ABU DABI – Las mujeres están subrepresentadas en el panorama mundial de las energías renovables y su participación en la fuerza laboral del sector permanece en 32 por ciento, mostró un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) divulgado este martes 7.
Aunque esa participación es mayor que en otras industrias energéticas, el porcentaje no ha variado desde el primer análisis de género de Irena en 2019, lo que confirma que no se ha logrado un avance significativo en la representación femenina a lo largo de los años
La segunda edición de “Energías Renovables: Una Perspectiva de Género” advierte de que, sin una mayor igualdad de género, la transición energética no será justa ni sostenible, con riesgos de escasez de mano de obra y falta de perspectivas diversas.
Los datos muestran la brecha más amplia en los puestos de liderazgo sénior, de los cuales las mujeres solo representan 19 %, y están significativamente mejor representadas en las labores administrativas, donde representan el 45 % de la fuerza laboral.
Su participación se reduce a 28 % en puestos relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, y es más baja (22 %) en oficios, como instaladores, operadores de máquinas, electricistas y trabajadores de la construcción, que requieren certificaciones técnicas, capacitación vocacional o aprendizajes.
Aún así, el empleo femenino en el sector supera los niveles de participación al existente en petróleo y gas (23 %), o energía nuclear (24,9 %), y dista más de 10 puntos del promedio para la economía en general (43,4 %).
Por regiones, la participación femenina en el empleo en renovables es de 33 % en África y Asia-Pacífico, 31 % en América Latina y el Caribe, y de 27 % en Europa y América del Norte.
Según el análisis, la falta de equilibrio de género en el sector proviene de barreras sistémicas que persisten en cada etapa del desarrollo profesional.
Las mujeres enfrentan prejuicios y estereotipos culturales cuando se incorporan a la fuerza laboral; desafíos crecientes para equilibrar las responsabilidades profesionales y de cuidado a lo largo de sus carreras, y prácticas discriminatorias y techos de cristal que obstaculizan el avance hacia puestos de liderazgo.
El informe recoge que ellas son con frecuencia las principales usuarias y administradoras de los sistemas de energía de los hogares, soportando la mayor carga de pobreza energética, especialmente en los países en desarrollo.
También detecta disparidades entre los diferentes tipos de organización. Las empresas privadas, que dominan el sector de las energías renovables, registran los niveles más bajos de participación femenina, con 25 %.
En comparación, las organizaciones no gubernamentales muestran una representación femenina cercana a 48 %, mientras que las instituciones gubernamentales y no comerciales registran 37 %.
En las ONG centradas en proyectos comunitarios y fuera de la red eléctrica, las mujeres representan alrededor de 35 % de los empleados.
Según Irena eso destaca “un potencial significativo para ampliar su liderazgo y capacidad de decisión” en avances hacia el 7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el planteado en las Naciones Unidas para el acceso universal a la energía asequible y no contaminante.
Francisco la Camera, director general de Irena, dijo que “para alcanzar el potencial completo de la transición energética, las mujeres deben ser reconocidas como socias y líderes iguales en la configuración del futuro basado en las energías renovables”.
“Desafortunadamente, a pesar de tener un mejor desempeño que en las industrias de combustibles fósiles, se ha avanzado poco. El sector aún tiene mucho trabajo por hacer”, agregó La Camera.
El informe insta a implementar estrategias tanto descendentes como ascendentes, así como iniciativas transversales para superar las barreras. Los gobiernos deben aplicar las leyes sobre no discriminación, igualdad salarial y acceso a la educación, a la vez que integran la igualdad de género en las políticas climáticas y energéticas.
Los empleadores deben introducir modalidades de trabajo flexibles, prácticas transparentes de contratación y promoción, oportunidades de mentoría y lugares de trabajo seguros y respetuosos.
Y se agrega que las instituciones educativas, los sindicatos, la sociedad civil y las organizaciones internacionales también desempeñan un papel fundamental en la erradicación de estereotipos, la ampliación de oportunidades y la exigencia de responsabilidades a las instituciones.
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