TRIPLE FRONTERA: Denuncias de terrorismo hacen agua

Organizaciones de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay realizarán este año su propio Foro Social, para denunciar lo que creen que se oculta tras el señalamiento estadounidense de esa región como una cueva de terroristas.

Los convocantes están convencidos de que Washington busca controlar en esa zona, con la coartada del antiterrorismo, el acceso al acuífero Guaraní, una gran reserva de agua dulce, considerada la mayor de América del Sur y una de las más grandes del planeta, que se extiende también bajo el territorio de Uruguay.

El Primer Foro Social de la Triple Frontera se llevará a cabo del 25 al 27 de junio en la ciudad argentina de Puerto Iguazú, como parte del Foro Social Mundial (FSM) y del movimiento opositor al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El FSM ha expresado su temor a un proceso de creciente militarización de América Latina mediante bases estadounidenses que ya existen en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú. Para los miembros latinoamericanos del Foro, ese proyecto se fortalecería si el ALCA, impulsado por Washington, se pone en marcha en 2005 como está previsto.

Pero hasta ahora no había más que pronunciamientos aislados sobre la vinculación entre las denuncias de terrorismo en la Triple Frontera y los presuntos intentos de Washington por aumentar el control militar sobre esa zona, cuyos centros urbanos son Puerto Iguazú, Foz do Iguazú en Brasil y Ciudad del Este en Paraguay.

”En Iraq, la denuncia sobre armas de destrucción masiva (que presuntamente poseía Bagdad) sirvió para justificar acciones injustificables. Lo mismo están haciendo con la Triple Frontera, construyen un enemigo a través de la prensa con el objetivo de controlar recursos naturales de valor estratégico que alberga la región”, dijo a IPS Miguel Serdiuk, coordinador del foro zonal.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel comenzaron a hablar de la presencia en la Triple Frontera de terroristas árabes del libanés Hizbolá (Partido de Dios) y la red Al Qaeda (La Base) tras atentados en Buenos Aires contra la embajada de Israel, en 1992, y la Asociación Mutual Israelita Argentina, en 1994, que sumaron más de 110 víctimas fatales.

El gobierno de Estados Unidos considera a Al Qaeda responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Tras esos atentados, las denuncias estadounidenses sobre la Triple Frontera se incrementaron.

En las últimas semanas, medios de comunicación de Israel se hicieron eco de esas versiones sobre presencia terrorista en la región, pero el Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos admitió que en realidad no cuenta con ”información creíble” al respecto, mediante la embajada estadounidense en Argentina.

De todos modos, reiteró sospechas de que en la zona, donde reside una nutrida comunidad sirio-libanesa, se recaudan fondos para el terrorismo, procedentes en muchos casos de otras actividades ilegales.

Un acuífero es una formación geológica que aloja agua subterránea y le permite moverse. El Guaraní es en realidad un sistema de acuíferos, que abarca aproximadamente 1,2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 840.000 se encuentran en Brasil, 225.000 en Argentina, 71.700 en Paraguay y 58.500 en Uruguay.

Expertos calculan que contiene una reserva permanente de 45.000 kilómetros cúbicos de agua, con un volumen explotable de 40 a 80 kilómetros cúbicos por año. En gran parte del acuífero el agua es surgente, lo que ahorra el costo de bombeo, y en su zona central, brota caliente. En otros lugares, su techo está a 1.500 metros de profundidad bajo el nivel del mar.

El país que más explota el acuífero Guaraní es Brasil. Lo usa para abastecer total o parcialmente a más de 300 ciudades, entre ellas la meridional Sao Paulo, con 18 millones de habitantes.

Según algunos estudios científicos, el volumen hídrico del acuífero podría abastecer a la población mundial durante 200 años con un consumo diario de 100 litros por persona. Pero ese enorme potencial contrasta con una debilidad: es un sistema naturalmente protegido, vulnerable a la contaminación allí donde el agua aflora a la superficie.

Ambientalistas y científicos han advertido de que el aumento sin control de los volúmenes de agua extraídos del acuífero, así como la acumulación de contaminantes agroquímicos y residuos urbanos e industriales, ya ponen en riesgo el abastecimiento de agua potable de millones de personas, la industria turística hidrotermal y el eventual uso de aguas termales como fuente de energía en la región.

Los cuatro países que comparten el acuífero, que son además los Estados miembros del Mercosur, acordaron elaborar un Proyecto Ambiental de Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní, con el objeto de profundizar en el conocimiento de esa reserva y protegerla de la contaminación.

Los responsables del proyecto deberán presentar a los gobiernos, en marzo de 2007, una propuesta de gestión común del recurso. La meta declarada es desarrollar un marco jurídico adecuado y promover la participación pública, para que la sociedad colabore con la preservación del acuífero.

El costo del proyecto fue calculado en 27 millones de dólares, de los cuales 13 millones serán aportados por Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), cuyo principal administrador y donante es el Banco Mundial.

El resto lo financian la Organización de Estados Americanos, los países involucrados, la Agencia Internacional de Energía Atómica y organismos privados de Alemania y Holanda.

Entre los objetivos del proyecto está ampliar los conocimientos sobre el reservorio, desde la ubicación de su límite occidental hasta la de las áreas de recarga y descarga, y comprender su hidrogeología y dinámica, así como elaborar un diagnóstico de la contaminación.

Pero organizaciones sociales integrantes del FSM han afirmado que ese proyecto podría ser utilizado para que grandes corporaciones económicas tengan un mejor conocimiento del acuífero, a cuenta de los gobiernos, con vistas a manejar el agua como un bien comercializable y no social.

Participantes en el foro aseguran que así como Estados Unidos impulsó la guerra contra Iraq para asegurarse el abastecimiento de petróleo, con el pretexto de nunca halladas armas de destrucción masiva, podría utilizar el pretexto del terrorismo para controlar el agua en la Triple Frontera.

En apoyo de esa hipótesis, alegan que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde 1994 entre Canadá, Estados Unidos y México, ya generó un mercado del agua, y que lo mismo podría ocurrir en el resto del mundo si prospera una propuesta de la Unión Europea en la Organización Mundial del Comercio.

”Las acciones internacionales como este Primer Foro Social de la Triple Frontera buscan impedir que los gobiernos acepten propuestas que limiten la capacidad de los Estados para regular o prestar servicios de agua potable, en detrimento de los más pobres”, advirtió Serdiuk.

En la reunión preparatoria del foro zonal, que se celebró a fines de enero en Puerto Iguazú, se hicieron presentes más de 70 organizaciones de los tres países involucrados, y también de Chile, Colombia, Estados Unidos y Suecia. Allí se definió la agenda de discusión para junio.

”La concurrencia nos sobrepasó, y ahora tendremos que volver a reunirnos en marzo para organizar la logística. La capacidad de Puerto Iguazú para albergar a tanta gente es limitada”, advirtió Serdiuk, quien reafirmó que de todos modos el foro deber realizarse allí mismo, en ”el ojo de la tormenta”.

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