Arranca en la Amazonia brasileña la COP climática de la verdad

El presidente de Brasil y anfitrión de la COP30, Luiz Inácio Lula da Silva (con sombrero, al centro de la primera fila de pie) posa junto con centenares de voluntarios que trabajan en la organización y apoyo de la Cumbre Climática de las Naciones Unidas en la ciudad amazónica de Belém. El financiamiento de la acción climática, y compromisos para el abandono progresivo de los combustibles fósiles, figuran en la agenda de esa reunión de dos semanas. Imagen: Fotos Públicas

BELÉM – Con una fuerte crítica a “los hombres que hacen la guerra” y a quienes niegan la realidad del cambio climático, comenzó este lunes 10 en la ciudad amazónica de Belém, en el norte de Brasil, la 30 conferencia mundial sobre el clima, en la que las naciones deben adoptar nuevos compromisos y asumir nuevos financiamientos.

“La COP30 será la COP de la verdad”, resumió el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva al inaugurar formalmente los trabajos de esta 30 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Expuso que “en la era de la desinformación, los negacionistas rechazan no solo las evidencias de la ciencia, sino también los progresos del multilateralismo. Ellos controlan algoritmos, siembran odio, esparcen miedo, atacan las instituciones, la ciencia y las universidades”.

Por ello “es momento de imponer una nueva derrota a los negacionistas”, aseveró.

La COP30 congrega a representantes de más de 190 gobiernos, organismos internacionales, instituciones académicas, empresas, organizaciones civiles, activistas ambientes y representantes de pueblos indígenas que suman más de 50 000 personas´, desbordando la capacidad de albergue en Belém, a algo más de 100 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas.

La conferencia de la Amazonia, como gusta llamarla al país anfitrión, fue precedida por una Cumbre de Líderes, los días 6 y 7 en la misma Belém. en que participaron cerca de 60 jefes de Estado y de gobierno y o otros representantes de gobiernos, con el fin de trazar la ruta de la COP30.

“Si los hombres que libran la guerra estuvieran aquí en esta COP, se darían cuenta de que es mucho más barato invertir 1,3 billones de dólares para acabar con un problema que mata que 2,7 billones de dólares para librar una guerra, como hicieron el año pasado”: Luiz Inácio Lula da Silva.

Lula dirigió sus dardos sobre quienes privilegian los gastos y acciones militares por sobre el empeño climático y, por añadidura, han desdeñado la cumbre, con lo que aludió, sin nombrarlos, a líderes como el presidente estadounidense Donald Trump.

“Si los hombres que libran la guerra estuvieran aquí en esta COP, se darían cuenta de que es mucho más barato invertir 1,3 billones de dólares para acabar con un problema que mata que 2,7 billones de dólares para librar una guerra, como hicieron el año pasado”, afirmó.

La cifra de 1,3 billones (millones de millones de dólares) es el objetivo de financiamiento anual para la acción climática que, demandan los países en desarrollo, debe alcanzarse en el año 2035, partiendo de compromisos establecidos en otras COP, primero de 100 000 y luego de 300 000 millones de dólares anuales.

Otro gran tema que abordará la COP30 es el de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC en inglés), que son los compromisos voluntariamente asumidos por las partes (196 Estados y la Unión Europea) para reducir las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

Esos compromisos son imprescindibles para cumplir el Acuerdo de París, de 2015, que fijó como metas que hacia el año 2050 la temperatura media del planeta no exceda de 1,5 grados centígrados (°C) sobre los promedios de la era preindustrial (1850-1900) ni de dos grados a finales de siglo.

Un aire optimista llegó a la cumbre en Belém cuando se informó que 113 países, que concentran 69 % de las emisiones de gases nocivos en la atmósfera, traían nuevas NDC, cuando en octubre apenas habían entregado la actualización de esos planes 64 naciones.

Lula sostuvo que “sin el Acuerdo de París el mundo estaría condenado a un calentamiento catastrófico, de casi 5 °C hasta el fin del siglo”.

Sin embargo, “estamos caminando en la dirección correcta, pero a la velocidad equivocada. Al ritmo actual aún avanzamos hacia un aumento superior a 1,5 °C en la temperatura global. Romper esa barrera es un riesgo que no podemos correr”, agregó.

Por su parte, el secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, afirmó que las negociaciones y acuerdos hechos durante las COP están haciendo que la curva de emisiones de gases de efecto invernadero “se incline hacia abajo”.

En su intervención en la jornada inaugural, Stiell enfatizó que ningún plan nacional es capaz de resolver el problema solo y que “ningún país del mundo puede soportar el costo de desastres climáticos que reducen el producto interno bruto.

La implementación de todo lo que se decide en las COP “debe ser impulsada por diversas vertientes de cooperación internacional”, insistió Stiell.

Entre esas vertientes colocó dos temas también cruciales para los que se espera respuestas en la cita de Belém, como son la transición justa y ordenada para dejar atrás los combustibles fósiles, y los acuerdos para triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la eficiencia energética en el planeta.

La lucha por el abandono de los combustibles fósiles galvaniza al activismo ambiental que se presenta en las COP, y, en el caso de Belém, con fuerte respaldo de las comunidades indígenas de la Amazonia.

Incluso se organiza para el 15 de noviembre en Belém, al promediar la COP, un masivo “Funeral de los combustibles fósiles”, los cuales “deben morir para que la vida venza”, según el eslogan acuñado por sus organizadores.

Esta es la primera cumbre de su tipo que organiza el país anfitrión y no la secretaría de la Convención Marco de la ONU, y tuvo la modalidad de reunir la semana pasada una cita de líderes de todas las regiones para exponer criterios, dejando a la COP propiamente dicha la negociación de acuerdos entre autoridades y especialistas.

Tras los discursos protocolares, el viceministro de Relaciones Exteriores de Brasil, André Corrêa do Lago, presidente de la COP30, asumió la conducción de los trabajos y declaró abierta la sesión, al sonido de una presentación musical de un pueblo indígena, reconociendo así su papel como guardianes de la Amazonia.

La COP 30 debe concluir sus trabajos el 21 de noviembre.

A-E/HM

 

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