La salud es un espejismo para miles de millones de personas

Una trabajadora sanitaria toma una muestra de sangre a una mujer que ha estado enferma con dengue. El acceso universal a la salud permanece como un objetivo distante y para muchos millones de personas el gasto en salud, y en particular en medicamentos, sigue siendo muy elevado y especialmente gravoso para personas que viven en la pobreza. Imagen: Joshua Cogan / OPS

GINEBRA – Unos 4600 millones de personas, más de la mitad de la humanidad, carecen del acceso a servicios esenciales de salud, y 2100 millones afrontan dificultades financieras para acceder a la atención necesaria, reveló un informe divulgado este lunes 8 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esas cifras incluyen 1600 millones de personas que viven en situación de pobreza o caen en una pobreza más profunda a causa de los gastos de salud.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, dijo que “la cobertura universal de salud es la máxima expresión del derecho a la salud, el cual sigue estando fuera del alcance de miles de millones de personas, que no pueden acceder a los servicios de salud que necesitan ni asumir su costo”.

“En un contexto de fuertes recortes de la ayuda internacional, ha llegado el momento de que los países inviertan en sus propios sistemas de salud para proteger la salud de su población y sus economías”, agregó Tedros.

Según el estudio, elaborado por la OMS junto al Banco Mundial, la mayoría de los países han registrado avances simultáneos en la ampliación de la cobertura de servicios de salud y la reducción de las dificultades financieras asociadas al pago de la atención médica.

El documento precisa que el Índice de Cobertura de Servicios de la OMS aumentó de 54 a 71 puntos entre 2000 y 2023.

Ese índice mide el acceso a servicios de salud esenciales: salud reproductiva, materna, infantil, enfermedades infecciosas y no transmisibles, en una escala de cero a 100, reflejando la calidad y disponibilidad de la atención.

Además, el porcentaje de personas que sufren dificultades económicas como consecuencia de gastos directos empobrecedores en atención de salud se redujo de 34 a 26 % entre 2000 y 2022.

Sin embargo, miles de millones de personas siguen quedando atrás, subraya el reporte.

El informe destaca la carga económica que suponen los gastos en medicamentos. En tres cuartas partes de los países analizados, las medicinas representan al menos el 55 % de los gastos de las personas en salud.

Entre quienes que viven en pobreza, la presión es aún mayor: destinan una media de 60 % de su gasto sanitario a medicinas, lo que obliga a sacrificar otras necesidades esenciales.

Aunque el impacto recae con mayor fuerza en los hogares más pobres, también afecta a los segmentos de ingresos medios, especialmente en países de renta media donde este grupo está creciendo.

Para la OMS y el Banco Mundial, esta tendencia constituye un obstáculo decisivo para lograr la cobertura sanitaria universal.

El análisis advierte de que, sin una aceleración significativa, la meta global de lograr esa cobertura para 2030 -período fijado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)- quedará lejos de alcanzarse.

Al actual ritmo, una de cada cuatro personas seguirá enfrentando dificultades financieras al finalizar el periodo fijado para el logro de los ODS.

El informe reconoce avances importantes en países de bajos ingresos, que han mostrado las mejoras más rápidas tanto en cobertura como en reducción de dificultades financieras. No obstante, esas naciones son las que enfrentan las brechas más amplias.

La expansión de los programas contra enfermedades infecciosas ha sido uno de los motores clave del aumento de la cobertura. Las intervenciones para enfermedades crónicas han registrado adelantos sostenidos, mientras que los avances en salud sexual, reproductiva, materna, neonatal e infantil han sido más modestos.

Otros factores, como mejoras en saneamiento, crecimiento económico inclusivo y sistemas de protección social más sólidos, han contribuido a reducir la pobreza y, con ello, ciertas formas de dificultad financiera.

Pese a todo, las desigualdades se profundizan: en 2022, tres de cada cuatro personas en el quintil más pobre enfrentaron dificultades financieras por gastos de salud, frente a menos de una de cada 25 entre el quintil más rico.

Las brechas también se manifiestan por género, ubicación geográfica y nivel educativo. Incluso en regiones consideradas de alto desempeño, como Europa, los grupos vulnerables continúan reportando necesidades de salud no satisfechas.

El informe subraya que estas cifras probablemente subestiman la realidad, pues poblaciones vulnerables como desplazados o habitantes de asentamientos informales suelen quedar fuera de los registros oficiales.

Por ello, la OMS y el Banco Mundial llaman a la acción para garantizar atención sanitaria esencial gratuita a las personas en situación de pobreza o vulnerable, ampliar la inversión pública en sistemas de salud, y abordar el elevado gasto de las personas en medicamentos.

Asimismo, animan a acelerar el acceso a servicios esenciales para las enfermedades crónicas, fortalecer la atención primaria para fomentar la equidad y la eficiencia, y adoptar enfoques multisectoriales que reconozcan que los determinantes de la salud van más allá del sector sanitario.

A-E/HM

 

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