Defensores de los derechos humanos y del ambiente exhortaron en Washington al presidente de México, Ernesto Zedillo, que libere a dos ecologistas encarcelados en su país tras organizar protestas de campesinos contra la tala de árboles.
Con carteles y fotografías de campesinos mexicanos encarcelados que se enfrentaron a la tala, unos 50 activistas se congregaron la noche de este jueves fuera de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, donde Zedillo daba un discurso.
"El activismo ambiental no es un crimen. Esta es la posibilidad de Zedillo de mostrarle a la comunidad internacional que el gobierno mexicano respeta los derechos de los activistas a proteger el ambiente", declaró Alejandro Queral, de la organización no gubernamental estadounidense Sierra Club.
La semana pasada, 40 legisladores de Estados Unidos enviaron una carta a Zedillo solicitándole que libere "de inmediato y sin condiciones" a dos agricultores que organizaron protestas de los campesinos, cerrando calles luego de que los madereros comenzaron a talar bósques vírgenes cerca de su pueblo en las montañas al norte de Acapulco.
Las protestas de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera enlentecieron la tala, pero enfurecieron a los ricos terratenientes. En mayo de 1999 fueron arrestados y supuestamente torturados por integrantes del 40 Batallón de Infantería del ejército mexicano.
Según testimonios de presos y la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, Montiel y Cabrera fueron amenazados a punta de pistola y obligados a confesar su relación con un grupo armado opositor y a la posesión ilegal de armas.
Defensores de los derechos humanos creen que estas acusaciones se fabricaron para encarcelar a Montiel y Cabrera por su activismo ambiental.
"El único delito de Montiel y Cabrera fue proteger los bosques al protestar por la tala de los bosques más viejos de México", dijo Queral.
La embajada mexicana en Washington no comentó sobre las acusaciones o las protestas. En el pasado, un portavoz del gobierno declaró que no estaban informados del caso, pero que este se investigaría.
Queral, quien visitó a Montiel en la cárcel en abril, dijo que ambos presos perdieron peso y que en varias ocasiones se les negó la atención médica.
"Se los obliga a dormir en el piso de la sala de duchas y son tratados en forma inhumana", aseguró.
Amnistía Internacional declaró a los dos activistas "prisioneros de conciencia".
"Estas graves acusaciones de abuso de los derechos humanos y el agravamiento de la situación médica exigen atención", dijo Andrew Miller, el director en funciones para América de la divisón estadounidense de Amnistía Internacional.
El caso de los dos agricultores recibió atención internacional en abril cuando se les otorgó el premio ambiental Goldman dotado de 125.000 dólares, que presenta la Fundación Goldman, de Estados Unidos, a defensores del ambiente.
El activismo de Montiel comenzó cuando se preocupó por sus cultivos cuando la tala en las montañas del estado de Guerrero redujo drásticamente el suministro y la calidad de agua en la región. El agricultor escribió cartas a funcionarios federales, denunciando la violación de leyes.
Al no obtener respuesta, Montiel formó una organización ambiental, Campesinos Ecologistas, y sus actividades obligaron a la compañía estadounidense Boise Cascade a abandonar la tala comenzada en 1995.
Pero su grupo, llamado una organización eco-guerrillera por la oficina del fiscal, enfureció a los terratenientes y los militares de una base cercana.
Varios integrantes de Campesinos Ecologistas fueron asesinados por desconocidos. "No estamos contra nadie, … pero esperamos que todos cuiden la ecología, porque dañar a la ecología es dañarnos a nosotros mismos", según una declaración distribuida por la Fundación Goldman.
El Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, de México, asumió la defensa legal de Montiel y Cabrera. Pero desde que lo hiciera, miembros de la organización recibieron varias amenazas de muerte.
En agosto de 1999, la coordinadora del programa jurídico del Centro, Digna Ochoa y Plácido, fue secuestrada y golpeada durante varias horas por personas desconocidas.
"Compañías madereras estadounidenses como Boise Cascade huyeron de Estados Unidos para venir a México donde destruyen nuestros bosques", dijo Ochoa y Plácido en una visita a este país.
Queral dijo que la prisión de Montiel y Cabrera es parte de un patrón de intimidación contra los ecologistas en el estado de Guerrero.
En junio de 1995, la policía judicial estatal mató a 17 campesinos desarmados cerca de la aldea de Aguas Blancas, en Guerrero. Los agricultores protestaban contra la decisión del gobernador de permitir la tala en la zona.
En marzo, otro integrante de Campesinos Ecologistas, Maximino Marcial Jaimes, habría sido secuestrado por un grupo paramilitar, denunció Amnistía Internacional, que manifestó inquietud por su seguridad.
Sin alguien que defienda la ecología de Guerrero, los bosques comienzan a desaparecer en la región, aseguró Queral.
La campaña para liberar a Montiel y Cabrera es parte de un esfuerzo conjunto más amplio de Sierra Club y Amnistía Internacional para defender a los ambientalistas amenazados por gobiernos e intereses empresariales en todo el mundo.
Con más de un millón de socios en todo Estados Unidos, las dos organizaciones trabajaron juntas en campañas previas para proteger a activistas ecologistas de Birmania, Nigeria y Rusia.
"Alguien debe tomar valor y hablar en nombre de estos defensores de la tierra", dijo Queral. (FIN/IPS/tra-en/dk/da/aq/hd-en/00