Cientos de emigrantes ilegales provenientes de Pakistán y de los vecinos Afganistán e Irán son trasladados cada mes a otros países por traficantes, en viajes llenos de escalas y peligros.
Un paquistaní de 23 años de edad a quien llamaremos Jawad pensó hace cuatro meses que ya había pasado lo peor, cuando llegó a la pequeña isla indonesia de Botham, a miles de kilómetros de su país y muy cerca de Australia, su país de destino, junto con otros 25 emigrantes ilegales.
Sin embargo, el sueño de una vida mejor terminó para Jawad cuando estaba a bordo de un avión y a punto de despegar hacia otra isla, aun más cercana a Australia.
Las autoridades indonesias obligaron a los 26 inmigrantes ilegales a bajar del avión y los arrestaron, al parecer tras descubrir que cuatro iraníes integrantes del grupo no disponían de documentos en regla. Una semana después, Jawad estaba de nuevo en Pakistán.
En la actualidad, el frustrado emigrante ha vuelto a residir en su ciudad de origen, la septentrional Parachinar, cerca de la frontera entre Pakistán y Afganistán, donde piensa en qué se equivocó, y sostiene que habría llegado a Australia si hubiera sabido hablar inglés y tenido más confianza en sí mismo.
Jawad, quien nunca había salido antes de su país, está desempleado y ha decidido intentar el viaje una vez más, aunque su familia está muy feliz de que no haya muerto o desaparecido como muchos otros jóvenes que trataban de emigrar en forma ilegal.
La industria de la emigración ilegal florece en el país, pese al creciente número de informes sobre esas muertes y desapariciones, en especial en la región fronteriza con Afganistán.
Un traficante de la septentrional ciudad de Peshawar dijo a IPS que su negocio y el de otros como él se basa en la complicidad de funcionarios gubernamentales.
La emigración ilegal «mueve una enorme cantidad de dinero, y la corrupción es frecuente entre esos funcionarios», indicó.
Otro traficante explicó que los precios más altos, de 16.000 a 20.000 dólares, se cobran a quienes desean emigrar en forma ilegal a Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, y que ser trasladado a Europa Central cuesta en promedio unos 12.000 dólares.
«Puedo trasladar a personas a cualquier país del mundo, con o sin documentos, si me pagan lo que pido», aseguró.
Muchas personas pagan, debido a su urgencia por alejarse de la pobreza y la ausencia de perspectivas, en vez de reunir los documentos exigidos y presentarse como aspirantes a una visa.
Jawad contó que su familia reunió unos 4.000 dólares para pagar su frustrado viaje a Australia, el destino preferido por los emigrantes ilegales paquistaníes porque existe una eficaz red de traficantes que traslada personas a ese país.
También señaló que los traficantes devolvieron el dinero tras el fracaso de su operación.
«Muchos de mis amigos y parientes se fueron a Australia a comenzar una nueva vida, y decidí probar mi suerte», agregó.
Según los traficantes, muchos de los emigrantes ilegales provienen de Afganistán y se dirigen a Arabia Saudita, a menudo con el pretexto de realizar la Umra, una peregrinación islámica.
Es frecuente que emigrantes ilegales paquistaníes se hagan pasar por afganos cuando llegan a sus países de destino, para pedir asilo como víctimas de violaciones de los derechos humanos en Afganistán, aseguraron.
La asunción de esas identidades falsas es fácil para muchos paquistaníes de la región septentrional que provienen de Afganistán y hablan dari, explicaron.
Un paquistaní a quien llamaremos Sadiq obtuvo refugio en Bélgica mediante un falso documento de identidad afgano, que le consiguió un amigo en Peshawar.
Varios traficantes sostuvieron que la desparición de muchos emigrantes ilegales paquistaníes se debe a que se hacen pasar en la actualidad por afganos, y evitan el contacto con sus familias para no delatarse, en especial durante los primeros meses de su residencia en otros países.
Akhtar Hussain, un comerciante de Parachinar, quiere creer que ese es el motivo de que no haya tenido noticias de su hermano menor, Jameel, quien emigró en forma ilegal hace más de tres meses, con la intención de llegar a Australia.
«Es posible que haya llegado a Australia y esté en instalaciones para refugiados, desde las cuales no pueda llamarme por teléfono», comentó.
Sin embargo, Hussain sabe que muchas cosas pudieron pasarle a su hermano, en el itinerario por varios países que deben recorrer los emigrantes ilegales.
Entre las escalas más frecuentes de esos emigrantes están las ciudades de Moscú, Dubai y Bangkok, y otras en Malasia, Irán, Turquía y China.
Hussain dijo que Jameel se puso por última vez en contacto con su familia desde Malasia, y dijo que todo iba bien.
Jawad contó a IPS que realizó el primer tramo de su viaje, un vuelo a Kuala Lumpur, junto con cuatro amigos, y que los cinco poseían visas legítimas para ingresar a Malasia, donde se alojaron durante dos semanas en un hotel.
Luego salieron de madrugada de la ciudad, para abordar una embarcación junto con una veintena de personas provenientes de Afganistán e Irán, y emprender un viaje por mar de dos días y medio a Botham, donde pasaron 25 días antes de abordar el avión donde fueron descubiertos, indicó. (FIN/IPS/tra- eng/ny/ccb/mp/pr/01