NACIONES UNIDAS – La Asamblea General, compuesta por 193 miembros y máximo órgano de la ONU, tomará la decisión definitiva sobre la propuesta de reestructuración de la organización, que incluirá recortes de personal, la fusión o eliminación de departamentos y el traslado de organismos de la ONU de lugares de alto costo a otros de bajo costo.
Quizás uno de los mayores temores es que miles de empleados de la ONU, que no son residentes permanentes ni ciudadanos estadounidenses, junto con sus familias, tengan que regresar a sus países de origen después de vivir aquí durante años, o incluso décadas, porque pierden su estatus de visado de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas.
El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo a los periodistas el 25 de agosto que el secretario general, António Guterres, presentará un presupuesto revisado a la Quinta Comisión en las próximas semanas.
Sin embargo, describió los recortes propuestos como «algunas reducciones de personal dolorosas».
Señaló que las que se han propuesto y se propondrán a la Asamblea General serán los Estados miembros quienes tendrán que tomar esas decisiones.
Stephanie Hodge, antigua empleada del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) (1994-1996 y 1999-2004) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) (2008-2014), declaró a IPS que «la reforma» de la ONU parece significar un recorte de 20 % en todos los ámbitos, como si el liderazgo pudiera medirse con una cortadora de césped.
«Lo que realmente ocurre, por supuesto, es que los matones, los aduladores y los supervivientes que se comportan de forma servil con los superiores y con los subordinados se aferran a sus puestos, mientras que el personal técnico, el que realmente trabaja, es el primero en salir por la puerta», remarcó.
La humillación para el personal es real, señaló.
Muchos pasan durante meses por delante de las mismas oficinas de la ONU en las que trabajaban, esperando una llamada prometida que nunca llega. Y ahora, miles de personas en Nueva York que no son ciudadanos estadounidenses ni residentes permanentes se enfrentan a un destino aún más duro: cartas de despido, documentos de deportación y décadas de servicio descartadas en nombre de la «eficiencia», dijo Hodge.
«La ironía es brutal: una institución fundada para proteger los derechos ahora está dispuesta a pisotear los derechos de los suyos. Familias desarraigadas, medios de vida destruidos, deber de cuidado abandonado. Esto no es una reforma, es hipocresía institucional, y vacía de contenido los valores que la ONU dice defender»» argumentó.
La ONU predica «no dejar a nadie atrás». Al parecer, eso excluye a los suyos, declaró Hodge, evaluadora internacional y exasesora de la ONU que ha trabajado en 140 países y escribe sobre gobernanza, reforma multilateral y equidad climática.
Un exfuncionario de la ONU declaró a IPS: «Sé que sería casi inhumano interrumpir abruptamente la vida de las personas en mitad de sus carreras y la educación de sus hijos, a menos que se proporcione una compensación adecuada a los afectados. Bueno, todavía no sabemos qué piensa hacer la ONU».
Mientras tanto, un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que prevé perder 600 empleados en su sede de Ginebra debido a los recortes en su presupuesto para 2026-2027, según escribió el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una carta enviada al personal, según la plataforma mediática Devex.
«Con una reducción de 21 % en el presupuesto para 2026-2027, ahora estamos reajustando nuestras estructuras con nuestro mandato principal», escribió Tedros, describiendo la reestructuración en curso de la OMS en respuesta a los recortes de financiación de los donantes.
El director general de la OMS añadió: «Algunas actividades se están eliminando, otras se están reduciendo y las que están más directamente relacionadas con nuestra misión se mantienen. En la sede, según las estructuras definitivas aprobadas, prevemos aproximadamente 600 despidos».
Cuando se le pidió su opinión, Purnima Mane, expresidenta y directora ejecutiva de Pathfinder International, y antigua directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), dijo a IPS que la reforma de la ONU se ha considerado en general un proceso positivo para racionalizar su funcionamiento y alcanzar sus objetivos de manera más eficiente.
Sin embargo, señaló que, reconociendo que la reforma de la ONU debe tener como objetivo ayudar a la organización a cumplir sus metas y lograr lo que es bueno para todos sus beneficiarios, incluido su personal, el proceso de reforma se pone en tela de juicio cuando se produce en un contexto de restricciones principalmente financieras.
«La reestructuración organizativa propuesta, impulsada en gran medida por la probabilidad de una reducción de la financiación, corre el riesgo de sacrificar las consideraciones humanas y el impacto en los objetivos más amplios de la ONU», planteó Mane.
Aunque la decisión final sobre la reestructuración propuesta corresponde a la Asamblea General, dijo, lo que sabemos hasta ahora es que la reestructuración propuesta incluirá recortes de personal la fusión o eliminación de algunos departamentos y el traslado de organismos de destinos de alto costo a otros de bajo costo.
A través de sus debates, ha quedado claro que las Naciones Unidas están considerando la posibilidad de programas de separación anticipada (separación voluntaria por mutuo acuerdo) que pueden resultar atractivos para algunos, especialmente para aquellos que están cerca de la jubilación.
Sin embargo, la opción más drástica es la fusión o eliminación de algunos departamentos (y quizás incluso organismos) y la posible reubicación de organismos.
Las dos últimas opciones plantearán importantes retos logísticos, pero al considerar esta decisión, también hay que prestar atención a los problemas a los que se enfrentará el personal como consecuencia de ello.
Por ejemplo, al personal destinado en los Estados Unidos que no es ciudadano ni residente permanente, así como a sus familias, les resultará difícil adaptarse a estos cambios.
No solo interferiría en la vida de las familias del personal de las Naciones Unidas, algunas de las cuales llevan años viviendo en los Estados Unidos, sino que también les privaría de importantes prestaciones en los próximos años, incluidas las más esenciales, como el seguro médico y los planes de jubilación, que a menudo pueden ser insensibles al aumento del coste de la vida en esos países a lo largo del tiempo, afirmó.
«Encontrar un empleo alternativo con su estatus migratorio será aún más difícil para los exempleados, especialmente en un mercado laboral generalmente difícil. Además de perjudicar gravemente el bienestar del personal y sus familias, estas medidas también privarían a la agencia o agencias de las habilidades que permiten a la ONU actuar con prudencia y rapidez y alcanzar sus objetivos finales, todo ello a costa de los beneficios obtenidos y los que están por venir», consideró Mane.
Si bien los recortes son sin duda dolorosos para la ONU en su conjunto, son más dolorosos directamente para el personal y sus familias. Sin embargo, a menudo existe la sensación de que los empleados de la ONU son «privilegiados», tanto económicamente como en otros aspectos.
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En este contexto, algunos podrían considerar que el bienestar de los empleados no es siquiera una cuestión de menor importancia. Es de esperar que los miembros de la Asamblea General sopesen cuidadosamente las opciones, teniendo en cuenta tanto el coste humano como el impacto de estos recortes en los objetivos que persigue la ONU, advirtió.
«Hacer que la ONU se centre en cambios estructurales importantes y en la reducción de personal a costa de la moral de los empleados, especialmente en un momento en el que un mundo inestable necesita más que nunca un organismo unido y que funcione bien, podría poner en grave peligro lo que la ONU ha logrado hasta ahora y, por supuesto, poner en peligro lo que pretende ofrecernos en los próximos años», dijo Mane.
T: MF / ED: EG