Este mes se cumplieron 31 años de la revolución del Poder Negro en Trinidad y Tobago, un movimiento popular que se hizo eco de las protestas de grupos negros en Estados Unidos pero «no cambió al país», a juicio de sus líderes.
Después de tres décadas, uno de los caudillos de aquel movimiento, Kafra Kambon, consideró que la situación no ha cambiado demasiado en este país caribeño, donde 40 por ciento de la población es de origen africano y otro 40 por ciento de origen indio.
«Nuestra economía está paralizada entre las instituciones internacionales de crédito y la Organización Mundial del Comercio. El poder extranjero es tan grande hoy como lo era a fines de 1970», dijo.
Kambon, ahora con 57 años, fue uno de los líderes del levantamiento civil conocido como la revolución del Poder Negro. En aquellos meses «detuvimos el país», recordó Kambon, quien junto al resto de los dirigentes fue detenido y debió purgar siete meses de prisión en 1970.
El movimiento del Poder Negro que recorrió Estados Unidos tuvo su impacto en Trinidad y Tobago en 1969, luego de los disturbios ocurridos en la Universidad Sir George Williams, de Canadá, donde los estudiantes negros protestaron contra un sistema de graduación que consideraban discriminatorio.
El incidente caló profundamente entre los estudiantes negros de la Universidad de las Indias Occidentales en Trinidad. Cuando el gobernador general de Canadá, Roland Michener, visitó la casa de estudios, estallaron las revueltas.
«En esa época, el color de la piel era un tema candente. En Trinidad y Tobago, sólo los blancos y los mestizos conseguían los mejores empleos en la banca y las empresas de seguros y otras industrias», dijo Kambon.
La fecha clave fue el 21 de abril de 1970, cuando se produjo un motín en el ejército, luego que el primer ministro de la época, Eric Williams, declarara el estado de emergencia. La represión quedó en manos de la policía.
El gobierno pretendía refrenar el creciente descontento de los trabajadores, que mediante huelgas y manifestaciones exigían mayor participación en el control de las riquezas del país.
Según las autoridades, el estado de emergencia fue «un esfuerzo desesperado para detener la revolución mediante la detención y el encarcelamiento de sus líderes».
El periodista Raoul Pantin, autor de un libro sobre aquellos hechos, recordó que «antes del amanecer, la policía ya había arrestado a los principales dirigentes del Poder Negro», mientras se anunciaba el toque de queda.
Hubo manifestaciones y disturbios, y los rebeldes tomaron las colinas cercanas a la capital, Puerto España, enredándose en una batalla campal con la policía en la cual murieron 12 civiles y un agente, antes de que se calmaran los ánimos.
En una entrevista realizada con motivo del aniversario, Kambon consideró que el movimiento fracasó «porque las mismas fuerzas permanecieron en el poder».
No obstante, «hubo avances de gran impacto en cuanto a políticas de Estado, economía y educación, e incluso en la propiedad de algunos recursos», sostuvo Kambon.
«El sector bancario era totalmente extranjero antes de 1970. Luego de aquel año tumultuoso aparecieron bancos locales e incluso un banco de trabajadores», dijo. Por otra parte, «antes de 1970, en un banco el único negro era el portero», sostuvo el ex líder, que actualmente trabaja como asesor en desarrollo.
Pero el movimiento estuvo desprovisto de ideología, según Kambon. «No se trató de dar más poder al pueblo. Fue sólo una cuestión de conveniencia política».
En efecto, de acuerdo con el politólogo John La Guerre, el poder político estuvo en el corazón de las alianzas partidarias surgidas luego de 1970, cuando los dos grupos étnicos mayoritarios de Trinidad, el de origen africano y el de origen indio, se unieron para controlar la nueva situación.
«Lo que motivó a los partidos políticos a aliarse no fue la cuestión racial, sino el poder político», dijo La Guerre. «Los políticos se definen a sí mismos por la búsqueda del poder, y emplean cualquier método para lograrlo».
El domingo 22, el Comité Nacional de Acción Conjunta, un partido surgido del movimiento del Poder Negro que se ha presentado sin éxito a varias elecciones generales, celebró una sesión especial para conmemorar el aniversario.
Pantin, quien cubrió las protestas y escribió el libro «El día del Poder Negro», afirmó que «para la nueva generación, el 21 de abril no tiene más significado que cualquier otra fecha del calendario».
Pantin afirmó que en su libro no hizo «apologías», sino que informó «para beneficio de esta nueva generación». «Si los hechos hubieran tomado otro curso hace 31 años, el país que hoy habitamos podría haber sido tan distinto que es casi imposible imaginarlo», dijo Pantin en un párrafo de su libro.
Con respecto al motín militar, para Kambon fue una consecuencia lógica, pues la mayoría de los soldados «eran también negros y pobres que habían participado en las manifestaciones».
Kambon recordó que los soldados gritaban «poder» con los puños cerrados mientras apoyaban las marchas populares. «No era un secreto. Ellos se identificaban abiertamente con el Poder Negro», agregó.
El ex líder se preguntó si para la historia los acontecimientos de 1970 fueron en efecto una revolución cuyo objetivo era la completa transformación de la sociedad.
«¿La historia dirá que el pueblo de Trinidad y Tobago se rebeló? Quizás sólo consignará que la revolución para liberar a los negros en el Caribe fue iniciada con éxito en Trinidad y Tobago en 1970», dijo Kambon. (FIN/IPS/tra-en/pr/da/dc/mlm/hd- pr/01