupo Human Rights Watch sostuvo que el clima de impunidad en que se mueven llevo a los integrantes de la Policia Militar y de organizaciones parapoliciales a violar "sistematicamente los derechos humanos".

La organizacion denuncio virtuales ejecuciones de decenas de delincuentes comunes, asi como de militantes campesinos y "ninos de la calle", sobre todo en grandes ciudades como Rio de Janeiro y Sao Paulo, y zonas donde se han planteado este ano innumerables conflictos por la tierra.

"Permanece en este pais una cultura de la impunidad que se arrastra desde hace decadas y se nutre de la agravacion de las desigualdades sociales, que lleva a los mas poderosos a utilizar a soldados y policias contra las 'clases peligrosas", declaro un militante del Movimiento de los Sin Tierra.

La misma "cultura" subsiste igualmente en otra zona del continente, America Central, donde la salida de las dictaduras se procesa en medio de una generalizacion de la violencia civil.

En un informe realizado en noviembre, el Comite para la Defensa de los Derechos Humanos de Centroamerica (Codehuca) denunciaba el resurgimiento de escuadrones de la muerte en el area, que operan tanto contra opositores politicos como contra "delincuentes comunes".

La cifra incalculable de ejecuciones extrajudiciales, que se producen en un contexto de impunidad para sus autores, de evolucion muy lenta o nula de las estructuras judiciales, de corrupcion del sistema politico, hace decir a organizaciones humanitarias que la situacion es particularmente grave.

En la creciente criminalidad en la region influyen por un lado el aumento de la miseria y el desempleo, y por otro, el hecho de que miles de particulares continuan poseyendo armas, en parte como remanente de las pasadas guerras civiles.

El Codehuca calcula en dos millones las armas que circulan sin control en Honduras, 300.000 en El Salvador, 250.000 en Guatemala.

Los paises del istmo "estan sentados en una bomba social que no se sabe cuando ni como va a estallar", alerta el Comite.

Algunos hechos "micro" alientan pese a todo a los militantes humanitarios de America Latina.

Argentina fue escenario de algunos de ellos. Alli, el capitan Alfredo Astiz, responsable entre otros crimenes de la ejecucion de dos monjas francesas, por lo cual fue condenado en ausencia a cadena perpetua en Paris, fue agredido dos veces en la via publica por particulares que lo reconocieron.

"Por lo menos Astiz sabe que nunca estara tranquilo, que hay gente que no olvida lo que sucedio en este pais hace dos decadas pese a toda la maquinaria montada para favorecer la amnesia", comento un joven presente en la marcha de Plaza de Mayo. (FIN/IPS/dg/ag/hd/95)

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