BRATISLAVA – “Es como echar combustible a un fuego que ya está ardiendo”, denuncia Aditia Taslim sobre el anunciado cierre anticipado de Onusida.
“No nos recuperamos del impacto de los recortes de financiación de Estados Unidos a principios de este año, y cerrar Onusida de manera anticipada solo empeorará las cosas, especialmente para las poblaciones clave y otros grupos criminalizados, incluidas las personas que usan drogas”, señala Taslim, responsable de Incidencia en la Red Internacional de Personas que Usan Drogas (Inpud), en diálogo con IPS.
Su opinión es compartida ampliamente por activistas del VIH de todo el mundo, quienes quedaron atónitos ante la propuesta del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, incluida en un informe sobre el avance de las reformas del organismo mundial, cerrar el próximo año a Onusida.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida), junto con las organizaciones de la sociedad civil que integran su junta, expertos y gobiernos nacionales, ya estaba trabajando en un plan de transformación para la entidad, que preveía su finalización en su forma actual alrededor de 2030, cuando expiran los objetivos globales vigentes sobre VIH.
Y muchos todavía no comprenden por qué ahora se plantea el cierre para el próximo año.
“Hay mucha confusión al respecto en este momento. No estamos seguros de por qué se eligió 2026. Quizás fue porque ya estábamos en un proceso de transformación”, dijo a IPS Angeli Achrekar, directora ejecutiva adjunta de la Rama de Programas de Onusida.
Pero la propuesta fue recibida con una resistencia contundente: un llamado de la Delegación de ONG del Comité Coordinador del Programa (PCB) de Onusida al secretario general para que reconsidere fue respaldado por más de 1000 oenegés.
Muchos de esos mismos grupos advirtieron que, si el cierre anticipado se concreta, los avances logrados en la lucha contra la enfermedad estarán en riesgo y, según algunos, se perderán vidas innecesariamente.
“Si esto ocurre, el mundo será mucho menos eficaz en prevenir y tratar el VIH, lo que significa más personas muriendo por una enfermedad totalmente prevenible y tratable. No tengo ninguna duda de que cerrar Onusida llevará a más infecciones y muertes por VIH”, señaló Julia Lukomnik, asesora estratégica de Aidsfonds, en diálogo con IPS.
Onusida, que inició sus operaciones en 1996, es única dentro de la estructura de la ONU porque su junta directiva incluye organizaciones de la sociedad civil.
Esto, aseguran especialistas, ha permitido que, en todo su trabajo, quienes están directamente sobre el terreno con las comunidades afectadas por la enfermedad.
No se trata solo de personas que viven con VIH, sino también las poblaciones clave más expuestas, incluidas las personas que usan drogas, trabajadoras sexuales, miembros de la comunidad Lgbti+ y otros, tengan un rol decisivo en la elaboración de políticas e implementación.
De hecho, aunque la agencia participa en proyectos de tratamiento, en muchos países es vista como un puente vital, de forma directa o a través de alianzas con oenegés locales, entre las comunidades y las autoridades locales, regionales y nacionales.

“Si Onusida cerrara en 2026, el impacto sería significativo, especialmente en países como Vietnam, donde las organizaciones comunitarias dependen de Onusida para datos, orientación técnica, coordinación y espacios de participación», dijo a IPS Doan Thanh Tung, director ejecutivo de Lighthouse Vietnam, una de las mayores organizaciones Lgbtiq+ del país.
Onusida «ha desempeñado un papel fundamental como puente entre gobiernos, donantes y sociedad civil”, dijo
Esto genera una preocupación particular en un momento en que la marginación y criminalización de las poblaciones clave y de personas que viven con VIH está empeorando en muchos países.
El programa conjunto ha cumplido un papel esencial en la defensa de los derechos de estas poblaciones, incluyendo la promoción de leyes históricas que garantizan acceso a servicios y protección.
Los activistas temen que, sin la presencia de Onusida, algunas comunidades enfrenten rápidamente un aumento en la criminalización o marginación, sin nadie que pueda alzar la voz por ellas.
“Estamos en un contexto de criminalización creciente de poblaciones clave en la epidemia de VIH. Sabemos, en parte gracias a Onusida, que violar los derechos de estas poblaciones aumenta los casos de VIH», dijo Lukomnik..
Añadió que «cuando criminalizás a personas gays y trans, aumentan los casos de VIH. Cuando criminalizás a las trabajadoras sexuales, aumentan los casos de VIH. Cuando criminalizás los sitios de inyección segura, aumentan los casos de VIH”.
“Cerrar el organismo de la ONU que más firmemente defiende los derechos de estos grupos justo cuando esas amenazas aumentan casi con seguridad provocará más violaciones de derechos y más casos de VIH”, consideró.

Dentro de Onusida, sus funcionarios reconocen que esto podría convertirse en un problema grave.
“La pregunta es dónde puede mantenerse la defensa de las poblaciones clave en los países. Onusida puede llevar estos temas ante los gobiernos. ¿Podrán otras organizaciones hacerlo?”, inquirió en diálogo con IPS Eammon Murphy, director de Equipos de Apoyo Regional de Onusida para Asia-Pacífico,y Europa del Este y Asia Central.
Por su parte, Achrekar acotó que “una de las funciones críticas que desempeñamos es ser la voz de las comunidades. Esa voz debe protegerse en niveles local, regional y global”.
Además, gracias a la confianza que las comunidades depositan en Ousida, la agencia puede tener una visión más precisa de la epidemia en un país que las propias autoridades estatales, según los especialistas y activistass.
Destacan el rol vital de Onusida en recolectar y analizar datos sobre la enfermedad en comunidades específicas y su uso para desarrollar intervenciones eficaces, políticas nacionales y metas globales. Si esa capacidad de monitoreo y evaluación desaparece repentinamente sin tiempo para reemplazarla, podrían verse comprometidos los esfuerzos de los gobiernos para combatir la epidemia.
“Onusida estableció los objetivos para la respuesta global al sida, lo que dio a los países la capacidad de elaborar planes estratégicos eficaces. Esos objetivos permitieron intervenciones de alto impacto que redujeron nuevas infecciones y abordaron desigualdades, violencia de género y estigma”, dijo a IPS Tendayi Westerhof, directora nacional de la Pan African Positive Women’s Coalition-Zimbabue.
Destacó que el programa “también era responsable del Informe del Programa Mundial sobre el Sida que monitoreaba los avances de los países. Si Onusida cierra, el impacto sobre ese seguimiento será enorme”.
La propuesta de cierre llega en un momento en que muchos grupos vinculados al VIH todavía afrontan los efectos de cambios bruscos en la financiación global.
La retirada de la ayuda estadounidense a inicios de este año, que representaba 73 % de los fondos internacionales para el VIH/sida, ya tuvo un efecto devastador, obligando a cerrar muchas organizaciones en la primera línea de la respuesta.
Los modelos de Onusida proyectan que los recortes podrían provocar 6,6 millones de nuevas infecciones y 4,2 millones de muertes relacionadas con el sida adicionales para 2029.
Cerrar Onusida en este contexto podría poner en peligro la sostenibilidad de la respuesta en muchos lugares, especialmente donde los servicios para poblaciones clave ya carecen de financiación.
«Vimos el impacto de los recortes abruptos de Estados Unidos, que paralizaron numerosos servicios de reducción de daños y obligaron a muchas redes y organizaciones lideradas por personas que usan drogas a cerrar», dijo Taslim.
Recordó que «la reducción de daños también estuvo gravemente infradotada. Cerrar Onusida solo dará más argumentos a los gobiernos para cerrar servicios y programas”.
“En la mayoría de los países de ingresos bajos y medios, los servicios para personas que usan drogas dependen fuertemente de donantes internacionales. Un cierre prematuro de Onusida significa que esos servicios serán los primeros en desaparecer de las prioridades nacionales», advirtió.
Más cuando fuera de la agencia, dijo, «no existe ninguna estrategia de sostenibilidad para estos servicios ni para otras poblaciones clave y criminalizadas”.
Tung alertó que desmantelar Onusida en un momento de contracción del financiamiento global “probablemente erosionaría la solidaridad global-local, reduciría la participación comunitaria y debilitaría los sistemas independientes de datos, lo que podría empeorar la epidemia y deshacer décadas de progreso extremadamente difíciles de recuperar”.
Pero aunque los activistas advierten del impacto potencial de un cierre en 2026, también señalan que por ahora se trata solo de una propuesta y existe cierta esperanza de que no se concrete.
Lukomnik recordó que la propuesta la efectuó Guterres, pero tiene que la decisión final estará en manos de la junta directiva de Onusida.
Funcionarios de Onusida remarcan que la agencia ya había comenzado un proceso de transformación.
A principios de este año, la junta directiva estableció un plan de reestructuración entre 2025 y 2027, con una revisión adicional en 2027. Se esperaba que luego, hasta 2030, se traspasaran gradualmente funciones esenciales a otras partes del sistema de la ONU o a otros actores de la respuesta al VIH.
La primera fase implicó una profunda reducción del personal y de las oficinas, ambas superiores a 50 %.
Achrekar explicó que esta transformación respondía en parte a cambios en la financiación global, pero también a la necesidad de garantizar sostenibilidad después de 2030.
“Nuestra transformación se debe en parte a la volatilidad actual de la financiación, pero ya estaba en marcha. A medida que los países se acercan a sus metas para 2030, la respuesta al VIH debe ser sostenible. Sabíamos que teníamos que transformarnos para ese futuro”, señaló.
“No sabemos si la propuesta del secretario general puede revertirse. Pero creemos que podría haber una manera de armonizar lo que él propuso con nuestra transición ya planificada. Onusida no le teme a transformarse”, añadió.
Pero si finalmente Onusida cierra el próximo año, la organización espera que otros actores del sistema global de respuesta al VIH puedan cubrir parte de ese vacío.
“Somos solo un actor en la respuesta al VIH; todos los demás cumplen roles esenciales. La solidaridad global debe sostenerse en el futuro y debemos proteger lo fundamental en la respuesta y a las personas afectadas por el VIH”, concluyó Achrekar.
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