Cae la inversión extranjera directa mundial

Construcción de la represa Xayaburi, en el río Mekong, en Camboya, Los grandes proyectos de infraestructura requieren inversión extranjera directa, que la Unctad presagia débil para 2021. Foto: Jittrapon/Unctad
Construcción de la represa Xayaburi, en el río Mekong, en Camboya, Los grandes proyectos de infraestructura requieren inversión extranjera directa, que la Unctad presagia débil para 2021. Foto: Jittrapon/Unctad

La inversión extranjera directa (IED) mundial colapsó en 2020, al caer 42 por ciento, de 1,5 billones (millones de millones) de dólares en 2019 a 859 000 millones el año pasado, informó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

La incertidumbre sobre la evolución de la pandemia covid-19 y el entorno de la política de inversión global continuará afectando los flujos de IED en 2021, y para los países en desarrollo “las perspectivas para 2021 son una gran preocupación”, según la Unctad.

Un nivel tan bajo de IED no se observaba desde la última década del siglo XX, y está 30 por ciento por debajo del mínimo de inversión que siguió a la crisis financiera mundial de 2008-2009.

A pesar de las proyecciones de que la economía mundial se recuperará en 2021, la Unctad considera que los flujos de IED seguirán siendo débiles, vacilantes y desiguales, debido a la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia.

James Zhan, director de inversiones en la Unctad, dijo que “los efectos de la pandemia persistirán y es probable que los inversores se mantengan cautelosos al comprometer capital en nuevos activos productivos en el extranjero”.

La IED incluye fusiones y adquisiciones transfronterizas, financiamiento de proyectos internacionales e inversiones corporativas en nuevos proyectos en el extranjero, y suele buscar la explotación de activos estratégicos para las empresas, ganar eficiencia con la reducción de costos y participar en nuevos mercados.

Los países desarrollados resultaron ser los más s afectados, con una merma de 69 por ciento hasta recibir apenas 229 000 millones de dólares en 2020.

Los flujos hacia América del Norte fueron de 166 000 millones de dólares, una disminución de 46 por ciento (-49 por ciento en Estados Unidos), sobre todo en el comercio mayorista, los servicios financieros y la industria. Los proyectos nuevos de inversión también cayeron, 29 por ciento.

En Europa la inversión se agotó, con una merma de dos tercios, y en países como Reino Unido cayó a cero. En Australia también hubo una baja de 46 por ciento, mientras que se registraron alzas en Israel y Japón.

En las economías en desarrollo la merma fue de 12 por ciento, reduciéndose el flujo total a 616 000 millones de dólares, y la región más afectada fue América Latina y el Caribe, donde la IED se precipitó, -37 por ciento.

En África la IED descendió -18 por ciento, y entre los países en desarrollo de Asia la merma fue menor, de cuatro por ciento, recibiendo 476 000 millones de dólares en IED, principalmente debido a que los flujos se incrementaron hacia China e India.

Esos gigantes asiáticos tuvieron viento a favor para la IED con inversiones en economía digital y debido al auge de las industrias de alta tecnología, que crecieron 11 por ciento en 2020, y a las fusiones y adquisiciones transfronterizas, que  aumentaron 54 por ciento, y entre ellas firmas farmacéuticas.

En cambio, la inversión hacia los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático se contrajo, -37 por ciento, sumando 107 000 millones.

Los datos brindan a la Unctad una imagen mixta sobre las tendencias futuras, y confirman las débiles perspectivas para 2021, comenzando porque los anuncios de nuevos proyectos son 35 por ciento menos que los de 2019.

Zhan dijo que para los países en desarrollo “las perspectivas para 2021 son una preocupación importante”, pues aunque en 2020 los flujos  de IED parecieron resistentes “los anuncios de greenfield cayeron 46 por ciento y la financiación de proyectos internacionales siete por ciento”.

Los “greenfield” son proyectos en los cuales el inversionista extranjero construye desde cero las instalaciones para poner en operación de un proyecto, negocio, o subsidiaria en otro país, trae todo el capital necesario y de esa manera hace una inversión neta de divisas a la economía.

“Estos tipos de inversión son cruciales para la capacidad productiva y el desarrollo de la infraestructura y, por lo tanto, para las perspectivas de recuperación sostenible”, recordó Zhan.

La Unctad espera que cualquier aumento en los flujos mundiales de IED en 2021 provenga no de nuevas inversiones en activos productivos sino de fusiones y adquisiciones transfronterizas, especialmente en tecnología y atención médica, dos industrias afectadas de manera diferente por la pandemia.

Los inversores sudafricanos, por ejemplo, planean adquirir participaciones en proveedores de atención médica en África y Asia. Y las empresas indias de tecnología de la información anunciaron aumentos en las adquisiciones, dirigidas a mercados europeos y otros de servicios similares.

A-E/HM

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