NACIONES UNIDAS – La sesión de alto nivel de la 80 Asamblea General de las Naciones Unidas, del 22 al 30 septiembre, que congrega a jefes de Estado y de gobierno del mundo, se convirtió en una oportunidad para que el mundo se reúna y debata los temas más urgentes de la actualidad, desde el multilateralismo, la financiación mundial, la igualdad de género y las enfermedades no transmisibles hasta la gobernanza de la inteligencia artificial.
El cambio climático también ha vuelto a ser un tema clave este año, ya que los países presentan sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) antes de que se celebre en noviembre la 30 Conferencia de las Partes (COP30), en la ciudad brasileña de Belém do Pará.
En la Cumbre del Clima de este año, celebrada el 24 de septiembre en la sede de la ONU en Nueva York, más de 114 países intervinieron en la Asamblea General para presentar sus NDC ante el secretario general de la ONU y los líderes de Brasil, como anfitrión de la COP30.
Si bien estos planes de acción climática son una muestra de su compromiso con el cambio climático, los países deben ir más allá y demostrar su compromiso con acciones.
Para algunos jóvenes, como la paquistaní Zunaira, de 15 años, existe una desconexión entre las declaraciones de los líderes y las medidas que realmente toman. Incluso en foros climáticos como la COP29, que tuvo lugar en Bakú, la capital de Azerbaiyán, «solo se elaboraron políticas… solo se hicieron declaraciones, pero no se tomaron medidas reales».
«En todos los países es así, ya sabes; solo dicen palabras vacías y nos hacen promesas vacías a nosotros, los jóvenes y los niños», declaró la adolescente a IPS.
El Índice de Riesgo Climático Infantil (CCRI, en inglés), creado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), mide el riesgo climático para los niños, centrándose tanto en su exposición a los peligros climáticos y medioambientales como en su vulnerabilidad subyacente.
El índice evalúa 56 variables en 163 países para determinar qué naciones exponen a los niños a un mayor riesgo por los efectos del clima. Se estima que alrededor de 1000 millones de niños residen actualmente en estos países de alto riesgo.
Zunaira cree que los gobiernos y los líderes mundiales deben incluir las voces y perspectivas de los niños a la hora de planificar políticas climáticas eficaces. Observó que quizás solo 3 % de los Estados miembros que asistieron a la COP29 incluyeron y escucharon realmente las voces de los niños en sus debates sobre las políticas a adoptar.
Esta tampoco es una demanda nueva, ya que, según señaló, otros jóvenes defensores del clima han pedido una mayor participación de los niños en conferencias anteriores, pero esto apenas se ha reflejado en las negociaciones.
Zunaira vino a Nueva York para participar en la Asamblea General a través del Laboratorio de Movilización de Jóvenes Defensores de Unicef, una iniciativa que reconoce los logros de los jóvenes defensores del fondo y ofrece a los defensores de los niños la oportunidad de establecer contactos y compartir ideas y experiencias.

La defensora del clima de 15 años, procedente de la suroccidental provincia paquistaní de Baluchistán, compartió su investigación sobre los efectos de las inundaciones en la educación de las niñas, basada en sus experiencias en 2022.
Las inundaciones de 2022 en Pakistán, que afectaron a más de 33 millones de personas y causaron la muerte de 647 niños, devastaron comunidades que no estaban preparadas para adaptarse a los cambios extremos provocados por el cambio climático.
La relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático es evidente para Zunaira y otros jóvenes como ella, aunque algunos miembros de la comunidad no lo reconozcan de inmediato y lo descarten como un fenómeno natural.
A través de un programa de investigación sobre políticas organizado por Unicef Pakistán, Zunaira investigó el impacto de las inundaciones en la educación de las niñas cuando solo tenía 12 años.
Visitó Sakran, una de las zonas propensas a las inundaciones del estado, donde entrevistó a personas de una aldea cercana en el distrito de Hub, en Baluchistán. Allí habló con 15 niñas en edad de secundaria. Describió cómo la devastación de las inundaciones arrasó literalmente las chozas que solían ser sus escuelas.
Según Unicef, sus conclusiones «pusieron de relieve que las inundaciones habían agravado las desigualdades educativas» y «obligado a las niñas a refugiarse en alojamientos temporales, lo que interrumpió su educación».
«El estudio también destacó algunas intervenciones prometedoras y pidió una mejor preparación para los desastres en las escuelas e infraestructuras resistentes a las inundaciones para salvaguardar la educación de las niñas. La investigación subrayó la urgente necesidad de estrategias integradas que combinen la resiliencia climática con la equidad de género», añade.
Zunaira señaló que, con la devastación provocada por las inundaciones, muchos niños no tenían escuela a la que volver.
Ella y muchos otros estudiantes perdieron la oportunidad de asistir a la escuela debido a las interrupciones. En algunos casos, la escuela más cercana se encontraba a más de 40 kilómetros de donde vivían algunos estudiantes, por lo que parece haber pocas razones para enviarlos de vuelta a la escuela.
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También es necesario invertir en la construcción de infraestructuras resistentes al clima que puedan soportar condiciones meteorológicas extremas, como las inundaciones. Las comunidades locales necesitan tanto inversiones como recursos para cumplir este objetivo, ya que, de lo contrario, no tendría mucho sentido construir una nueva escuela para ver cómo vuelve a ser arrasada por las aguas.
La necesidad de adaptarse al clima es algo que la comunidad internacional debe apoyar, como se ha visto con el Fondo de Respuesta a las Pérdidas y Daños.
El mensaje de Zunaira a los líderes mundiales es que deben animar e incluir a los niños y jóvenes en los debates sobre el clima. Tampoco deben reducir las experiencias vividas a estadísticas y deben ser conscientes de las vidas que han cambiado para siempre o se han perdido a causa de una catástrofe climática.
«Deberían pensar en esto… no es solo una estadística. Es algo que se ha perdido en la vida, y miles de hogares y miles de personas, ya saben, han sido desplazadas y han perdido la vida. Así que esto es algo que los líderes mundiales deben saber: que no son solo estadísticas, son vidas reales», instó la adolescente paquistaní.
T: MF / ED: EG