BOKI, Nigeria – Durante los últimos 23 años, Gabriel Oshie ha iniciado sus mañanas en el llamado rancho Drill, en el Santuario de Vida Silvestre de la Montaña Afi, dentro del municipio de Boki, en el estado de Cross River, en el extremo suroriental de Nigeria.
Justo al amanecer, recorre un recinto eléctrico de la instalación y da bananos y otras frutas a los más de 200 monos dril que cuida, una especie en peligro de extinción.
Los monos dril, también conocidos como drilll (Mandrillus leucophaeus), se encuentran entre los primates más raros del mundo y son conocidos por sus caras de colores vivos y sus colas cortas.
Estos primates catarrinos están emparentados con los mandriles (Mandrillus sphinx), viven en grandes grupos liderados por un macho dominante y solo se encuentran en algunas partes de Nigeria, el suroeste del vecino Camerún y la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial.
Sin embargo, su número ha disminuido drásticamente debido a la deforestación, la caza y el comercio ilegal de vida silvestre. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uinc) estima que quedan menos de 4000 en estado silvestre.
«La vida silvestre es la belleza de la naturaleza», dijo Oshie, explicando lo que lo motivó a trabajar en la gran hacienda conservacionista. «Cuando ves a los monos drill, los bosques y otros animales, no puedes evitar apreciar su belleza. Pero es triste que la gente esté destruyendo la fauna silvestre a pesar de su importancia», acotó.

Delitos contra la fauna silvestre
Los delitos contra la fauna silvestre son el cuarto comercio ilegal más rentable a nivel mundial, con un valor de miles de millones de dólares cada año. Nigeria se ha convertido en un centro clave, con fronteras porosas y una aplicación débil de la ley que permite a los traficantes transportar marfil, escamas de pangolín y otras especies en peligro de extinción.
Las autoridades de este país de África occidental han intentado frenar el comercio cerrando los mercados de carne de animales silvestres y confiscando la fauna silvestre de contrabando.
En julio, el gobierno anunció la mayor redada contra el tráfico de fauna silvestre del país, al interceptar más de 1600 aves con destino a Kuwait en el aeropuerto internacional de la ciudad portuaria de Lagos, la más poblada del país y su antigua capital.
Sin embargo, los expertos advierten de que estos esfuerzos podrían fracasar si persisten las débiles leyes de conservación, la deficiente aplicación de la ley, la escasa sensibilización pública y la falta de detenciones o condenas.
«El estado de la biodiversidad en Nigeria se encuentra en una grave crisis», afirmó Rita Uwaka, administradora interina de Environmental Rights Action.
«Gran parte de nuestro paisaje forestal se ha agotado debido a la expansión de las plantaciones industriales, lo que ha provocado una pérdida significativa de especies vegetales y animales con efectos devastadores para las personas y el clima», añadió la activista ambienta.
Detalló que «también estamos viendo cómo los acuerdos de concesión otorgados a las grandes empresas de productos agrícolas contribuyen a aumentar la pérdida de biodiversidad.»
«Llegan con promesas de desarrollo, pero se les ceden vastas zonas boscosas, granjas familiares y tierras ancestrales, con repercusiones sociales, medioambientales y de género. En el proceso, talan bosques que deberían servir como centros vitales para la conservación ecológica», lamentó Uwaka.
Consideró que «los principales factores que impulsan la pérdida de biodiversidad en Nigeria se encuentran en el sector de los productos agrícolas, donde se asignan grandes extensiones de bosques y santuarios de vida silvestre a las empresas a expensas de las comunidades locales».
Los más directos afectados «son especialmente las mujeres y los grupos vulnerables, que sufren impactos diferenciados cuando se destruyen los bosques y la biodiversidad», añadió.
Preservar los driles
Dos conservacionistas estadounidenses, Liza Gadsby y Peter Jenkins, fundaron Drill Ranch en 1991 a través de su grupo sin ánimo de lucro, Pandrillus. Ahora, con más de 600 drills, es el proyecto de cría de esta especie más exitoso del mundo.
De camino a Botsuana con solo un visado de turista, Gadsby y Jenkins llegaron a Nigeria, donde se enteraron de un proyecto de conservación de gorilas en Boki. Allí descubrieron no solo gorilas, sino también monos dril, que antes de la década de los años 80 se creían casi extintos fuera de Camerún.
«En aquel momento se sabía poco sobre los drills, y estaban más amenazados que los gorilas en toda África. Por supuesto, la población local sabía que estaban allí desde siempre, pero la comunidad internacional los había redescubierto recientemente. Así que nos interesamos mucho por ellos», explicó Gadsby a IPS.
Durante más de tres años, lo que había comenzado como un viaje turístico dio un giro al recorrer el sureste de Nigeria y el suroeste de Camerún, recopilando información y persuadiendo a los lugareños para que entregaran los driles cautivos.
Establecieron un santuario en Calabar, la capital del estado de Cross River, que más tarde ampliaron a un hábitat natural en Boki. Trabajaron en estrecha colaboración con 18 comunidades de Boki, cada una de las cuales aportó guardabosques, a menudo antiguos cazadores, para patrullar los bosques y disuadir la caza furtiva. Sus esfuerzos dieron sus frutos, y los lugareños entregaron hasta 90 driles al proyecto.
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Hoy en día, el rancho alberga tanto driles criados en cautividad como nacidos en libertad, cada uno con un nombre y un número de tatuaje. Además de los driles, cuida de 27 chimpancés, una tortuga de caparazón blando y 29 loros grises africanos incautados a traficantes en 2021. En 2024, 25 loros fueron devueltos a su hábitat natural.
La presencia de Pandrillus en Boki, una de las mayores cubiertas verdes de Nigeria, contribuyó a impulsar los avances en materia de conservación en la zona. En 2000, tras una década de presión, parte de la reserva forestal, donde se encuentra el rancho, fue declarada santuario de vida silvestre por el gobierno.
«Llevábamos más de diez años presionando y proponiendo que una parte de la reserva forestal se convirtiera en santuario de vida silvestre», dijo Gadsby.
¿Un futuro sombrío?
La rehabilitación de los driles para su reintroducción en la naturaleza es el objetivo principal del proyecto, pero la rápida deforestación en Boki y Cross River lo está haciendo cada vez más difícil, según el director del rancho, Zach Schwenneker.
Con el floreciente comercio del cacao en la región, muchas personas se dedican a la agricultura para ganarse la vida, a menudo talando bosques, incluidas áreas protegidas, para el cultivo y exponiendo a los driles y otros animales del rancho a los cazadores furtivos.
El apoyo del gobierno nigeriano también está disminuyendo. Pandrillus recibía subvenciones mensuales para cuidar de los animales, pero la suspensión de esta financiación ha obstaculizado los esfuerzos de conservación.
Hoy en día, la finca conservacionista depende en gran medida de la ayuda internacional y las donaciones individuales.
Uwaka dijo que el Plan de Acción Estratégico Nacional para la Biodiversidad de Nigeria habría abordado eficazmente estas cuestiones.
Pero sostuvo que «el problema radica en la aplicación. Aunque las leyes parecen impresionantes sobre el papel, a menudo son ineficaces en la práctica debido a la debilidad de los sistemas de control».
«Incluso cuando existen dichos sistemas, son insuficientes para garantizar su cumplimiento. Deben ponerse en marcha políticas que no fomenten la caza furtiva, y debe haber marcos normativos sólidos para frenar la deforestación», aseguró la ambientalista.
Para Oshie, el cuidador de los driles en el rancho, el proyecto solo puede tener éxito si la gente valora la vida silvestre y la biodiversidad y deja de sentir la necesidad de cazar driles.
«Pero estoy aquí porque quiero proteger la naturaleza. Si no estuviéramos aquí, las actividades de tala podrían tomar el control, destruyendo los árboles y dañando a los animales», aseguró.
T: MF / ED: EG