Malcolm Wallace siempre supo cuál sería su destino. A los 19 años construyó su propio invernadero en la finca de su padre en Dominica, y allí plantó lechugas, pimientos dulces, tomates y pepinos.
Arthur Nibbs fue famoso por su férrea oposición a la extracción de arena en Barbuda, esta pequeña isla caribeña con deslumbrantes playas blancas que bordean la mayor parte de su costa desértica. Pero, al parecer, cierta realidad se le impuso.
Con sus islas desprovistas de ríos y arroyos, desde hace siglos los agricultores de Antigua y Barbuda construyen represas y estanques y recolectan agua de lluvia para irrigar sus cultivos y dar de beber a sus animales.
Una nueva iniciativa alienta a la población de Antigua y Barbuda, asolada por la sequía, a conservar el agua y la energía, dos de los recursos más preciados en este país caribeño.