Si uno analizara hoy todos los grandes diarios latinoamericanos de un mismo dia, llegaria a una impactante conclusion: Las denuncias y escandalos de corrupcion estarian en la portada de casi todos ellos.
Las acusaciones e investigaciones sobre uso indebido, robo o despilfarro de los dineros publicos superan actualmente al narcotrafico y al ajuste economico estructural en materia de asiduidad en las primeras paginas.
Si tomamos America Central como un ejemplo, los seis paises de la region discutian en la primera semana de diciembre escandalos de corrupcion, que en general ocuparon lugares mas destacados que la realizacion de la Cumbre de presidentes en Miami.
Mas que comprobar una tendencia periodistica, el fenomeno revela como el tema de la corrupcion esta hoy mezclado con el manejo de cuestiones partidistas y con intereses politicos.
Las denuncias, acusaciones e investigaciones son ahora las armas mas eficiente en la disputa por el poder y la forma mas letal de destruir adversarios. En el caso panameno, un miembro del Parlamento paso de principal acusador en un escandalo de corrupcion a acusado en otro caso, en menos de una semana.
En un sistema politico donde la corrupcion es estructural y existe desde hace decadas, la municion es abundante y los blancos facilmente disponibles. Desde el momento en que uno tira la primera piedra, la represalia es inmediata y, despues, la guerra se generaliza.
El diputado brasileno Ibsen Pinheiro comando la ofensiva legislativa contra el ex presidente Fernando Collor de Mello, pero sucumbio, poco despues de la renuncia del mandatario, victima de otro escandalo de corrupcion.
La sucesion de casos es monotona y la frecuencia con que las denuncias aparecen en la prensa empieza a causar fastidio en la opinion publica, donde hay una creciente tendencia a creer que el sistema politico es insalvable.
Esta reaccion genera un fenomeno, ya detectado por expertos politicos, que apunta hacia un divorcio entre el publico y los legisladores nacionales.
Dicho fenomeno se origina con algunas reacciones corporativistas de parlamentarios que, percatados de su impopularidad, buscan la proteccion mutua.
Fue lo que sucedio hace poco tambien en Brasil, donde el Senado aprobo una ley de amnistia al presidente de la Camara Alta del parlamento local, acusado de usar una grafica oficial para imprimir propaganda electoral personal.
Muchos otros diputados y senadores hicieron lo mismo y, para evitar la perdida del mandato, reaccionaran en grupo.
No se trata de un fenomeno latinoamericano o tercermundista.
Los tres secretarios de Estado norteamericanos bajo sospecha de actos ilegales y el escandalo en que esta sumido el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, entre varios otros casos en Europa y Japon, indican que los procedimientos oscuros no son privilegio de los mas pobres.
Lo que si parece serio es el caracter destructor que la caceria a las brujas de la corrupcion esta tomando actualmente.
Ya no son individuos o partidos los que estan bajo sospecha, sino los sistemas politicos enteros. Si esta tendencia prospera, hay el serio riesgo de que los parametros institucionales acaben perdiendo la credibilidad publica.
Este pronostico pesimista, hecho por politologos como el mexicano Jorge Castaneda, es un alerta a la sociedad latinoamericana, sobre quien caera la carga de revivir instituiciones politicas debilitadas por el virus de la corrupcion. (FIN/IPS/CC/mc/ip/94). —-