Nikky Haley, la embajadora de Estados Unidos en la ONU que no disimula su fastidio con Palestina, amenazó el año pasado a los estados miembro con “registrar nombres” de quienes votaran contra los intereses estadounidenses en el foro mundial, quizá con la perspectiva implícita de recortar la asistencia a los que se negaran a seguirle el juego al imprudente gobierno de Donald Trump.
Pero el recuento vengativo puede llegar a tornarse un ejercicio tedioso para Estados Unidos, cuando 146, de los 193 estados miembro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), votan a favor de mantener a Palestina como nuevo presidente del Grupo de los 77 (G77), la coalición más grande de países en desarrollo en el foro mundial con 134 estados miembro.
Entre los 146 había alguno de los grandes aliados de Estados Unidos, además de cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, China, Gran Bretaña, Francia y Rusia.
Los únicos dos países que permanecieron fieles a Estados Unidos fueron Israel, y su tradicional cliente, Australia, un recién llegado a las filas de partidarios de Washington.
Las 15 abstenciones correspondieron a Austria, Andorra, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Canadá, Croacia, República Checa, Honduras, Hungría, Letonia, Lituania, Mónaco, Polonia, Eslovaquia y Tuvalu,
La votación en la Asamblea General, el 16 de este mes, fue, por donde se lo mire, una derrota humillante para el gobierno de Trump, que trasladó su embajada de Tel Aviv a Jerusalén y recortó en 300 millones de dólares sus aportes a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (Unrwa).
Ambas medidas buscaron socavar a Palestina en la ONU. Pero los palestinos se llevaron una gran victoria a pesar de las presiones tras bambalinas, tanto de Estados Unidos como de Israel de frustrar el avance palestino.
Palestina, que no es miembro de la ONU, fue elegida para presidir el G77 a partir de enero del año próximo en una reunión ministerial realizada a fines de septiembre, lo que este mes fue ratificado por la Asamblea General.
Mouin Rabbani, del Instituto de Estudios Palestinos en Washington, dijo a IPS que la elección de Palestina como nuevo presidente del G77, en particular dada la naturaleza totalmente desigual de la votación, solo puede interpretarse como una bofetada deliberada contra Estados Unidos por parte de la comunidad internacional.
El mes pasado, el mundo se rió fuerte de Trump, quien se embarcó en otra tosca demostración de Americana en la Asamblea General, añadió.
“Hoy demostró que su respuesta a la determinación de Estados Unidos de desmantelar el sistema internacional y sus instituciones, de eliminar el concepto de responsabilidad en el marco del derecho internacional, de hacer al poder de Estados Unidos el único árbitro de los asuntos internacionales y de utilizar la cuestión palestina como vehículo para lograr sus objetivos, solo podrá adoptar formas más serias”, opinó.
Tras la votación, Haley dijo que su país votó en contra de la resolución que otorgaba a los palestinos privilegios en la ONU como presidente del G77.
“Estados Unidos no reconoce al estado palestino, no ha sido admitido como miembro de la ONU y no cree que los palestinos puedan ser elegidos como estado miembro”, añadió.
Estados Unidos se opone totalmente a que Palestina sea presidente del G77, así como a la resolución habilitante en la Asamblea General de la ONU, añadió la enviada saliente, al anunciar en la segunda semana de este mes que resignaá a su cargo a fines de este año.
“Los palestinos no pertenecen a un estado miembro de la ONU ni a ninguno otro. Estados Unidos seguirá señalándolo en sus comentarios en encuentros de la ONU encabezados por los palestinos”, observó.
“El error de la ONU socava las posibilidades de paz al alentar la ilusión de algunos palestinos de que pueden promover sus objetivos sin negociaciones de paz directa. De hecho, la votación de hoy no hace nada para ayudar al pueblo palestino”, añadió.
El embajador palestino, Riyad Mansour dijo que la votación en la Asamblea General representa al multilateralismo en su mejor expresión; muestra la mayoría de los miembros a favor de una resolución que permita que el presidente electo de un grupo desempeñe sus deberes de forma efectiva.[related_articles]
Fue una expresión del respeto de una decisión del G77 y China de elegir al estado de Palestina como su presidente para 2019 por consenso, tras el apoyo del grupo de Asia Pacífico a la candidatura palestina, también por consenso, precisó.
“El Estado de Palestina no escatimará esfuerzos para probar que merece esta confianza en su capacidad de representar y de defender los intereses del G77 y China, a la vez que de participar de forma constructiva e inclusiva y transparente con todos los socios a fin de promover la cooperación y los acuerdos de mutuo beneficio para el bien común de la humanidad”, añadió
La resolución de la Asamblea General no solo ratifica la decisión ministerial, sino que también da a los palestinos derechos y privilegios adicionales, como a realizar declaraciones en nombre del G77 y China, incluso entre representantes de grandes organizaciones, a realizar propuestas y enmiendas, y a presentarlas en nombre del bloque, así como el derecho a copatrocinar propuestas y enmiendas.
Además, Palestina obtuvo el derecho a explicar el voto en nombre de los estados miembro de la ONU que pertenezcan al G77 y China, a responder sobre posiciones del bloque y a plantear mociones de procedimiento, como mociones de orden y pedir para someter propuestas a votación, en nombre del grupo.
Rabbani señaló que la elección de Palestina para encabezar el G77 debe verse como una respuesta directa al reconocimiento de Washington de la exclusiva soberanía de Israel sobre Jerusalén en flagrante violación de las numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad, el fin del aporte económico de Estados Unidos a la Unrwa, en el marco de su campaña para eliminar el asunto de los refugiados palestinos, las medidas punitivas contra los civiles palestinos de los territorios ocupados para que no prosigan sus demandas contra Israel en la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia, y otras medidas para legitimar el control permanente de Israel sobre el pueblo, los territorios y los recursos palestinos.
“Si fuera una elección tradicional para la presidir el G77 no es seguro que hubieran elegido a Palestina, muy poco probable que hubiera ganado, y prácticamente de ninguna manera hubiera logrado los resultados que obtuvo”, observó Rabbani.
“En otras palabras, esto obedece a cuestiones mucho más amplias que las calificaciones gerenciales del candidato exitoso y, por encima de todo, un mensaje político dirigido a Washington”, aseguró.
La vasta mayoría de los miembros del G77 hicieron fila para preguntarle a Nikki Haley, y por extensión al “genio escondido de Jared Von Metternich, de registrar sus nombres y señalar que rechazan de forma categórica la política estadounidense hacia Palestina y los objetivos más generales que persigue el gobierno de Trump”, apuntó.
“El mayor desafío es traducir esas victorias simbólicas, por más importantes que sean, en logros sustantivos”, añadió.
Traducción: Verónica Firme