Las organizaciones humanitarias y agencias de las Naciones Unidas advierten sobre otra sequía en el Cuerno de África, que amenaza con la repetición de la ola de sequía y el hambre que cobraron vidas en Somalia y sus vecinos hace ocho años.
La organización humanitaria británica Oxfam dijo este jueves 25 que más de 15 millones de personas en regiones afectadas por la sequía de Etiopía, Kenia y Somalia necesitan ayuda financiera rápidamente y advirtieron de que podría producirse una gran cantidad de muertos, a menos que los donantes concreten la asistencia rápidamente.
«No podemos esperar hasta que las imágenes de personas desnutridas y animales muertos llenen nuestras pantallas de televisión. Necesitamos actuar ahora para evitar el desastre», dijo Lydia Zigomo, directora regional de Oxfam para el Cuerno de África.
Oxfam recordó que en una última gran sequía en la zona, en 2017, los donantes respondieron con rapidez a la demanda de apoyo financiero. Eso ayudó a evitar una hambruna que podría haber sido tan mortal como la que se produjo en 2011, cuando otro gran periodo sin lluvias dejó más de 260.000 muertos, además de personas subalimentadas y enfermas.
Pero a diferencia de la buena respuesta humanitaria de 2017, en la actualidad los gobiernos de los países donantes todavía no han recaudado suficiente dinero en efectivo en esta ocasión, agregó Zigomo, una abogada de derechos humanos de Zimbabwe.
Según Oxfam, la situación es muy alarmante, porque la prolongación de la escasez de lluvias ya malogró los cultivos y dejó sin medios de subsistencia a millones de personas. Como resultado, 7,6 millones de personas están en riesgo de hambruna en los tres países, mientras millones ya debieron desplazarse de sus hogares.
«De la hambruna de 2011 aprendimos que debemos responder rápidamente y de forma decidida para salvar vidas. Pero aquel compromiso internacional de garantizar que aquello no volviera a suceder se ha transformado en autocomplacencia. Una vez más, son las personas más pobres y vulnerables las más perjudicadas», aseguró.
La directora de Oxfam subrayó que «una vez más, son los más pobres y los más vulnerables quienes son los más afectados».
Halima Ali Adan, directora adjunto de una organización socia de Oxfam, Save Somali Women and Children, dijo que la lentitud de la respuesta a la sequía «significa que las cargas y la vulnerabilidad de las mujeres están aumentando”.
“En ambientes a menudo hostiles, los actores locales están mejor situados para alcanzar los más necesitados, donde se debe hacer hincapié en llegar a las mujeres y los niños «, añadió.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) también ha dado la alarma. Las estaciones de lluvia de octubre-diciembre y de abril-junio en Somalia fueron más secas de lo esperado, empeorando una aridez que ya estaba golpeando a los agricultores y ganaderos del turbulento país.
Se anticipa que unos 5,4 millones de somalíes enfrentará escasez de alimentos para septiembre, y 2,2 millones de ellos necesitarían «asistencia de emergencia inmediata», advirtió el mes pasado el portavoz de Acnur, Babar Baloch.
Los donantes solo habían entregado una quinta parte de los 711 millones de dólares solicitados en un llamado en mayo, se preocupó Baloch.
«La última sequía se produce justo cuando el país comenzaba a recuperarse de una sequía en 2016-2017 que provocó el desplazamiento dentro de Somalia de más de un millón de personas», dijo Baloch a periodistas en la sede en Ginebra de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
«Muchos permanecen en un estado prolongado de desplazamiento», planteó.
En junio, la Unión Europea (UE) lanzó un plan de 3,2 millones de euros para gestionar las fuentes de agua y la agricultura y disminuir el impacto de la sequía en Somalia.
«El agua y la tierra son recursos críticos para la economía somalí y los medios de vida de las personas, pero también son extremadamente vulnerables a los desastres naturales y al cambio climático», dijo Hjordis D’Agostino Ogendo, diplomático de la UE.
«Si bien el acceso al agua tiene que aumentar, las infraestructuras necesarias deben diseñarse y gestionarse de manera sostenible», consideró.
Somalia no ha visto más que sequías, hambrunas y conflictos desde que el dictador Siad Barre fue derrocado en 1991. El gobierno lucha, con respaldo de Estados Unidos, para retomar el control de áreas pobres y rurales, en manos del grupo radical islamista Al Shabaab.
Las sequías están empeorando a nivel mundial, de acuerdo con la Secretaría Ejecutiva de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). Para 2025, unos 1.800 millones de personas experimentarán una grave escasez de agua y dos tercios del mundo padecerán «estrés de agua».
Aunque los procesos de sequía son complejos y se desarrollan lentamente, causan más muertes que los ciclones, terremotos y otros tipos de desastres naturales, advierte la CNULD. Para 2045, las sequías habrán obligado a 135 millones de personas a abandonar sus hogares.
«Con el cambio climático amplificando la frecuencia e intensidad de los desastres repentinos … y contribuyendo a fenómenos ambientales más graduales, como la sequía y el aumento del nivel del mar, se espera que se produzcan más desplazamientos de personas en el futuro», agregó Baloch.
Pero los expertos de la ONU creen que hay esperanza. Al gestionar las fuentes de agua, los bosques, la actividad agrícola y pecuaria, se puede reducir la erosión del suelo y revitalizar las tierras, un proceso que también podría ayudar a enfrentar el cambio climático.
T: MF