CUBA: El altar es católico, las ofrendas son para Yemayá y Ochún

Melones, cocos, piñas, plátanos, papayas, naranjas y muchas flores van cubriendo las aguas de la bahía de La Habana mientras la vieja lancha hace su recorrido entre el casco histórico de la capital cubana y el poblado costero de Regla.

Miles de habaneros cruzaron por estos días la rada para colocar en el altar católico de la Virgen de Regla su ofrenda a Yemayá, una de los orishas mayores de la "Regla de Ocha" o santería cubana.

A 967 kilómetros de La Habana, en las afueras de esa segunda ciudad en importancia de la isla que es Santizgo de Cuba, otra cantidad incontable de fieles hace su peregrinación hasta el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

Septiembre es mes de fiesta para los religiosos cubanos. Todo empieza el día 7 con las vísperas de las festividades de La Caridad y termina el 24, día de la Virgen de Las Mercedes en el santoral católico.

Los asistentes a los templos se cuatriplican o quintuplican en comparación con las misas de domingo y, en medio de la tolerancia oficial, cada vez se hace más imprecisa la frontera entre el catolicismo y la santería, derivación de los ritos animistas africanos.

El sincretismo cubano se inició hace siglos, cuando los esclavos africanos, traídos a la isla por los colonizadores españoles, tuvieron que recurrir a las imágenes católicas para identificar públicamente a sus orishas mayores.

De tal forma, Ochún se identifica con la Caridad del Cobre, Changó con Santa Barbara, Yemayá con la Virgen de Regla, Babalú Ayé con San Lázaro y Obatalá con la Virgen de Las Mercedes.

"Casi todo el mundo viene por Yemayá", dice Milagros Fuentes, una mujer de 46 años que llegó a la Iglesia de Regla el lunes 8 llevando en sus manos un ramo de flores y una muñeca negra que simboliza a los antepasados arribados de Africa.

Fuentes, que va todos los años por esta fecha a Regla, asegura no recordar una concurrencia tan masiva como la de este septiembre y, al mismo tiempo, tan tranquila.

"Lo más impresionante era el silencio de la gente. Ese silencio que no dice nada pero dice mucho", comenta.

Mientras en Regla el padre permitió las ofrendas y bendijo las muñecas, la festividad cobró un aire más solemne y puramente católico en la Iglesia de la Caridad, en el municipio de Centro Habana.

Para los católicos las fiestas de la Caridad del Cobre cobraron un matiz especial este año en virtud de los preparativos de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, prevista del 21 al 25 de enero próximo.

En medio de sus usuales llamados a la reconciliación, el cardenal Jaime Ortega condenó los atentados con explosivos registrados los últimos meses y pidió a los creyentes abogar porque "el camino de la violencia no se produzca".

"Estamos contentos porque viene el Papa, pero no se puede vivir al margen de las cosas que están pasando en el país", dijo Fuentes, que, aunque es santera, tiene a una de sus hijas cantando en el coro que se prepara para la misa del Santo Padre en La Habana.

Las festividades religiosas sucedieron a una ola de atentados contra la industria turística local que provocó la muerte el día 4 del empresario italiano Fabio Di Celmo, de 32 años.

Los actos terroristas aún por esclarecer generan inquietud en la población de la isla, acostumbrada a una situación de estabilidad social a pesar de la crisis económica que dura ya siete años y afecta todas las esferas de la vida.

"Como en otras ocasiones, la religión incrementa su importancia y su papel en tiempos de crisis", advierte el analista del Centro de Investigaciones Sociológicas y Psicológicas de la Academia de Ciencias de Cuba Jorge Ramírez Calzadilla.

Expertos locales aseguran que la "reactivación religiosa" registrada en Cuba en los últimos años está vinculada a un proceso global pero también a la incertidumbre que acompañó a la crisis interna a inicios de esta década.

Influye también la toma de posición del gobernante Partido Comunista en contra de toda discriminación por motivos religiosos que, entre otras cosas, provocó que las personas desterraran los temores de asumir publicamente su condición de creyentes.

En los últimos años aumentan los asistentes a las ceremonias religiosas, el número de bautismos oscila alrededor del 60 por ciento de los nacidos y crecen las iniciaciones de santería, los responsos y otros ritos mortuorios.

Pero existe una diferencia fundamental entre las dos religiones dominantes en Cuba que, de alguna manera, opera en favor de la santería: mientras los católicos dan solución a los problemas "en la otra vida", los orishas les dan respuesta terrenal.

Durante este mes muchas son las personas en la isla que asisten a la iglesia, meditan la homilía católica y, poco después, ponen sus ofrendas a Ochún o Yemayá en algún pequeño altar o en las aguas del mar. (FIN/IPS/da/dg/pr-cr/97

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