Un relieve de hace 4.200 años en la tumba del visir Mereruka muestra la asombrosa variedad de peces que otrora habitaron el río Nilo y sus humedales. Pescadores del antiguo Egipto tenían sus redes repletas de aquel botín, incluido el sagrado oxirrinco, que se capturaba y criaba pero jamás se comía.
Pero las anécdotas de los pescadores que actualmente viven a orillas del Nilo retratan un panorama diferente. Ibrahim Abdallah, un anciano de la aldea de Nubia, dice que muchos de los peces que él recuerda de su infancia han desaparecido del río por completo.
"Muchas variedades de peces se fueron, y las pocas que quedan han sido objeto de pesca excesiva", agrega.
Abdallah se acuerda de un pez con forma de sartén al que llama "kawara", y que antes abundaba en las aguas arremolinadas del Nilo durante el verano, así como en charcas profundas, cuando estaba por desovar.
"No lo hemos visto en muchos años. Un verano nos dimos cuenta de que habían desaparecido todos", dice.
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Casi la mitad de los peces del Nilo que muestran los relieves antiguos se extinguieron. Los investigadores que comparan los registros históricos de pesca estiman que incluso 35 de estas especies desaparecieron de los tramos más bajos del Nilo en los últimos 40 años. Entre ellas, el pez elefante, el cíclido joya del Nilo y la arowana africana. Otras decenas están listadas como amenazadas o en peligro.
Justin Grubich, profesor adjunto de biología en la American University en El Cairo, dice que las pesquerías del Nilo sufrieron una reducción catastrófica luego de la construcción de la represa alta de Asuán, en los años 60. El embalse actúa como una barrera, obstaculizando el ciclo reproductivo y las rutas migratorias de muchas especies de peces, y también impidiendo que millones de toneladas de sedimentos y materia orgánica lleguen al tramo más bajo del río. La represa alta "se construyó para controlar la temporada de inundaciones, a fin de tener una agricultura más consistente", y "ayuda a regular mejor el agua, pero corriente abajo no hay una recuperación del suelo y los nutrientes" que apoyen la vida acuática, explica Grubich.
El impacto se siente en unos 1.200 kilómetros corriente abajo. Sin sedimentación, el delta del Nilo se va retirando, en algunas áreas varios metros al año.
La erosión costera permitió que el mar avanzara hacia una serie de lagos llanos en la desembocadura del Nilo, matando a especies de agua dulce incapaces de tolerar la alta salinidad. Esto también permitió que peces marinos depredadores invadieran áreas de desove y de cría, devastando las existencias pesqueras.
Investigaciones realizadas en los años 70 concluyeron que la biodiversidad acuática en los cuatro lagos del Delta del Nilo en Egipto había decaído de modo significativo.
Relevamientos del Instituto Nacional de Oceanografía y Pesca identificaron 34 especies de peces en el lago Manzala, en comparación con más de 50 registradas medio siglo antes. Patrones similares se hallaron en el cercano lago Burullus, que se había vuelto excesivamente salobre.
El Burullus también estaba contaminado. Alrededor de 4,5 millones de toneladas de efluentes industriales, incluidas 50.000 toneladas de contaminantes peligrosos, se vuelcan cada año al bajo Nilo, según el Ministerio de Ambiente.
Esos tóxicos, que también incluyen desechos agrícolas y aguas servidas sin tratar, envenenan la vida acuática en el río y se concentran en los lagos en su desembocadura.
Los peces jóvenes son extremadamente susceptibles a la contaminación, que puede matarlos directamente, "o crear un gran volumen de materia orgánica en descomposición, que consume todo el oxígeno disuelto que los peces necesitan para sobrevivir", dice Osman El-Rayis, profesor de química en la Universidad de Alejandría.
Niveles letales de toxinas en el agua pueden haber extinguido ya al pez joya, que otrora prosperó en el delta del Nilo y los lagos del norte. Los pescadores dicen que es raro ver peces luna en el río. Y el antes ubicuo pececillo del Nilo (Leptocypris niloticus), que nadaba en grandes cardúmenes en aguas llanas, ahora se restringe a pocas zonas cercanas a Asuán.
En el lago Nasser, la reserva de 5.200 kilómetros cuadrados que hay detrás de la alta represa, las poblaciones de muchas especies de peces se han reducido a niveles críticos, alerta Olfat Anwar, directora de Pesca en la Autoridad de Desarrollo del Lago Nasser.
"El principal motivo es el cambio en el ambiente, porque casi no hay flujo de nutrientes dentro del lago Nasser", dice.
"El actual va de cero a 0,3 metros por segundo, desde Sudán hasta Abu Simbel, entonces está casi estancado (más al norte). Así que no hay flujo de sur a norte, y esto afectó la composición de especies del lago", agrega.
El lago también sufrió décadas de abandono y mala administración, lo que derivó en prácticas pesqueras insostenibles, contaminación por la circulación de cruceros y un subfinanciado programa de criaderos.
Sin embargo, unas pocas especies de peces no solo sobrevivieron, sino que también prosperaron. Cuatro variedades de tilapia habitan el lago y mantienen una saludable pesca comercial. El bagre, la perca del Nilo y el pez tigre crecieron hasta adquirir un tamaño asombroso, atrayendo a pescadores de todo el mundo.
"El evidente éxito de un puñado de especies ha distraído a la población de las dificultades de otras" cuya salvación no se considera prioritaria porque no son comerciales, dice Anwar a IPS.
Pero, según Grubich, hay una desesperada necesidad de acciones para la conservación. Los cuerpos de agua dulce son particularmente sensibles a los cambios ecológicos, y la pérdida de especies aparentemente insignificantes puede hacer colapsar complejas cadenas alimenticias.
"Todas estas especies juntas han estado evolucionando durante millones de años, y han desarrollado un entramado alimentario. Es un equilibrio delicado, y cuando se saca uno de los actores tiende a haber un efecto dominó", explica.
