Los tres premios Nobel otorgados a cientificos de Argentina marcan hitos de la historia de la ciencia nacional, una historia de dificultades crecientes que ahora atraviesa su capitulo mas dramatico por falta de recursos y por escasez de demanda de los sectores publico y privado.

"Los tres premiados fueron egresados de la Universidad de Buenos Aires. Ninguna universidad de America Latina tiene ese ranking, y sin embargo, actualmente, los investigadores de Chile, Brasil, Venezuela y Mexico viven mucho mejor que los argentinos", senalo a IPS el medico Patricio Garraham.

Garraham es investigador superior del CONICET, el organismo estatal que financia a los cientificos en Argentina. Tambien es secretario ejecutivo del Foro de Sociedades Cientificas y editor de la revista de divulgacion "Ciencia hoy".

Dedicado a estudiar fenomenos biologicos con herramientas de la fisica, el medico hizo un alto para advertir que "pocas veces la ciencia argentina llego a una crisis tan aguda como la actual".

No obstante, se manifesto confiado en que la tradicion cientifica de este pais "no podra ser anulada asi nomas" y se sobrepondra a los avatares de la historia.

La crisis tuvo su pico de tension en las ultimas semanas, luego que el ministro de economia Domingo Cavallo, en respuesta a los reclamos de los investigadores por falta de pago de sus haberes, los mando a "lavar los platos", una expresion que en Argentina equivale a insulto.

Los cientificos colocaron enormes bateas frente a los organismos de investigacion y en plazas publicas, las llenaron de platos, vasos y cubiertos, y con abundante agua jabonosa los lavaron, en senal de protesta por el desinteres oficial en el desarrollo de su actividad.

Para Garraham, los premios internacionales recibidos por argentinos marcan los diversos momentos de una historia donde la solida formacion del cientifico pudo mas que los obstaculos crecientes que tuvieron que enfrentar para el desempeno de su quehacer.

Bernardo Houssay, galardonado con el Nobel de Medicina en 1947, trabajo con respaldo estatal. Su discipulo Federico Leloir, reconocido por la academia sueca con el Nobel de Quimica en 1970, habia sido separado de la universidad y realizo su descubrimiento en una institucion privada.

Cesar Milstein, premiado en 1984 con el Nobel de Medicina, se formo en Argentina, pero luego de doctorarse se marcho a Gran Bretana, donde obtuvo el apoyo necesario para su hallazgo sobre los anticuerpos monoclonales que revoluciono la genetica.

Uno de los principales problemas de la actividad cientifica en Argentina es la falta de recursos economicos, aunque para Garraham esta carencia en momentos en que el pais alcanzo la estabilidad "es una contradiccion" y "solo se explica por la falta de voluntad politica para avanzar en su desarrollo".

Otro problema es la ausencia de una tradicion de demanda de conocimientos cientificos por parte del sector publico y del privado, destino natural de las investigaciones.

"En Argentina se gastan en ciencia y tecnologia 20 dolares anuales por habitante. En los paises industrializados de la Organizacion de Cooperacion y Desarrollo Economico (OCDE), esa suma oscila entre los 400 y los 600 dolares", subrayo Garraham.

"En casi todos los paises desarrollados, la mitad del gasto corre por cuenta del sector privado, un fenomeno que no se da en Argentina pues los empresarios no tienen conciencia del valor que tiene el conocimiento cientifico", remarco.

En general, en los paises avanzados, el nucleo de ciencia basica que brinda resultados a largo plazo es solventado por el estado, mientras que la investigacion aplicada -que a juicio de Garraham, se nutre del sector basico- se sostiene con fondos privados.

Sobre la base de esta idea, el Banco Mundial recomendo hace unos meses privatizar el CONICET. Pero los cientificos locales rechazan la idea por considerar que si el estado no financia sus actividades, no habra quien lo haga.

Ademas, hay otro problema que es el del "envejecimiento" del sistema cientifico argentino, una estructura en la que sobreviven investigadores de edad avanzada junto a un numero cada vez mas escaso de jovenes becarios.

La llamada "fuga de cerebros", que comenzo con la crisis economica de los 80 y se acelero durante la ultima dictadura militar por razones politicas, derivo en que actualmente dos tercios de la comunidad cientifica argentina vive fuera del pais.

"Son mas los cientificos argentinos que viven en el extranjero que los que viven aqui", senalo Garraham. El problema es grave si se considera que muchos investigadores luego de hacer su experiencia en el extranjero quisieron volver pero no pudieron ingresar en el sistema.

El Conicet esta al borde del colapso. De las 450 becas que se otorgaban anualmente para los cientificos de todas las disciplinas, de todo el pais, hoy solo se otorgan 200.

Los cientificos que pugnan por ingresar a la carrera de investigador de ese organismo esperan desde hace mas de un ano sin obtener respuesta pese a sus excelentes calificaciones. Tampoco consiguen colocarse en la industria.

"En la clase dirigente argentina hay una total falta de consciencia sobre la importancia de tener un nucleo dedicado al desarrollo de las ciencias basicas para poder tomar decisiones politicas autonomas como lo hacen Chile, Mexico o Brasil", lamento Garraham.

Sin embargo, el investigador confia en el futuro. "Nunca estuvimos tan mal como ahora y la magnitud del problema es tan grande que ya no se lo puede ignorar", aseguro. (FIN/IPS/mv/dg/st/94

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