BIODIVERSIDAD: La vida bajo el macroscopio

Imagine que mira una imagen satelital de la Amazonia y, con apenas pulsar el ratón de su computadora, averigua qué especies de plantas y animales viven en ese segmento de bosque tropical.

Usted incluso puede observar el ADN (ácido desoxirribonucleico) de los microbios que viven en los insectos, en un sorprendente y futurista "macroscopio de vida" en la Tierra al que puede consultar en Internet.

La información sobre estas especies amazónicas, su hábitat y sus datos genéticos, ya existe en la mayoría de los casos. Pero está desparramada como las hojas secas por todo el mundo, en polvorientos sótanos de museos, laboratorios científicos, bibliotecas y cientos de bases de datos electrónicos.

Ahora, científicos presentaron un esfuerzo de 10 años de recopilación de los vastos conocimientos mundiales sobre biodiversidad en un solo sistema de información interactiva, de libre acceso, basado en Internet.

Lo hicieron en la primera Conferencia Internacional e-Biosfera 09 sobre Informática de la Biodiversidad, que comenzó el lunes y finalizará este miércoles en Londres.
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¿Encontró un insecto extraño en su jardín? Ahora, guías de identificación, imágenes y mapas digitales, y bases de datos globales le ayudarán a saber el nombre de la especie, de dónde procede y si es dañina o invasora.

¿Le interesa conocer más sobre el bosque que se extiende junto a su cadena montañosa favorita? Pronto podrá empezar por una imagen satelital y luego hacer clic para investigar sobre los árboles, plantas y animales que lo habitan.

Aunque todo esto puede sonar demasiado futurista para ser una posibilidad real en pocos años, los expertos ya planifican los detalles. El sistema funcionará en simultáneo con la red mundial de datos meteorológicos.

"Un macroscopio está entre un microscopio y un telescopio. Éste será un observatorio macroscópico virtual", explicó David Schindel, del Consorcio para el Código de Barras de la Vida, en el Instituto Smithsonian de Washington.

"Es solamente mediante un sistema global e integrado como éste que podemos obtener respuestas a las grandes preguntas de nuestro tiempo", dijo Schindel a IPS.

Entre estas "megapreguntas" que el macroscopio, oficialmente conocido como e-Biosfera, puede responder, están por qué hay tantos tipos de organismos vivientes y cómo coexistimos con ellos como sociedad e impedimos la pérdida de ecosistemas, señaló.

"Estamos creando un observatorio virtual para la biodiversidad mundial, donde puedan realizarse observaciones ambientales, (obtenerse) datos de especímenes, resultados experimentales y elaboración de modelos sofisticados por todos los grados de biodiversidad, desde los genes hasta los ecosistemas", dijo James Edwards, director ejecutivo de la Enciclopedia de la Vida, basada en el Instituto Smithsonian.

"El impacto de esa información aumenta tremendamente cuando se la conecta y se la vuelve accesible, en Internet, para todos", señaló Edwards a IPS.

La e-Biosfera será muy importante para los países en desarrollo, porque buena parte de los datos sobre sus propios ecosistemas, recolectados a lo largo de muchas décadas, reside en las bibliotecas, museos y archivos del mundo industrializado.

"La mayoría de la información sobre la biodiversidad de los países industrializados está en el Norte", dijo Edwards.

En el futuro cercano, alguien en Kenia podrá usar su teléfono celular para tomar una fotografía de un insecto, enviarla por correo electrónico y obtener una respuesta sobre su identidad, qué come y otros datos en tiempo real, según Edwards.

"Muchos descubrimientos de nuevas especies ya están surgiendo del público. Esto simplemente intensificará" el fenómeno, sostuvo.

Los programas informáticos especializados son tan sofisticados que pronto podrán determinar automáticamente la especie de una planta simplemente a partir de una foto de una hoja.

Edwards calcula que hay 1.000 millones de registros de información sobre las criaturas vivientes en la Tierra. La Red Mundial de Información sobre Biodiversidad de Copenhague ya tiene 170 millones, y el resto espera ser recabado y digitalizado.

Buena parte de los datos procederán de no-científicos: agricultores, pescadores, amantes de los pájaros y naturalistas amateurs, que han recolectado enormes cantidades de información sobre cuándo florecen las plantas o qué mariposas y aves están presentes en sus localidades. Parte de esto data de hace siglos.

"Será extremadamente valioso analizar estos datos para comprender los impactos del cambio climático y de otros cambios históricos", explicó Edwards.

Los usos potenciales son infinitos. Uno es la bioseguridad, mediante la detección de plagas y especies extrañas, además de la cuarentena. Los estudios muestran que la identificación temprana de una peste invasora en África, por ejemplo, salvó producción por miles de millones de dólares.

Otra aplicación es la determinación más rápida y más fácil del origen de virus relacionados con animales y otras amenazas a la salud humana, la identificación de plantas resistentes a las enfermedades y las sequías, así como de capturas accidentales y evaluaciones de reservas pesqueras en general.

En cuanto al consumidor, el macroscopio ayudará a identificar qué especies pesqueras están mal clasificadas y se venden en comercios y restaurantes, o qué productos madereros procesados en el mercado han sido cosechados e importados ilegalmente.

Todo tipo de otros datos, como información sobre el uso de la tierra y otros insumos socioeconómicos, pueden estar integrados. Lo que todavía se ignora es el alcance de sus usos, según Edwards.

Schindel comparó esto con la evolución de los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). Hace unos años, eran aparatos grandes y costosos y todo lo que podían decir era dónde se encontraba uno. Ahora, toda clase de datos como mapas e información turística están integrados en un solo artefacto pequeño.

"Todos quieren participar e incorporar sus datos", dijo.

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