Rusia cuenta con algunas de las mayores reservas mundiales de agua dulce, pero puede sufrir escasez de ese vital recurso debido al deterioro de su infraestructura de distribución, según funcionarios y ambientalistas.
Ese es uno de los más urgentes problemas macroeconómicos y geopolíticos del país, afirmó el ministro de Recursos Naturales, Vitaly Artyukhov, al indicar que el gobierno carece de los fondos necesarios para mantener en forma adecuada los servicios de irrigación y suministro de agua potable.
Las declaraciones de Artyukhov sorprendieron a muchos habitantes del país, acostumbrados a escuchar a funcionarios vanagloriarse de los cuantiosos recursos hídricos rusos.
Según el Instituto de Recursos Mundiales, con sede en Washington, Brasil ocupa el primer lugar en materia de disponibilidad renovable de agua dulce, con 12,7 por ciento del total mundial, Rusia el segundo lugar con 10,2 por ciento, y China el tercero con 8,3 por ciento.
Los recursos del país incluyen unos 2,5 millones de ríos y arroyos, y unos dos millones de lagos de agua dulce, entre ellos algunos gigantescos como el nororiental Baikal y los noroccidentales Ladoga y Onega, comunicados entre sí, además de vastas reservas subterráneas y de hielos polares.
El Baikal, con 1,6 kilómetros de profundidad máxima, contiene unos 23.000 kilómetros cúbicos de transparentes aguas.
La abundancia de recursos hídricos ha conducido a su uso en forma dispendiosa, con un promedio anual de 1.000 metros cúbicos por persona. En algunos países de Africa subsahariana, el promedio es menos de 10 metros cúbicos anuales por habitante.
De todos modos, casi la mitad del agua potable disponible fluye hacia el septentrional océano Artico, y de nada sirve a la mayoría de la población, concentrada en las regiones septentrional y occidental del país, donde también se realizan la mayor parte de los cultivos agrícolas.
Por otra parte, especialistas calculan que enormes cantidades de agua potable se desperdician debido a pérdidas de cañerías oxidadas y goteo de grifos.
Más de dos tercios de los 143,5 millones de habitantes del país afrontan restricciones de acceso a agua potable, debido al deterioro del sistema de suministro y a contaminación industrial, dijo a IPS el experto en recursos hídricos Alexey Kiselyov, de la filial rusa de la organización no gubernamental ambientalista Greenpeace.
Artyukhov hizo bien al alertar a la población sobre probable escasez de agua potable, opinó el especialista.
En agosto del año pasado, el Foro Internacional sobre el Agua convocado en Estocolmo por la Organización de las Naciones Unidas advirtió que un tercio de los habitantes del planeta pueden verse afectados en 2025 por escasez de agua potable, y que eso plantea el riesgo de graves conflcitos por el control del vital recurso.
En 2025, unos 3.000 millones de personas vivirán en áreas en las cuales el acceso a ese recurso será difícil o imposible, y la mitad de ellos afrontará severa escasez, si se mantienen los actuales hábitos de consumo, explicó.
Unos 450 millones de habitantes de 29 países, desde Asia hasta Africa subsahariana, ya padecen graves problemas para acceder a agua potable, indicaron expertos en esa reunión.
El planeta posee unos 36 millones de kilómetros cúbicos de agua potable, que son sólo 2,5 por ciento del total de agua, según cálculos de especialistas.
Además, es muy difícil acceder a más de dos tercios del total de agua potable, que están en profundos yacimientos no explotados, o en estado de congelación en los polos. El total disponible es sólo unos 11 millones de kilómetros cúbicos, según el Instituto Internacional de Administración del Agua.
Por otra parte, las reservas mundiales disminuyen, y los expertos prevén que esa tendencia se mantendrá debido al cambio climático en curso.
En Rusia, el nuevo Servicio Federal de Agua tiene el mandato de regular el suministro de ese recurso, y administrar las reservas creadas por el sistema de represas.
En el país hay unos 30.000 embalses y represas, de los cuales unos 2.300 carecen de servicios de mantenimiento. Del total, unos 6.000 fueron creados hace más de 30 años, indicó el viceministro de Recursos Naturales y director del Servicio Federal de Agua, Nikolai Tarasov.
Ese deterioro afecta el suministro de agua potable y determinó el año pasado que inundaciones de verano (boreal) superaran las barreras creadas por el ser humano y destruyeran unas 60.000 viviendas en la septentrional región del Cáucaso, con pérdidas materiales de más de 400 millones de dólares, según el Ministerio de Recursos Naturales. (FIN/IPS/tra-eng/sb/ss/mp/en/02