A menudo se recuerda que los derechos humanos son una creación de Occidente, impulsada en contra de la voluntad de las naciones en desarrollo, pero los orígenes del sistema internacional de derechos humanos podría ser otro, al menos eso concluyó un foro organizado en Nueva York por el Instituto Internacional para la Paz.
“Los aportes estructurales y fundacionales del Sur Global dejaron un gran, gran legado en la evolución de los derechos humanos internacionales”, observó Mogens Lykketoft, presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el encuentro realizado el miércoles 13 de este mes.
“El primer intento de socavar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, procedió de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, en lo que fue la primera revisión de eficiencia organizativa de la ONU”, recordó Lykketoft.
La revisión de los años 1950 a 1952 se concentró en prevenir la discriminación, en el estado de las mujeres y la libertad de información y la ineficiencia de la prensa, e incluso consideró cerrar la comisión de derechos humanos.
“Eso fue fuertemente combatido por países como México, Chile, Egipto, Haití y Filipinas con el argumento de que necesitábamos tener acuerdos sobre cuestiones sociales y de derechos humanos”, apuntó. Gracias al esfuerzo de esos estados siguen existiendo los órganos de derechos humanos, observó.
La historia de cómo el Sur dirigió el sistema internacional contemporáneo de derechos humanos no termina ahí.
El libro The Making of International Human Rights: The 1960s, Decolonization and the Reconstruction of Global Values (La creación de los derechos humanos internacionales: Los años 60, la descolonización y la recontrucción de los valores globales), publicado este año, muestra que los esfuerzos en la época poscolonial, en la década de los años 60, sentó las bases para la llamada revolución de los derechos humanos en la década siguiente, cuando los estados y los activistas occidentales comenzaron a abrazar esa causa.
“El debate de los derechos humanos en 2016 todavía trata de estar a la altura de la riqueza de lo que se debatió en los años 60”, observó Lykketoft.
“La mayor parte de los derechos humanos operan con consideraciones equivocadas sobre su propia evolución histórica”, precisó Søren Pind, ministro de Justicia de Dinamarca.
Steven L.B. Jensen, autor del informe e investigador del Instituto Danés de Derechos Humanos, señaló que Ghana, Jamaica, Liberia y Filipinas asumieron un papel de liderazgo.
“Jamaica fue le primer país en integrar los derechos humanos a su política exterior en 1964, 13 años antes de que lo hiciera el gobierno de Jimmy Carter, a fines de los años 70. Hay mucha literatura sobre Jimmy Carter y Estados Unidos, pero nunca se escribió sobre Jamaica”, apuntó Jensen.
La política exterior del país caribeño de 1964 se concentró en los mismos tres elementos en los que decidió concentrarse el presidente de la Asamblea General de la ONU este año: derechos humanos, reforma del comercio y de la asistencia internacional y mantenimiento de la paz.
El representante permanente de Jamaica en la ONU, Courtenay Rattray, dijo que está orgulloso del aporte de su país al sistema internacional de derechos humanos.
“Como joven estado en 1962 y nuevo miembro de la ONU, a Jamaica le preocupaba que el mundo quedara rezagado en materia de derechos humanos, pues hasta ese momento, su defensa no había recibido la atención y el estatus que merecía en el sistema del foro mundial”, puntualizó Rattray.
“Cuando Jamaica se independizó, al finalizar el período colonial y de la esclavitud, teníamos que hacer frente al desafío de la identidad, la inclusión y la desigualdad”, recordó.[related_articles]
Pero también, precisó Rattray, trajo una perspectiva que le dio particular importancia a los conceptos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Carta de la ONU.
“Esos instrumentos ahora son considerados documentos fundacionales que no se pueden derogar, pero hace 50 o 60 años no existía la adhesión universal ni la reverencia que ahora se le otorga a los documentos de derechos humanos”, subrayó.
“Es notable que un pequeño país que recién se había independizado, como Jamaica, se haya parado en el concierto mundial decidido a movilizar los recursos necesarios para impulsar los derechos humanos a escala internacional”, destacó Rattray.
El informe de Jensen también concluyó que la Declaración sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la consiguiente Convención fueron propuestas por nueve estados africanos francófonos, lo que marcó un avance en materia del derecho internacional que permitió concretarla en 1965.
Entonces, Liberia estaba bajo una fuerte presión de la Unión Soviética y de los países comunistas para, no solo proponer, sino también impulsar, una convención internacional para la eliminación de todas las formas de intolerancia religiosa.
“Eso inspiró a Gran Bretaña y a Estados Unidos a involucrarse de manera mucho más sustancial en el trabajo por los derechos humanos”, apuntó Jensen.
Gran Bretaña no lo reconoció como un asunto legítimo de interés internacional hasta 1966. La motivación de Jamaica, Liberia y Filipinas realmente empujó a los países occidentales hacia el ámbito de los derechos humanos, subrayó Jensen.
“Revisando esa historia y la lucha para prevenir la discriminación en la agenda de la ONU, ¿qué queremos decir realmente con ‘no dejar a nadie atrás’?”, preguntó Jensen. “Son legados realmente importantes sobre los cuales seguir construyendo”, añadió.
“Frente a los desafíos contemporáneos, nos corresponde a nosotros asumir el papel de aquellos que nos precedieron, transcender nuestras diferencias, forjar acuerdos y encontrar soluciones efectivas”, subrayó Rattray.
Traducido por Verónica Firme