GINEBRA – Con disculpas formales, búsqueda de la verdad, conmemoración, apoyo médico y psicosocial, y compensaciones, los Estados y otras entidades deben redoblar esfuerzos para brindar justicia reparadora a los africanos y afrodescendientes, planteó un nuevo informe de la Naciones Unidas.
Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo que “los Estados y otros actores deben implementar un enfoque integral que incluya reparaciones en diversas formas. Para ser eficaz, este enfoque debe considerar plenamente la red de vínculos entre el pasado y el presente”.
La oficina de Türk, la Acnudh, divulgó este miércoles 3 un informe, sobre promoción y protección de los derechos de africanos y afrodescendientes, que estudiará la próxima semana en esta ciudad suiza el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que reúne a 47 Estados de todas las regiones.
El informe concluye que la justicia reparadora de los legados de la esclavitud, la trata de africanos esclavizados y el colonialismo es clave para desmantelar el racismo sistémico que afecta a los africanos y a las personas de ascendencia africana.
Señala que, “en medio de cierto retroceso en los compromisos con la justicia racial, las medidas necesarias adoptadas por los Estados, las empresas, los grupos religiosos, las universidades, los museos y otros siguen siendo limitadas”.
Es una velada alusión a las medidas impulsadas en el ámbito cultural por el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump.
Trump dictó en abril una orden ejecutiva titulada “Restablecer la verdad y la cordura en la historia estadounidense”, dirigida al Instituto Smithsonian, que administra instituciones culturales y, entre ellas, el muy concurrido Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana en Washington.
La orden argumenta que “ideología divisiva, centrada en la raza” ha presentado a nación estadounidense como “inherentemente racista, sexista y opresiva”, por lo que faculta al vicepresidente, James Vance, para revisar propiedades y presentaciones que “dividan a los estadounidenses en función de la raza”.
El informe de Acnudh señala que las iniciativas y los procesos de justicia y reparación “deben basarse en la historia y el contexto local, responder a las demandas cambiantes de las comunidades y centrarse, en particular, en las experiencias específicas de las mujeres afrodescendientes”.
Los Estados “deben renovar su compromiso con la lucha contra la injusticia racial, reconociendo los profundos daños actuales de las prácticas del pasado, y protegiendo a quienes combaten el racismo sistémico y promueven la justicia reparadora”, dice el documento.
Para ello, los africanos y las personas de ascendencia africana “deben guiar el diseño y la implementación de estas medidas mediante una participación significativa, inclusiva y segura”, agregó.
El informe señala iniciativas de algunos Estados y otros entes, como la revisión de los espacios públicos para identificar, eliminar o contextualizar a quienes están vinculados con personas involucradas en la esclavitud, la trata de africanos esclavizados o el colonialismo en varios Estados europeos.
Distintas instituciones académicas han realizado o financiado investigaciones externas sobre su propia historia, han presentado disculpas, han ofrecido oportunidades educativas a las comunidades de descendientes y han creado monumentos conmemorativos.
Algunas empresas también han tomado medidas claras para reconocer sus vínculos con el pasado, incluso mediante la investigación.
Varios grupos religiosos han emprendido iniciativas para revelar la verdad, y se han comprometido a otorgar subvenciones.
Se han presentado reclamos de indemnización ante tribunales en múltiples jurisdicciones, y los argumentos jurídicos asociados han impulsado movimientos públicos más amplios y fomentado la presión política en favor del cambio.
El informe pide más investigaciones y propuestas de políticas sobre cuestiones estructurales y sistémicas más amplias, incluidas la justicia climática y ambiental.
Türk dijo que “los líderes políticos tienen la responsabilidad de ofrecer respuestas creativas, eficaces e integrales a las demandas de justicia reparadora. Ante todo, los Estados deben tomar estas medidas, y los grupos religiosos, las empresas y otros deben afrontar su propio pasado y explorar vías concretas para la reparación”.
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