La Iglesia Católica de Cuba llamó a superar el dogmatismo oficial y religioso, como parte de un nuevo mensaje de "reconciliación, solidaridad y paz" entre todos los habitantes de la isla.
"No puede haber verdades oficiales ni pueden presentarse en el quehacer propio y autónomo de la política y de la economía verdades eclesiásticas que tendrían que ser aceptadas por todos como dogmas", dijo el cardenal cubano Jaime Ortega.
Durante la inauguración de una jornada de reflexión cristiana que se extenderá hasta el domingo con la participación del cardenal Carlo Furno, enviado del Papa Juan Pablo II, Ortega rechazó toda manifestación religiosa que se vuelve sólo rito mágico y no enseña a pensar.
El mensaje eclesiástico mantuvo la posición de la pastoral "El amor todo lo espera" que, en 1993, pidió "la unidad de todos lo cubanos", que vivan en la isla o fuera de ella, sin importar la fe o las creencias políticas.
"Los cubanos tenemos que aprender a escucharnos sin rechazos 'a priori', para encontrar juntos caminos de verdad, de reconciliación, solidaridad y paz", señaló el cardenal.
A diez años del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), el denominado Encuentro Conmemorativo (ECO) coincide con la suspensión de una reunión de alrededor de 130 pequeñas organizaciones opositoras prevista para este sábado.
Según fuentes de la oposicion, el Concilio Cubano, que uniría a los grupos disidentes en una suerte de concertación con programa común, no se realizará por no contar con el permiso del gobierno.
Informes periodísticos aseguraron desde Miami, Estados Unidos, que la conferencia episcopal serviría como "garante" para la realización del frustrado encuentro opositor.
Orlando Márquez, director de publicaciones del Arzobispado de La Habana, dijo este jueves a la prensa que hasta dónde el conoce no se ha realizado ningún contacto entre los grupos disidentes y los participantes en la conferencia.
Fuentes cercanas a la reunión indicaron que los representantes de todas las diócesis católicas cubanas, reunidos en La Habana, pretenden definir el papel que corresponderá jugar a la Iglesia en la sociedad cubana en vísperas del tercer milenio.
Observadores locales miran con interés todo lo que pueda filtrarse de un encuentro que se realiza a diez años del ENEC, reconocido como el momento que marcó un viraje radical en las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la isla.
Entre 1986 y 1996 Cuba vivió transformaciones significativas, marcadas por la peor crisis económica de las últimas tres décadas que trajo consigo una reconocida crisis de valores en la sociedad.
Mientras la Iglesia pasó de la oposición abierta al diálogo, las autoridades redefinieron su actitud hacia las prácticas religiosas y llegaron a permitir la entrada de creyentes en el gobernante Partido Comunista.
Observadores locales aseguran que los cambios ocurridos en el mundo y en Cuba en todo ese tiempo podrían conducir a redefiniciones de la pastoral social de la Iglesia en la isla.
Sin embargo, fuentes cercanas a la jerarquía católica aseguran que en esencia las definiciones esenciales se encuentran en la pastoral que, hace dos años, puso al rojo vivo las relaciones con los medios oficiales.
"El amor todo lo espera" criticó "el carácter excluyente de la ideología oficial, la ausencia de un proyecto económico de contornos definidos y el deterioro del clima moral".
Ortega mencionó a la corrupción, el conservadurismo, la cerrazón ideológica y la incapacitación científica y técnica entre los principales enemigos de un mundo cuya evolución depende del desarrollo técnico y el acceso, múltiple y libre, a la información.
"Los obispos de Cuba nos hemos sentido comprometidos a levantar nuestra voz en varias ocasiones durante esta década", recordó el cardenal, y afirmó que ante los desafíos globales la Iglesia debe "recordar la primacía del hombre sobre las leyes ciegas de la economía y la técnica".
"Hay ocasiones en que pareciera haberse sustituido el ateísmo de Estado, como una especie de credo oficial, por la santería cubana como religión nacional", afirmó Ortega, en una clara crítica a la utilización de los ritos afrocubanos como elementos folclóricos y turísticos. (FIN/IPS/da/dg/cr-ip/96)