AMERICA LATINA: El Che, entre el boom y la banalización

En los últimos años se ha producido una verdadera avalancha de publicaciones sobre Ernesto Che Guevara, un fenómeno que tiene que ver con la preocupaciòn por conocer su obra y su biografía, pero también con el "marketing" que rodea la figura del guerrillero argentino- cubano.

Es "el colmo" que el Che, un hombre de acción, sea presentado como un escritor, comentó el investigador argentino Héctor Schmucler para referirse al boom editorial "guevariano" y a la publicación de las obras completas del guerrillero.

Otro argentino, el novelista Nicolás Casullo, considera que, al margen de que el interés editorial por Guevara se incrementara a medida que se fueron acercando los 30 años de su asesinato en Bolivia, el 9 de octubre de 1967, en la sociedad actual "existe una tendencia a la exacerbación de la memoria".

Personas que "hasta hace 15, 20, 30 años estaban en plena acción, han sido transformadas en biografías. Todo bien empaquetado por el mercado con esa pátina de 'esto ya sucedió", indica Casullo.

Para otros analistas, al menos las miles de personas que leen las "obras completas" del Che o alguna de las decenas de biografías que se le han dedicado, demuestran interés en conocer la obra y la gesta del "guerrillero heroico" y no se contentan con la parafernalia de objetos con que prácticamente se ha intentado vaciar de contenido a su figura.

Lo cierto es que desde 1967, los folletos, publicaciones de diverso tipo y libros consagrados a Guevara han sido varios miles.

El género biográfico y testimonial predomina, pero hay también numerosos estudios sobre el pensamiento de Guevara, sus ideas como combatiente, sus experiencias en Cuba y Bolivia.

Uno de los textos más exitosos y polémicos es "La vida en rojo", en el que el politólogo mexicano Jorge Castañeda muestra, entre otras cosas, las diferencias entre Guevara y el presidente de Cuba, Fidel Castro.

Otro mexicano, Paco Ignacio Taibo II, notorio sobre todo por sus novelas de serie negra, es autor a su vez de "Ernesto Guevara, también conocido como el Che", un voluminoso libro de casi 900 páginas.

Taibo había colaborado en otros trabajos sobre el guerrillero argentino-cubano, en particular "El año en que estuvimos en ninguna parte", que aborda la experiencia guerrillera conducida por Guevara en el Congo, uno de los períodos menos estudiados de la trayectoria del Che.

"Por más que la bibliografía incluya un muy nutrido repertorio, todavía queda mucho por revelar y relevar (estudiar) acerca de este personaje de la historia contemporánea que mantiene, 30 años después de su muerte, una aureola mítica muy intensa, proyectada hasta los más inesperados rincones", estima el escritor y crítico uruguayo Wilfredo Penco.

Penco cita en ese sentido al periodista estadounidense Jon Lee Anderson, autor de una muy reciente biografía del Che considerada por diversos críticos una de las más completas escritas hasta ahora. Anderson asegura que la viuda de Guevara, Aleida, conserva en Cuba muchos originales no divulgados.

Más que leer sus "obras completas", el diputado izquierdiasta uruguayo José Mujica, un ex guerrillero, recomienda que "la gente tome ejemplo de alguien (Guevara) que, más allá de los límites que impone una época", demostró que "a la vida se le puede dar un sentido, un contenido, una orientación.

"Para buena parte de los pobladores del mundo de los noventa, el Che no es más que una figura épica cuya vida puede ser leída como una novela de aventuras, como si hubiera pertenecido a otra era, casi como la de Robin Hood", se lamenta Mujica, uno de los jefes históricos del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.

"Es de no creer, pero dentro de pocos años, el bronce lo va a aprisionar en todas las capitales del mundo. Lo van a tolerar, y terminarán incorporándolo", agrega.

Algunos investigadores rescatan el hecho que la rememoración de la figura del Che ha permitido volver a enfocar los proyectores sobre los años "de plomo" de los 60 y 70 y hacerlo desde una manera distinta a la dominante en la década pasada, cuando esos años eran examinados en caliente y tras la derrota sufrida por las izquierdas de diverso corte en todo el mundo.

Es el caso del argentino Casullo, para quien "ha llegado el momento de empezar a contar la historia de aquella época con una narración que la explique, que le vuelva a dar un sentido a las cosas", que sitúe esos años lejos del mito, de la épica romántica, y también de la condena moralizante tan en boga en los años 80 y 90.

Casullo ve en ese plano como positivo que se comienza a reconstruir, para situar a esos personajes en su época, la biografía de muchos militantes de izquierda latinoamericanos que siguieron hace 20 o 30 años el camino de Guevara.

Las dictaduras militares latinoamericanas lograron que mucha gente imaginara como asesinos a los jóvenes que en los 70 participaron en movimientos guerrilleros, al tiempo que se daban el lujo de tolerar que alguien llevara una camiseta con la figura del Che, porque éste ya había entrado en el torbellino del mercado, observa el latinoamericanista francés Michael Lowy.

Para el periodista y escritor argentino Martín Caparrós, ahora se puede comenzar a ver los años 70 sin incurrir en apologías sin sentido, porque el mundo, las sociedades y el pensamiento cambiaron, ni tampoco en condenas muchas veces formuladas por quienes tuvieron un papel protagónico en aquellos años.

De los 60 y los 70, del Che y los guerrilleros latinoamericanos, Caparrós, coautor del libro "La Voluntad", una historia de las organizaciones armadas argentinas contada a través de biografías de una decena de personajes, rescata "la pasión, la pasión por lo público", por intervenir en la sociedad para cambiarla.

El filósofo José Pablo Feinmann advierte a su vez "los dos vaciamientos" que acechan al Che y, por extensión, a quienes siguieron su camino.

"Uno es el que clamorosamente vemos en estos días: su desaforada sacralización. Todos lo aman, todos lo aceptan, nadie lo contextualiza, nadie discute los grandes problemas que ha legado. Sobre todo el de la violencia en la historia", apunta el pensador argentino.

Y en ese ùltimo punto sitúa precisamente el segundo vaciamiento. "En Guevara, la violencia aparecía asociada a la posibilidad del futuro y a la construcción de un hombre nuevo. En suma, a una historia con sentido".

"Si a la violencia guevarista se le quita su pathos redentor, su búsqueda del horizonte, su apuesta a la humanización del hombre, ¿qué queda?. Queda la pura violencia, esa que aparece tanto en las explosiones compulsivas que definen la estética fin de milenio del cine norteamericano como en las voladuras indiscriminadas del terrorismo", opina.

Y Feinmann concluye: "Asistimos a la actualidad problemática de la figura del Che. El debate es decisivo, impostergable. Porque si uno de los vaciamientos de Guevara conduce al marketing, el otro lleva a la violencia salvaje, a la banalización de la muerte, a la destrucción como espectáculo". (FIN/IPS/dg-ff/ip/97

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