BULAWAYO, Zimbabue – La biodiversidad mundial está desapareciendo a una velocidad vertiginosa y, en el proceso, amenaza el futuro de la humanidad. La pérdida no es una amenaza futura, sino una crisis actual que, según Luthando Dziba, el nuevo secretario ejecutivo de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), puede abordarse con medidas políticas basadas en la ciencia.
Dziba asumió su cargo el 1 de octubre, en un momento especialmente crucial. Un informe histórico de la IPBES, publicado en diciembre de 2024, contenía una severa advertencia: la biodiversidad está disminuyendo a un ritmo vertiginoso, azotada por la desconexión y el dominio de la humanidad sobre la naturaleza, junto con la concentración desigual del poder y la riqueza.
Entonces, ¿cómo prevé que la IPBES cambie el rumbo?
«La IPBES no es una plataforma nueva», explicó Dziba a IPS en una entrevista exclusiva desde Bonn, la ciudad alemana donde la plataforma tiene su sede central.
«Ha construido una sólida tradición de coproducción de conocimientos con los Estados miembros. Ahora estamos lanzando nuestra segunda evaluación mundial de la biodiversidad, junto con una labor fundamental de seguimiento y planificación espacial. No se trata solo de elaborar informes, sino de crear un proceso social para el cambio», añadió.
El «proceso social» es clave para el modelo de la IPBES. Los gobiernos miembros dan prioridad a los retos clave en materia de biodiversidad en los que la IPBES debe centrarse en su investigación y participan en el diseño de las evaluaciones. A través de revisiones continuas y un proceso de colaboración, se logra una integración entre la ciencia y la política.
Antes de su nombramiento en la IPBES, Dziba tenía una sólida trayectoria en el ámbito de la biodiversidad, tanto en su Sudáfrica natal como a nivel internacional. Se incorporó a los Parques Nacionales de Sudáfrica (SanParks) en julio de 2017 como director ejecutivo de Servicios de Conservación, que supervisa los Servicios Científicos, los Servicios Veterinarios, la Planificación de la Conservación y el Patrimonio Cultural.
Antes de incorporarse a SanParks, Dziba dirigió el área de investigación de servicios ecosistémicos del Consejo de Investigación Científica e Industrial, donde lideró un equipo de más de 50 investigadores en materia de biodiversidad, servicios ecosistémicos, sistemas costeros y observación de la Tierra.
Dziba ha sido copresidente de la Evaluación Regional de Ecosistemas de África, encargada por la IPBES y publicada en 2018. Ha sido también asesor de las delegaciones de Sudáfrica en las plenarias de la IPBES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) y el Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Lucha contra el escepticismo científico
Más allá de los factores bien documentados que impulsan la pérdida de biodiversidad —la contaminación, el desarrollo no planificado y el consumo insostenible—, Dziba identifica una amenaza emergente aún mayor: la credibilidad de la propia ciencia.
«Un reto cada vez mayor al que tendremos que enfrentarnos es la cuestión de la credibilidad de la ciencia que sustenta el trabajo de la IPBES», dijo Dziba.
«Queremos asegurarnos de que seguimos produciendo un trabajo creíble, relevante para las políticas, pero no prescriptivo, que permita a los gobiernos aprovechar los conocimientos y la información que generamos para tomar decisiones relevantes para las políticas», añadió.
Dziba como veterano conservacionista afirma que la IPBES ha destacado por proporcionar informes de evaluación científica innovadores que han servido de base para la formulación de políticas y la toma de decisiones sobre la conservación de la biodiversidad.
Creada en 2012, la IPBES reúne a más de 145 gobiernos miembros para proporcionar evaluaciones independientes y basadas en la ciencia sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Su misión es proporcionar conocimientos creíbles que sirvan de base a los responsables políticos e impulsen acciones sostenibles.
Dziba identifica las principales amenazas para la biodiversidad, entre las que se incluyen el crecimiento descontrolado de la población humana, el desarrollo no planificado, la contaminación y los patrones de consumo. Un reto fundamental es mantener la credibilidad del trabajo científico y, al mismo tiempo, producir conocimientos relevantes para las políticas —aunque no prescriptivos— que permitan a los gobiernos tomar decisiones informadas.
La primera Evaluación Mundial de la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas de la IPBES, publicada en 2020, destacó la necesidad de integrar las consideraciones sobre la biodiversidad en la toma de decisiones a nivel mundial en todos los sectores, ya que la conservación eficaz de la biodiversidad requiere un enfoque multifacético.
La evaluación señaló las alarmantes tasas de pérdida de hábitats, en particular en los bosques tropicales y los arrecifes de coral, y subrayó que las causas generales de la pérdida de biodiversidad están estrechamente relacionadas con el uso de los recursos humanos.
El Informe de evaluación sobre las especies exóticas invasoras y su control de la IPBES, reveló que más de 37 000 especies exóticas han sido introducidas por numerosas actividades humanas en regiones y biomas de todo el mundo.
El informe reveló también que el coste económico mundial de las especies exóticas invasoras superó los 423 000 millones de dólares anuales en 2019, y que los costes se han cuadruplicado como mínimo cada década desde 1970.
La solución a la pérdida de biodiversidad mundial, argumentó Dziba, reside en enfoques transformadores y «nexos· que aborden las cuestiones de manera holística.
«Tenemos que adoptar un enfoque nexo y no limitarnos a hacer pequeños ajustes cuando nos enfrentamos a problemas, sino buscar formas transformadoras de impulsar soluciones significativas que propicien el cambio», dijo.
Y añadió: «Creemos que podremos pasar a abordar cuestiones que tengan un impacto no solo a escala local, sino a una escala más amplia, que sean positivas para la biodiversidad y las personas».
Sobre como proyecta la IPBES influir en la política mundial ante el continuo declive de la biodiversidad, Dziba señaló que actualmente están trabajando en evaluaciones que mejoren la comprensión y el seguimiento de los planes mundiales de biodiversidad.
«Coproduce conocimiento con los Estados miembros y los expertos, garantizando que nuestras evaluaciones respondan directamente a las necesidades políticas», explicó.
Destacó la agilidad de la IPBES para abordar los nuevos retos, señalando los análisis de expertos durante la pandemia de covid-19 sobre los vínculos entre la biodiversidad y las pandemias, así como la integración de las consideraciones sobre el cambio climático.
«Solo las soluciones transformadoras pueden revertir la pérdida de biodiversidad y beneficiar a las personas en todo el mundo», señaló Dziba.
Sin embargo, existen modelos prometedores. Dziba señaló a título de ejemplo un caso convincente de la zona rural de Senegal, donde la lacra de la bilharzia se abordó no solo como un problema de salud, sino también desde la perspectiva de la biodiversidad.
La bilharzi, también conocida como esquistosomiasis o fiebre del caracol, es una enfermedad parasitaria producida por gusanos del género Schistosona. Las personas lo contraen al entrar en contacto con agua contaminada con las larvas y producen diferentes síntomas y dolores y pueden llegar a complicaciones crónicas en el aparato digestivo y el sistema urinario.
Dziba detalló que al abordar la contaminación y las especies invasoras que permitían la proliferación de los gusanos parásitos y utilizar las especies invasoras eliminadas como alimento para el ganado, las comunidades lograron reducir en un 32 % la infección en los niños y mejorar sus medios de vida.
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Los éxitos de África en materia de conservación, como la salvación del rinoceronte blanco y la protección de los hábitats de los primates mediante estrategias innovadoras basadas en la comunidad, son ejemplos de una conservación eficaz moldeada por la combinación de la ciencia y los conocimientos locales.
Dziba destaca el proceso de colaboración único de la IPBES: los gobiernos participan activamente desde el principio en el diseño y la revisión de las evaluaciones junto con los expertos, integrando tanto los conocimientos científicos como los indígenas.
Entretejiendo la sabiduría local
Una de las piedras angulares de la credibilidad de la IPBES ha sido su esfuerzo pionero por integrar el conocimiento científico con el conocimiento local e indígena.
«Hacemos un esfuerzo muy deliberado por integrar el conocimiento indígena y local desde el principio», dijo Dziba. La plataforma nombra a los poseedores de conocimientos como expertos, mantiene diálogos y cuenta con un grupo de trabajo específico para guiar el proceso. Esto garantiza que las evaluaciones reflejen una comprensión de cómo funcionan los ecosistemas y cómo afectan a las comunidades.
Equilibrar el desarrollo económico con la protección de la biodiversidad es un reto constante. Aunque no es un organismo normativo, la IPBES apoya a los gobiernos sintetizando las pruebas sobre la gestión sostenible y la conservación de los ecosistemas.
A fin de mejorar la colaboración mundial, Dziba afirmó que se compromete a reforzar las alianzas con organismos y convenios de las Naciones Unidas, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Estas alianzas son fundamentales para integrar el asesoramiento científico de la IPBES en las políticas y medidas internacionales.
Para Dziba, el éxito durante su mandato significa ofrecer evaluaciones oportunas y de alta calidad que den forma decisiva a la agenda mundial de biodiversidad después de 2030. También da prioridad a garantizar la sostenibilidad financiera de la IPBES mediante una financiación innovadora, que incluye la participación del sector privado y las fundaciones filantrópicas, una estrategia fundamental en medio de la incertidumbre económica mundial.
«Se necesitará algo más que publicar una evaluación», admitió. «Se necesitará una estrategia intencionada. La participación de las empresas y las organizaciones filantrópicas no se limita a la financiación, sino que consiste en reconocer los profundos vínculos que existen entre la biodiversidad y el desarrollo sostenible», añadió.
Su objetivo final es garantizar que, cuando se pregunte a los responsables políticos qué están haciendo para proteger la biodiversidad, sus respuestas se basen en la mejor información científica posible.
Dziba cree que, con el planeta en peligro, tender puentes entre la ciencia y la política es una tabla de salvación para detener la pérdida de biodiversidad y garantizar un futuro sostenible.
T: MF / ED: EG